domingo, 9 de mayo de 2021

Monedero y Einstein

 

Tenía cita para la segunda dosis el 5 de mayo. Ha sido una suerte. No solo por estar ya vacunado. Acudir al centro de salud me ha librado de un montón de sesudos análisis sobre lo ocurrido el martes 4 en Madrid. Es cierto que antes de salir de casa ya llevaba en mi pantalla interna el mapa de la comunidad capitalina que, como la muñeca, iba vestido de azul. El mapa no lo dice todo pero dice mucho. Pero España tiene un mapa en el que Madrid representa menos del 2% del territorio y un 15% de la población. Desde Madrid no se ve bien pero un 40% de esa población total tiene una lengua propia distinta al castellano. Y en casi todos esos territorios, salvo en Galicia, la derecha y la extrema derecha no suelen sumar. En el País Vasco y Catalunya, el PP está directamente desaparecido… Traducir el 4 de mayo madrileño a la escala española puede tener interés partidista y del corto plazo. Nada más.

El perfil del candidato socialista, máximo perdedor de la jornada, no da para una guerra sucia. Salvo que ya lo tengas en la familia, a Gabilondo cualquier ciudadano/a le puede querer para cuñado, o suegro, o jefe de escalera. No lo hizo nada mal como ministro de Educación y, seguramente, hubiera sido un magnífico presidente de la comunidad madrileña, como cabeza de la lista más votada hace dos años. Pero de jefe de la oposición, en estos dos años tan difíciles… no ha ejercido.  Y no será suya toda la responsabilidad pero alguna debe tener. Que, ahora, con arritmia por medio, todo va a ser buscar malotes por otros sitios. A Mónica García, en cambio, los votantes de izquierda se lo han reconocido.

Sé que en un contexto de auge del populismo como el que vivimos hace tiempo, agarrarse a los datos frente a las creencias, puede estar pasado de moda. Pero, yo soy muy de los datos. No voy a negar que la desaparición de C,s o la jubilación anticipada como político de Pablo Iglesias no tengan su importancia, pero la comunidad madrileña lleva desde 1995 gobernada por el Partido Popular. Recurriendo cuando ha hecho falta a… lo que haya hecho falta. Incluyendo la compra-venta de diputados. Anteriormente, entre 1983 y 1995, la comunidad estuvo presidida por Joaquín Leguina, que, comprobado recientemente, como izquierdista, tiene un  recorrido limitado. O sea, que si el terremoto del que se va a seguir hablando durante meses se puede reducir a los seis escaños que han cambiado de un bloque a otro… no es mucho más que un argayo. Eso son datos. Después vienen las interpretaciones.

Desde que los gurús se han adueñado de las lecturas, los dirigentes están un tanto embobados aunque alguno/a podía ya venir bobo/a de casa. Entre los gurús con mando en plaza, no hace mucho he citado en este blog a M.A.R. que parece que está cómodo detrás de las cortinas y no como cuando hacía de portavoz de Aznar, con la lata de enfrentarse a diario a los periodistas. Al otro gurú, al de la Moncloa, no le pongo cara, pero con un poco de memoria se puede recordar su carácter más mercenario. Iván Redondo ha fabricado los mensajes a un alcalde xenófobo de Badalona y a un dirigente del PP vasco antes de convertirse en el valido de Pedro Sánchez. Me pregunto, por antiguo, recuerden que ya tengo las dos dosis inoculadas, ¿no hace falta comulgar un poco con el mensaje que se lanza a la arena política? ¿Es un puro agente comercial? ¿Le da igual vender camisas que calamares congelados?

Dos puntos para acabar. No solo han sido Leguina y el hijo de Nicolás Redondo los que han trabajado a favor del triunfo del PP en Madrid. Además de los medios cavernícolas, otros llevan tiempo en una cruzada personal contra Pablo Iglesias y contra este gobierno. Alguno se ha desvivido incluso por aclarar que Ayuso ha tenido muchos votos prestados. Y alguno sabe de lo que habla.  Vuelvo al titular, lo que no se recomienda en los estudios de comunicación.

Hay mucha costumbre y chistes y chirigotas carnavalescas que hacen mofa de los obreros de derechas. “Nada más tonto” se viene a decir. La falta de respeto se podría manejar en determinados contextos de confianza, amistad, intimidad… Pero es absolutamente inadmisible en un personaje que no sé si llega a gurú. Juan Carlos Monedero ha dado su versión de los obreros de derechas metiendo por medio a Einstein. No sé cuánto sabe Monedero de la teoría de la relatividad pero acompaño un texto clásico, de Friedrich Engels, en el prólogo de la edición de 1895 a “Las luchas de clases en Francia” de Karl Marx, un texto que sin duda Monedero conoce y trabaja con sus alumnos. Ahí está una clave que a los antiguos nos suena, y que está pasada de moda. La labor “larga y perseverante” es la que los partidos de izquierda llevan lustros sin practicar. A pesar de todo, algunas veces, los resultados avalan las posiciones de los altos mandos… Pues, enhorabuena a los premiados.

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