Publicado en El
Faradio el pasado miércoles, 11 de marzo
“La renovación de la
sede central del Banco, el Banco aquí no necesita apellido, en el corazón de la
ciudad, (…) Una promesa de hace un par de semanas que trato de cumplir. Hay una
actuación en marcha, todavía en fases previas a las obras físicas, que sin duda
va a transformar un hito de esta ciudad. Siendo yo muy pequeño, no recuerdo las
obras, escuchaba a mi padre un chiste de la época que decía que al nuevo arco
del Banco se le llamaba de Cuelgaduros.
Hace sesenta años y con pocos meses de diferencia,
se inauguraron el mausoleo de Cuelgamuros y el cuartel general de los Botín en el Muelle.
Mi padre y los de su
generación, nacidos poco después de la muerte de nuestro gran escritor, no
llamaban Paseo de Pereda al Muelle. El Muelle era el Muelle desde el siglo
XVIII, desde que los ilustrados derribaron las murallas de la Puebla Nueva para
que la ciudad creciera hacia el este. Tampoco sé si Boulevard fue una
denominación popular duradera. En mis tiempos de colegio todavía cantábamos al
valor del marinero con un remo en la
mano frente a cincuenta señoritos paseando por el Muelle (…)Ese nodo de tránsito de la primera a la
segunda fase del Ensanche sigue siendo testigo de una buena parte de la vida de
esta ciudad. Y va a cambiar. Con alguna polémica. Yo diría que menor. Parece
que las fuerzas de la polémica se agotaron contra el edificio de Renzo Piano, el de enfrente. ¿Cada vez
más Botinburgo?
Como el rey,
protegido constitucionalmente contra cualquier tipo de desmán –rabiosa actualidad-
también tenemos acuñada la doctrina Botín, por parte del Tribunal Supremo. O
sea, que algo de eso puede haber. Y políticos vasallos que no van a enfrentarse
nunca a esa familia con decisión. Dicho eso. ¿Preferiríamos no tener el Centro
Botín? Muchos lo hubiéramos colocado en otro lugar, pero entre tenerlo o no
tenerlo, tampoco tengo dudas. Ahora, el cierre parcial del arco por la
renovación estructural y funcional del edificio, me parece un tema menor. Otras
familias de menos renombre han actuado en el mismo espacio protegido con mayor
o menor licencia o sin ninguna. Y con mayor o menor acierto estético. Va prueba
gráfica actual.
Y en contraste, otra
prueba gráfica obtenida hace pocos días. En uno de los lugares con fama de
hortera para la cultureta europea, vicio y corrupción de series televisivas y
largometrajes: El distrito art déco de Miami está tan virgen como hace un siglo,
cuando se edificó. A nadie se le ha ocurrido, o no ha obtenido permiso, para
hacer una ventana más grande, o para unir dos, o ensanchar una galería o
recrecer áticos y sobreáticos… Todo el muestrario de horrores que se puede
contemplar en nuestro Muelle.
¿Apruebo el proyecto
de Chipperfield? Con reparos. Alguna de las obras efectuadas en los edificios
de esa primera línea del escaparate ciudadano, sin embargo, propondría
revertirla. Y termino. Las polémicas sobre actuaciones urbanas no van a cesar y
es bueno que no cesen. Está en la propia definición del espacio urbano su
dinamismo y los cambios nunca van a contentar a todos. A la parte de la
administración hay que reclamarle equidad en los tratos, y la responsabilidad
de la vigilancia. Urbanística en este caso. Cuando se cruza la variable social
el costal de la harina cambia. Las fuerzas no son infinitas. Me parece más
oportuno, en este momento, gastar fuerza de choque en impedir casas de apuestas
cerca de establecimientos escolares.
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