Si un amigo alemán, ateo y socialista de izquierdas, o
comunista, me felicita los domingos de Adviento, que alguien me explique por
qué no puedo yo, antes de que acabe el año, publicar un relato de una semana
del verano pasado que me había prometido a mí mismo que saldría sin que se
acabase agosto, o el verano o… Es que esta segunda quincena de diciembre, que
estrenamos hoy, tiene bastante de vertiginosa.
Pues sí, sigue todo entre mal y fatal y los noticieros se ocupan de esas cosas y yo,
que para eso soy autónomo, hoy me vuelvo atrás cinco meses y es 14 de julio y
entramos en Francia por un paso de Behobia bastante tranquilo y comemos bocata
en una playa de las Landas y dejamos el coche en la estación de Facture-Biganos
y llegamos a Burdeos con tiempo para alcanzar el hotel en bicicleta, cenar
junto al río en un restaurante dominicano y ver los fuegos artificiales desde el
puente de piedra. El dispositivo de seguridad impresiona. Han pasado muchas
cosas y siguen pasando. Esta misma semana, en Estrasburgo, unos colegas han
tenido que permanecer en el hotel con sus alumnos durante casi 48 horas.
Hay una tormenta nocturna que presagia una mala jornada para
empezar a pedalear. No es así. Un tren regional nos deposita en la Pointe de
Grave después de haber atravesado los viñedos del Médoc. Comemos
anticipadamente y tras 35
kilómetros muy cómodos llegamos al Logis de
Montays–Montalivet. Cenamos allí mismo. En la terraza, y vemos la final del
Mundial de Fútbol que, casualmente, gana Francia. Nos sorprende la tranquilidad
con que se acoge el triunfo. Aunque antes de medianoche sí que hay algún
vehículo haciendo sonar sus bocinas. Nueva tormenta nocturna y nuevos miedos para el día siguiente, otra vez
sin razón.
Unas obras, poco después de la salida del pueblo, nos hacen
abandonar el carril bici para desembocar en…la magnífica duna costera! Hay que
echar pie a tierra y ayudarnos del gps del teléfono. Con todo, los 50 kilómetros hasta
Lacanau se nos hacen cortos. Nos bañamos en Hourtin y llegamos a tiempo de
comer a nuestra hora española en la terraza de la habitación, con espléndida
vista al Atlántico. Una amiga francesa, con muchos más años de residencia en
Santander que en su país natal, está de vacaciones con dos de sus nietas.
Pasamos con ellas la tarde y cenamos en su VTF La Forestière.
La tercera etapa es corta y después de 33 kilómetros que nos
llevan menos de dos horas, así de llano es el territorio, llegamos al Relais de
la Praya en Lège, después de pasar por otro de los centros naturistas más
famosos de la costa atlántica. Por la tarde nos acercamos a la playa del Grand
Crohot, sumamos 20
kilómetros más y la etapa queda más redonda. Cenamos en
familia con los propietarios, pero el desayuno se convierte en una Babel. No
somos los únicos ciclistas.
El miércoles hacemos una Lège-Cap Ferret-Lège que suma 52 kilómetros que
siguen siendo muy cómodos. Avistamos la gran duna de Pilat donde estuvimos el
año pasado y nos movemos a ratos por concentraciones ciclistas imposibles de
pensar todavía en España. Cenamos en la terraza del Diners, un establecimiento de
estética sesentera americana pero muy
agradable y de buen precio.
La etapa de jueves tiene dos partes y una intermedia
neutralizada. Tras alcanzar el coche en Facture-Biganos, 30 kilómetros, nos
desplazamos hasta Mimizan. Otro hotel de ambiente surfero y vistas a la mar.
Por la tarde nos acercamos a la playa de Lespecier y entre la ida y la vuelta
sumamos 14 kilómetros
más. Cena con mejillones y descubrimiento, en el paseo nocturno, del monumento
a los aviadores del Pájaro Amarillo: Lotti,
Assollant y Lefébvre, que en junio de 1929 llegaron a Mimizan desde Oyambre,
donde había tenido que aterrizar por falta de combustible. Tampoco le pusieron
aquí lo suficiente para llegar a su meta: París.
La última etapa se convirtió en la más larga: Mimizan-Saint
Girons-Mimizan, 68
kilómetros, muy fáciles, como todos los demás. Y ya el
sábado vuelta a casa con importantes lluvias al atravesar Guipuzcoa. En
definitiva, una semana del verano bastante singular. Recordada cuando faltan
pocos días para el invierno…