domingo, 6 de febrero de 2022

Cigüeñas y marmotas

 

    En la semana de las predicciones meteorológicas y ritos religiosos relacionados con el aumento de las horas de luz diurna en el hemisferio norte, nuestra Candelaria se enteró de la muerte de la marmota célebre de los últimos años, que se asusta si ve su sombra por la acción del sol y entonces interpretamos que el invierno todavía tiene una parte notable que no ha llegado y por eso la marmota se vuelve a su madriguera.

    Pero es que además, por San Blas –al día siguiente- ya no es noticia la aparición de la cigüeña. Por una simple razón: Ya hace años que las aves que traían a los niños de París cuando yo era pequeño, -en esta ciudad había un comercio de prestigio que se llamaba así, La cigüeña de París,- esas aves ya no necesitan irse a buscar alimentos a tierras más templadas porque se pueden ir arreglando con nuestros inviernos suavizados. La semana terminaba con la celebración de Santa Águeda, que tampoco puede ser lo que era porque las mujeres ya gobiernan. Menos de lo que podrían y deberían, en atención a su proporción en el conjunto de la población, pero gobiernan. Sin ir mucho más lejos, esta ciudad ya hace años que tiene alcaldesa.

    No puedo afirmar que lo haga mejor que sus antecesores en el cargo, todos hombres y del mismo equipo político. Y lo siento de verdad. Rige la ciudad en la que vivo y en la que nací. Cuanto mejor lo haga, mejor. Pero es necesario subrayar que son todos del mismo equipo. Ella y sus antecesores. Sin sacar los colores a nadie por contar el periodo entre 1937 y 1979, es decir, contando solo desde esa última fecha, el Ayuntamiento de la capital no ha tenido mudanza. El equipo de gobierno siempre ha sido del mismo color.

    No tiene nada de extraordinario que se les hayan agotado las ideas. Tener ideas frescas durante ochenta y cinco años, incluso durante cuarenta y tres, no puede ser fácil. Y así, pasa lo que pasa y la ciudad no está mejor, pierde oportunidades, perdemos fondos europeos por no solicitarlos en tiempo y forma; los servicios externalizados cada vez cuestan más y son menos eficientes; una parte del equipo de gobierno pierde votaciones y  por falta de costumbre -atención- demanda judicialmente al Ayuntamiento.  Dentro de poco esta ciudad puede ser un manifiesto contrario a cualquier teoría neoliberal. Como en qué-buen-vassallo-si-oviesse-buen señor –Mio Cid también es mío- si la oposición, si el conjunto de las oposiciones, se pudiera entender alguna vez… Aunque solo fuera para abrir ventanas y levantar alfombras…

    Bueno, en esa semana de Candelaria, San Blas y su cigüeña y Santa Águeda también el marco de la España plural ha habido verbena sonada. La nueva legislación laboral está/estará en vigor por una bonita carambola de más de una banda. Como en el asunto de la luna y el dedo, ahora nos pasaremos semanas tratando de aclarar si los agentes sociales, Patronal y Centrales Sindicales, CEOE, CCOO y UGT tienen algo que ver con la soberanía o si los representantes de la soberanía son extraterrestres. Y también lo de las imágenes que cotizan por cientos o miles de palabras: Quienes votaron no y pusieron cara de susto en los segundos en que creyeron haber ganado, que en el fondo, era perder y lo sabían.

    Los señoritos jugando con las cosas de comer los demás, la mayoría. Ya pasó en Gran Bretaña hace casi seis años y todavía no se les ha pasado el susto. Votaron a favor del Brexit y al día siguiente las televisiones entrevistaron a miles de arrepentidos. Los tiquismiquis y las purezas virginales, me aburren soberanamente. Sumar, hacer mayorías, es difícil de entender que no se entienda. ¿Todavía hay quien pueda ignorar quiénes son los ganadores si gana la inestabilidad, la de aquí, la de Ucrania y la de Taiwán?

No hay comentarios:

Publicar un comentario