domingo, 14 de noviembre de 2021

Reinosa en la memoria

 

Mientras el panorama político se oscurece por un lado, podría parecer que se ilumina por otro: frente al trágala de los grupos que sostienen al gobierno con la propuesta infumable del PP, que ha convertido a un ciudadano muy poco recomendable en miembro del Tribunal Constitucional durante nueve años y con un sueldo suculento, se opone la luz de Valencia que es muy especial. Ayer ha podido empezar allí otro nuevo proyecto que podría resultar apasionante. Al menos una de las dirigentes reunidas habrá reparado en que se cumplían cien años de otra ilusión, la que llevó a separarse del partido socialista a quienes creían en vías más rápidas para la emancipación de los sin nada. EL PCE celebra su centenario con dos ministros en el gobierno.  Mi edad y el desgaste de todo el sistema político hacen que mi ilusión sea entre nula y muy escasa. Odón Elorza y Cayetana Álvarez de Toledo pueden conservar más dignidad que todos los compañeros de sus grupos parlamentarios juntos. En vez de una medalla les puede caer una sanción. Tengo una fotografía propia  que no me voy a resistir a publicar aunque la prevista para hoy era otra. Está tomada en Agrigento, Sicilia, hace un par de semanas y es bastante fácil de entender: La mafia mata, el silencio también.  El silencio es una opción personal pero tiene beneficiarios.

El viernes se estrenó en Reinosa un documental sobre los acontecimientos vividos en esa ciudad en la primavera de 1987. El marco de un conflicto laboral, de una pugna por el mantenimiento del empleo industrial en un territorio con alta especialización en ese sector, se vio desbordado y se fue tratando por las autoridades, de manera creciente día a día, como un conflicto de orden público. El esquema es muy parecido y hay numerosos casos en toda España. Y no solo en ese momento histórico. Toda nuestra historia contemporánea tiene cuentas en ese rosario. Incluso algunas pinturas relevantes del siglo XIX muestran esas escenas de enfrentamiento entre trabajadores y fuerzas del orden.

Lo más inesperado de lo ocurrido en Reinosa en 1987 es que, por primera vez desde la Guerra Civil, los trabajadores pudieron pensar que tenían un gobierno más cercano a sus intereses. El delegado de aquel gobierno en Cantabria, Pallarés (Pinochet se añadía en el pareado de la protesta); el director general de la Guardia Civil, Roldán,  que acabó siendo muy famoso incluso antes de entrar en la cárcel; y el propio ministro del interior, Barrionuevo, que también acabó en la cárcel y fue indultado por el gobierno de Aznar; todos ellos y algún mando de la Guardia Civil, produjeron un resultado final que demostró que la confianza de los trabajadores en aquel gobierno era bastante ilusa. Año y medio más tarde la mayor huelga general vivida en España en medio siglo lo certificó. La reacción de muchos medios de comunicación, con una distancia temporal como la que existe en este momento, solo puede calificarse de vergonzosa.

El documental, alejado de cualquier tentación panfletaria, y con notables testimonios de quienes vivieron aquellos sucesos, puede calificarse de joya. Además de un homenaje al trabajador asesinado en aquellos sucesos, Gonzalo Ruiz, creo que la obra de Vicente Vega ensalza la dignidad de la ciudadanía de Reinosa, de su conjunto, no solo de los trabajadores más afectados por los despidos. El próximo jueves 18 habrá una segunda proyección en la Filmoteca de la calle Bonifaz en Santander.

Han pasado 34 años. Reinosa y su comarca han perdido población y empleos industriales en proporciones muy superiores al resto del territorio regional. Nuestro presidente polifacético acaba de volver de Bruselas, de su primer viaje institucional a la capital de la Unión, después de ocho años de vicepresidente del gobierno regional y catorce de presidente. Ha traído las manos llenas de… humo. Nada. Se lo recordaba a toda plana la portada del diario más diario de todos los diarios, el día de su regreso. El error histórico de no haber apostado por una línea férrea del siglo XXI que nos uniera a Bilbao, al Mediterráneo y al resto de Europa, en su primer mandato como presidente, lo vamos a pagar muy caro. El tren de Revilla se retrasa más que los de Renfe. La batalla de Reinosa, ahora, es si el ancho europeo le va a llegar o se quedará en Alar o Aguilar. Pero nunca llegará a la costa, con lo cual el futuro de toda la comarca es bastante oscuro.

 

 

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