Ochenta y cinco años después de la creación del Consejo Interprovincial de Santander, Palencia y Burgos y a cuarenta años de la aprobación del Estatuto de Autonomía para Cantabria, el regionalismo ha conseguido ser la opción política mayoritaria en esta región. Lo entiendo. Es como ganar partidos por incomparecencia del contrario. Todos cambiamos, crecemos, maduramos. O no. El presidente Revilla mucho antes de llegar al cargo, cuando peregrinaba por todos los pueblos y el PRC tenía dos diputados en el Parlamento regional, criticaba lo que otros querían para Cantabria y él rechazaba: “Vamos a ser una región de camareros”. Cualquiera que me conozca sabe que a muchos de mi familia la hostelería nos ha dado de comer durante cuatro generaciones: Un
hermano de mi abuela, en Cuba. Mi padre y varios de sus hermanos, aquí, en Cádiz, en Madrid y en California. Una de mis hermanas y mi cuñado, en Barcelona y en Torrelavega. Algunos de mis sobrinos, en Torrelavega y en Bilbao… O sea, que el oficio de camarero, para mí, es al menos tan digno como cualquier otro.Revilla coincidió siete años de vicepresidente de Cantabria en coalición con el PP y con Aznar en La Moncloa y otros siete de presidente regional coaligado al PSC, en tiempos de Rodríguez Zapatero. Y tres años más con Rajoy y va para cuatro con Sánchez. No parece que tras toda esa gestión en el timón de la región pueda ir por ahí pidiendo a la Providencia que el verano llegue hasta noviembre. Estamos en el paralelo 43º y pico y noviembre es estadísticamente el mes más lluvioso por aquí. Si se habla de alargar la temporada veraniega ¿Tiene algo contra mayo y junio nuestro presidente? O sigue por ahí con la primera ocurrencia que se le cruza. ¿No le preparan los discursos para un marco como FITUR?
Por otro lado, circula un video que no me atrevo a creer que sea real, con el presidente de Cantabria jugando a virólogo-meteorólogo y contando cómo cree él que llega el virus cuando sopla el nordeste. Solo espero que el video esté trucado. De lo contrario, alguien tiene que empezar a parar el amor por las cámaras que tiene nuestro presidente. Hay otro frente abierto, o abriéndose, entre el regionalismo oficial y parte importante de la ciudadanía. Y hay otro video que circula en relación con la nueva ley del suelo que los regionalistas quieren aprobar y que parece que no será con sus socios de gobierno. La barra libre para edificar en terreno rústico supone matar, o herir gravemente los huevos de oro de lo que Revilla considera ahora nuestro mayor tesoro: El turismo, con temporada de seis meses, la hostelería… Y que inventen/investiguen otros.
Y no acabo. Tenemos en el puerto de la capital, hace meses, un muro de la vergüenza. Un muro potencialmente asesino, coronado con cuchillas, que se pretende extender a muchos más kilómetros del perímetro portuario. Las razones dadas hasta ahora sonrojarían en un aula de preescolar. Hay miles de firmas de ciudadanos que piden que no se extienda y que se retire lo ya instalado. Esas cuchillas han desaparecido de la frontera terrestre de Ceuta y Melilla. Concertinas es un nombre que parece suavizar la finalidad. Son cuchillas destinadas a herir gravemente o a matar. El tema hace tiempo que trasciende a la Autoridad Portuaria, a su Consejo de Administración, a su Presidente y a su Director. Entre otras cosas porque todos ellos son nombrados o propuestos por el Gobierno Regional.
Y uno de los partidos de ese gobierno, el socialista, se ha desmarcado claramente en esta ocasión. O sea, Revilla no puede seguir de perfil en este tema. Ni el portavoz parlamentario de los regionalistas, señor Hernando. Los Derechos Humanos son, deberían ser, un compromiso mayor que el de acudir a leer uno de los 30 artículos de la Declaración Universal los 10 de diciembre invitados por Amnistía Internacional. Tomarse eso tan en vano es muy poco digno.