Después de casi veinte meses sin salir de España, sin salir de una parte pequeña de España, las últimas vacaciones escolares nos han llevado a Sicilia. Aquí van algunas notas de ese viaje reciente. Tenía un compromiso conmigo mismo de no dejar que se acabase este mes sin hacerlo público. Así, esta entrada al blog, la 578, no va a contar con muchas notas de actualidad como la mayoría de las otras. Quedan todavía unos días de este mes. Es posible que todavía aparezca una entrada, digamos, normal.
La llegada al aeropuerto de Palermo nos produjo un primer disgusto, básicamente por falta de información. Después de desempolvar el pasaporte covid, green pass en Italia, y un prolijo tele interrogatorio antes de obtener la tarjeta de embarque, nos encontramos con una ley regional de la Asamblea de Sicilia, del pasado mes de julio, por la que los viajeros procedentes de ciertos países, España entre ellos, incluso los ciudadanos italianos que iban en nuestro vuelo, debíamos pasar un test de antígenos antes de salir a la calle…
Con más de una hora de retraso y cayendo la noche, llegamos al hotel. Deambulando por el barrio antiguo, próximo al puerto, nos encontramos con Il Piccolo Napoli una trattoria que nos sirvió una cena impresionante después de hacernos mostrar nuestro green pass… El pasado más reciente de esa isla pesa mucho y ayuda a fantasear con algunos rostros que parecen surgidos de películas de hace 70 años… No conozco lo suficiente sobre las relaciones entre la mafia y el desembarco aliado de 1943, pero ese desembarco está muy presente en muchos rincones de la isla. Tan presente como la pasta en todas sus formas, colores y sabores. Ya nos ha ocurrido en otros partes de Italia. Si te va la pasta, la que comes aquí tiene poca relación con casi todas las demás. Incluso con la que hacemos en casa los verdaderos aficionados. El tomate y algunas hierbas marcan las diferencias.He podido viajar alrededor de una docena de veces a distintas regiones de Italia. En todas ellas me he sentido bien acogido, pero la gentileza de la gente común de aquí, nos ha superado: Un taxista de Palermo que nos perdonó unos céntimos para no cambiar un billete de 50€. Conductores de autobús, ferroviarios de distinta graduación…Una tormenta casi tropical en vísperas de nuestro viaje nos disuadió de utilizar un coche de alquiler. Hemos salido ganando con la experiencia. En la parte de Patrimonio, la isla supera la media del país que es muy alta, desde el dórico arcaico a… todo lo demás. Suman, para españoles con sensibilidad mediterránea, las historias compartidas durante siglos.
Experiencias de cinco estrellas: Nadar en Punta Secca, el 3 y 4 de noviembre, sabiendo que en la imaginación de Camilleri esa es la playa en la que se baña el comisario Montalbano. Dormir y desayunar en su casa, algo que no iba exactamente premeditado y que se arregló literalmente sobre la marcha… Ahora que la serie televisiva sobre el comisario ha popularizado las imágenes, no sé si es necesario insistir en la belleza de esa zona de la isla, Agrigento, Ragusa, Noto y Siracusa. No será muy común que la reseña de Noto, al margen de una auténtica inflación de barroco, sea publicitar lo amables que fueron los empleados del supermercado ARD de la plaza de la estación. Con ésta en obras y sin consigna utilizable, nos permitieron dejar nuestro equipaje en el despacho del gerente.
En Siracusa, desde allí el tren nos devolvió a Palermo para
volar a España, cometimos, por puro cansancio, el único error gastronómico del
viaje, con una cena poco paisana. Compensada al día siguiente con un almuerzo
muy tradicional. En Il Forestiero las
arancini y la pasta son puro lujo,
como los manteles blancos de hilo en una casa de comidas con un estilo aparente
bastante pasado de moda. La recomendación para comprar cannoli en una pastelería
vecina, merecería que ambos, los del Forestiero y los del Dolci
momenti, se enterasen de la satisfacción que nos procuraron.
Y Palermo. Principio y final del viaje. Mucho patrimonio y
más suciedad urbana. La Capilla Palatina, una joya con entrada bastante cara, a
la que hay que sumar 0,50€ si se quiere utilizar el W.C… Un rey de España y
Sicilia, preside un rincón emblemático de la ciudad y nadie debería perderse,
aunque no es fácil llegar en el autobús urbano, la visita a Monreale, aunque no
sea nada más que por la vista panorámica que proporciona su altitud. Muchas más
cosas quedan en la memoria aunque una semana no da para mucho más. Una isla
para volver.
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