lunes, 21 de agosto de 2017

La por


El miedo en algunas lenguas cercanas es femenino. La peur, la grande peur de la revolución francesa o la paura italiana. Ahora que algunos ciudadanos se enteran, y ya era hora, que hay lugares de la Península donde se hablan lenguas diferentes, ahora cometemos errores de número. Dejemos el género. No tinc por, es singular. Lo dice cada uno. Lo podemos gritar miles o millones a la vez. Y nos damos fuerza unas a otros y otros a unas, pero no deberíamos traducir tinc como si fuera tenim.

Se podría esperar otro inicio. Sí. El jueves pasado me sentí tan mal que las emociones me salían en forma de lágrimas, por donde salen las lágrimas. El viernes estaba peor. Le dije a una amiga catalana que había escrito algo coherente respecto al crimen de las Ramblas que yo no podía escribir. Y no podía. La mayoría  de los que leen esto lo saben: Quince de mis años de edad tienen vecindad administrativa en Barcelona.

Supongo que soy más barcelonés/barceloní que lo berlinés que se proclamó John F Kennedy en su momento. Y duele tanto que ocurran estas cosas… También saben la mayoría de los que me leen que me duelen mucho otras cosas que pasan. Y que están relacionadas con esta. Pero la cercanía duele más. Ya lo argumenté después de alguna salvajada ocurrida en París. Quien trate de poner todo el dolor en el mismo plano debe ser que ha tenido mucha suerte en su vida y no le ha tocado todavía dolor cercano. Pero suele ser cuestión de tiempo.

El sábado quizá podría ya haber escrito. Pero me pareció que una de las mejores respuestas al terrorismo es seguir con nuestra vida normal. Bañarte en la playa con o sin bañador, como sea costumbre. Beber moderadamente pero por consejo sanitario… Yo suelo escribir los lunes y hoy es lunes. También es verdad que el viernes vi una bolsa de viaje aparentemente abandonada en una esquina de la calle Canalejas y durante unos segundos aflojé el paso. Después apareció la propietaria y se la llevó. Hay que tener el miedo justo. El que proteja nuestras vidas para seguir con ellas.  

Se han leído, desde el primer bote, tantas animaladas, tantos comentarios irresponsables, que parecía que había un empeño en igualar la acción criminal de las Ramblas con las reacciones en medios de comunicación y en redes sociales. Asco enorme. Mi recuerdo del éxito de Pi de la Serra, el viernes a primera hora, si els fills de puta volessin no veuriem mai el sol, tenía esa intención transversal. Hay muchos granos de arena en el planeta y un intento frecuente para que haya tantos tontos o bestias como granos.

Después, cómo no, también he podido leer algo sensato. Me ha gustado una reflexión en Jotdown que enfrenta la culpa a la autoridad. La culpa se pregunta qué hemos hecho para que unos jóvenes nos causen tanto daño y la autoridad se pregunta que hueco no hemos cubierto bien para que nos puedan causar ese mismo daño. Una actualización del viejo dilema orden contra libertad. Y luego está alguna versión del más rancio cuñadismo patrio. Si se puede culpar al gobierno autónomo catalán, a su policía… aunque solo sea sembrar la duda.

El viernes por la noche apagué la radio. La misma que me mantuvo informado durante horas. Un contertulio habitual se pasó de rayas. Cuando ha habido atentados similares en Francia, Alemania, Suecia, Gran Bretaña…qué sentido tiene apuntar si la policía, me da igual si se refería a la autonómica o a la otra, ha hecho bien sus tareas informativas. No tengo imágenes televisivas. Pero hay un video circulando de un sacerdote católico en su homilía de ayer. Nada que envidiar a los clérigos más radicales del Islam. La alcaldesa de Barcelona en este caso como corresponsable del crimen. Y de paso la de Madrid. Un par o más.


Por último, la inmensa mayoría de la ciudadanía. No solo en Barcelona. Por ejemplo haciendo recular a una banda fascista que pretendía sacar rentabilidad del crimen o llenando de mensajes en positivo las redes. Y un subrayado propio. Teniendo en cuenta en que momento del contencioso Catalunya-resto de España estábamos, hay que ser muy poco inteligente para jugar el binario ellos/nosotros. Ellos, quiénes son?

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