Si alguien pudiera ver el borrador de esta entrada
verificaría que se dedicaba básicamente a las cosas de nuestra alcaldesa que,
con tal de ocupar papel o imagen y
habiendo incorporado hace tiempo que lo importante es que hablen de una aunque
sea bien… Ha anunciado cuando ya sonaba el gong, que no tenemos este año Semana
Grande. Con todo lo que se ha suspendido este año, podría parecer que nuestra
semana de fiestas estaba entre las más relevantes del país. No es el caso. Y hasta los San Mateo de Logroño, para los
que todavía faltan dos meses, ya han anunciado la supresión. La Casona de Becedo
no necesita fiestas, es una fiesta perpetua.
También ha sido la semana de los denominados frugales.
Frugal, dice la RAE que es alguien parco en comer y beber. Alguien se ha equivocado
etiquetando. Es verano y la culpa se la llevará algún becario. Pero que Países
Bajos o Suecia o Dinamarca, escoltados por Finlandia y Austria, quieran pasar
por frugales… Le debe rechinar al diccionario y a mí y a muchos/as más,
supongo. Si algunos países de los más ricos, en las circunstancias actuales, no
son solidarios, la Unión Europea ya ha entrado en respiración asistida. Algunos
de esos supuestos frugales ni siquiera confiaron en la moneda común… Pero una
parte de su riqueza depende de nosotros.
Yo el viernes decliné una oferta para comprar una plancha de marca holandesa y
procuraré no echar gasolina en una determinada compañía holandesa, ni volar,
cuando vuelva a volar, con una compañía holandesa…
Los países más poblados, que por esta vez parecen ir unidos,
también deberían forzar el final de su competencia desleal, su auténtico dumping
interno. Sin armonía fiscal cada vez vamos a tener más dificultades para que la
Unión siga navegando. Una cosa es que la Historia común nos hable de piratas,
corsarios, bucaneros y filibusteros y otra que bien entrado el siglo XXI se
siga tolerando.
Pero esta es una semana muy señalada en mi calendario
familiar y necesito concentración. A la hora de escribir esto todavía no sé si
ya ha amanecido en Bruselas pero mañana es el aniversario de la muerte de mi
madre y mi pensamiento está con ella, con una vida que nunca fue fácil. Nacida en la resaca de la
gripe de 1918; 17 años y la mayor de cinco hermanas al empezar la Guerra Civil;
casada y con cuatro hijos cuando el plan de estabilización de 1957 hizo impacto
en la economía familiar… Trasmisora de cierta manera de hacer las cosas que ha
conectado el matriarcado rural en el que nació con la vida urbana a la que
llegó al casarse en 1940 … Mi madre, buena gente, comprobado, si había alguna
duda, el día de su funeral, cuando una vecina tomó la palabra y pidió un
aplauso para ella… Han pasado ya 14 años y me sigue emocionando ese recuerdo.
En aquellos mismos días del verano de 2006 se confirmó otra
mala noticia que acabaría desembocando en la muerte de mi compañera de más de
treinta años, pero en esta semana, el miércoles 22, celebraré con nuestro hijo,
el aniversario 43º de la boda que nos legalizó. 22 de julio de 1977, primera
sesión en Las Cortes después de la Guerra Civil. Lo otro no figura en los
libros de Historia pero es mi historia y quiero que quede por aquí. Algún día
mis nietos es posible que lean alguna de estas páginas.
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