En este caso no se trata de un musical, ya nos gustaría a
algunos. El lunes voy a estar lejos. Sigo atado a las vacaciones escolares
después de jubilado. Soy un afortunado. Además pongo distancia, lo que sumará
alguna sordina al monumental chapuceo en que se desenvuelve nuestra vida
pública desde hace dos meses o cinco años o… media vida.
Estoy sin acabar de hacer la maleta pero el lunes puede que
tenga dificultad para el acceso a una zona wifi que me permita publicar lo que
podría haber escrito con más reflexión. Dejando claro que estoy en un bote
pronto, me parece impresentable, lo de los unos y lo de los otros. Si se ha
estado a milímetros del acuerdo hacia el mediodía del jueves,- cuando el
problema más serio parecía que las elecciones autonómicas iban a coincidir con
un Madrid-Barça nada menos que en otro 20D- las irresponsabilidades compartidas acabarán
pasando factura a los dos lados de la fractura. A todos.
Y sí, sigo estando orgulloso de mi equidistancia. No acabo
de ver un detalle que me aproxime un milímetro a ninguno de los dos bandos. Uno juega con fuego como en
el recreo de un colegio. El otro ha encontrado el paraguas gigante que
necesitaba para guarecerse de los chubascos judiciales que le caen por ser un
partido eminentemente corrupto.
Equiparo el respeto a la ley, básico, fuera de ella solo hay
caos y ganancia para los más poderosos, con la necesaria adaptación de la misma
a los cambios sociales. Si no nos parece muy civilizado el principio del Talión,
si condenamos formas de discriminación que no hace tanto tiempo estaban en los
códigos legales, debemos abogar por escucharnos y ver que se puede hacer para
legalizar una reivindicación que puede ser aspiración muy firme de un,
aproximadamente, 5% de la población.
Lo cual ni de lejos significa que ese 5% deba imponerse al
95% restante. El intento de imposición se ha justificado precisamente en la
falta de cauce adecuado… dicho todo eso, me parece que la credibilidad de los
dirigentes de los dos bandos que por el momento no se disparan, es muy escasa,
al menos para mí. Y que los alumnos de primero de arte dramático hubieran hecho
una puesta en escena mucho más digna el
jueves 26. Y seguramente esa tónica va a seguir en los actos de hoy y de
mañana. Los aplausos de los senadores del PP al anuncio del cese del gobierno
de Catalunya recuerdan lo ocurrido con la guerra de Irak. Aquello no ha acabado
pero salvo los traficantes de armas, nadie dice que vaya bien.
Y sí, si Mariano
Rajoy hace de trilero, en la práctica, con el término diálogo, eso es justo
lo que necesitamos. El otro es un alcalde de pueblo y las alcaldadas están en
el diccionario de la RAE. Cualquiera de
las dos acepciones es válida para el caso:
que abusa de su autoridad.
Más
aplausos para Mariano en el Senado. Falta un cuarto de hora para las once de la
mañana y es viernes 27 de octubre. El enésimo día histórico de las últimas
semanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario