lunes, 10 de marzo de 2014

Bicentenario



Una entrada a este blog de hace más de tres años tenía un título similar.


Se acercaba el bicentenario de la promulgación de la Constitución de 1812… No he percibido ninguna noticia sobre los bicentenarios que van cayendo en estas últimas semanas. Solo conmemoraciones locales van señalando el final de la presencia francesa en nuestras tierras, Castro Urdiales, Laredo o Santoña lo han celebrado o lo van a hacer. En diciembre de 1813 el Tratado de Valençay reconocía a Fernando VII como rey legítimo de España.

En estos primeros días de marzo se cumplen doscientos años de su viaje por Toulouse y Perpignan hacia Figueras, donde fue oficialmente recibido en territorio español. Todo el viaje, espacial e ideológico, culminó el 4 de mayo. En dos meses España regresó al pasado. Se restauró ese día la monarquía absoluta y quedó fuera del tiempo y el espacio toda la obra de las Cortes de Cádiz. El pasado sábado, en las manifestaciones del día de la mujer, supongo que más de una, y más de uno, pudo tener alguna sensación similar. España viaja al pasado a una velocidad de crucero muy apreciable.

Acercándonos en el tiempo, un repaso a lo que ocurría hace un siglo es también vertiginoso. El plano inclinado hacia la guerra registraba ya una pendiente imposible. Y no era un periodo de paz. En México la revolución avanzaba y solo hacia unos meses, en agosto en Bucarest, se había puesto fin, supuestamente, al conflicto balcánico. Otros aniversarios casi redondos, el 75º aniversario, nos llevan en este mes de marzo a los actos finales del aperitivo de la II Guerra Mundial. En Madrid la España republicana se enzarzaba en una disputa interna que ayudó notablemente a que la guerra civil española no se vea, con carácter general, como una parte del gran enfrentamiento que se oficializaría en septiembre de aquel año. Y además, coincidiendo en el tiempo, Checoslovaquia desaparecía del mapa. Hitler se imponía de nuevo a las democracias occidentales.

Los aniversarios… No siempre sirven para lo que deben. Para aprender las lecciones de la Historia. Mañana se cumplen 10 años de los atentados a los trenes de cercanías de Madrid. Acabo de leer que una de las madres, Pilar Manjón, de las víctimas de aquel día no puede encontrar el consuelo que el tiempo procura en los duelos. Aquel atentado tiene, como las bombas de acción retardada, secuelas imprevisiblemente largas.

Esta semana tenemos también un aniversario, muy redondo, en la historia familiar, y doloroso, la interesada no puede celebrarlo, pero su hijo y yo, y otros familiares, lo haremos. Ese es el aprendizaje vital. Ese mismo día, 12 de marzo, pasado mañana, se cumplen, me da pereza restar pero se que son 28 años, del referéndum que sobre la permanencia en la OTAN, organizó el primer gobierno de Felipe González. Aquel presidente del gobierno que levantó tantas esperanzas y que creía que su sucesor estaba estudiando COU, cuando ya era subinspector de Hacienda en Logroño. Ese día en que nos amargaron la fiesta del cumpleaños, también el de mi amigo Miguel Solana que compartió la celebración, puede que fuera el del inicio de lo que después se llamó desencanto.

Y este fin de semana Elena Valenciano, cabeza de lista del PSOE para las elecciones del próximo mayo, ha invitado al electorado en su mitin malagueño a probar con la izquierda, como en Andalucía. Valenciano tuvo momentos más lúcidos en su carrera política. Yo, últimamente, he percibido en sus mensajes una línea directa con el declive de su partido de los años 90, el tiempo del desencanto. Ahora su invitación me parece arriesgada. No debería insistir. Corre el riesgo de que una parte notable del electorado le haga caso y pruebe con la izquierda y puede que una parte de esa parte no identifique al PSOE actual con una fuerza de izquierda. Al fin y al cabo, en Andalucía no gobierna en solitario.


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