Volver. Estos verbos de movimiento que confunden en algunas
lenguas hasta el punto que nunca se sabe si van o vienen. Algunos. Algunas.
Irse de la lengua. Irse, en otro sentido, no apto para horario infantil, que
también en algunas lenguas es venirse, incluso en la nuestra, entre algunos de
sus hablantes. Los expresidentes de gobierno se van, de la lengua, sin duda. El
resto no me consta. Aznar ha tomado
nota, se ha quedado con las caras de los suyos. Ya no le quieren. González cree que Rubalcaba es el mejor y de la misma le deja desarmado. Y claro,
Alfredo anuncia que vuelve. Dando la razón a todos los que habíamos observado
que se había ido, que no habían estado. Y de paso, advierte que quien compitió
con él la última vez no es muy lista.
El otoño se va calentando en el sentido metafórico a la vez
que se enfría en el real. En Valencia saltan chispas en torno a uno de sus
focos más señalados en lustros. La televisión pública, emblema de la propaganda
política del gobierno regional, campeona e iniciadora de la telebasura
en los espacios públicos, se viene abajo. Arruinada. Con una plantilla
que ha crecido de forma tumoral. Pagando favores, pagando muy bien. Creando
empleo ficticio. Hasta el final.
Ahora, trabajadores de ese medio confiesan de que forma
han trabajado, manipulando la realidad,
obligados a manipular la realidad. Hasta el punto que un accidente de metro con
decenas de muertos no existió en ese medio. Oigo a dos periodistas de prestigio,
de un mismo medio, discrepar sobre si el periodista debe ser un héroe en su
trabajo. Son cosas de las que no se discute cuando se habla de un médico, de un
arquitecto, de un camarero, de un funcionario de cualquier departamento… Comportamiento
profesional. Si eso es heroísmo, heroísmo para todos.
Y luego, en el plano regional, Torrelavega aparece una
semana más en la columna de hecho desgraciados. La ciudad vive una situación
excepcional y toda la comarca. Y saltan chispas a diario. Y el alcalde, que ya
ha demostrado que políticamente, el resto a mi no me importa mucho, no es el
más listo de la ciudad, sigue apuntado al papel de bombero pirómano. No es el
único entre los de su profesión. En este humilde blog hace solo un par de
semanas ya dije que a “alguien le va a pillar la revolución
intentando un bonito juego de palabras que merezca unos segundos en
Telecantabria”
El alcalde de Torrelavega, quizá todo el PP de esa ciudad,
está apuntado a eso. Cita a su posible sucesora con una rima fácil, alcaldesa
por sorpresa. Cuando se es alcalde de un municipio sociológicamente no
muy favorable, en Torrelavega los conservadores necesitaron 32 años para
acceder a la alcaldía, y eso se hace en minoría, 10 frente a 15 concejales de
la oposición, hace falta algo más que cierta afición a la poesía para gobernar.
Después encontramos la fractura de los socialistas. No sé si alguien puede
garantizar ahora mismo que los 8 concejales del PSOE puedan votar la moción de
censura si finalmente se llega a presentar.
He abrazado mi hospital, Valdecilla, el sábado pasado junto a miles de ciudadanos. A algún
diputado del PP le contaría, ante un café y sin un milímetro de crispación las
razones por las que lo he hecho. No creo estar manipulado por nadie. Vivo de mi
pensión pública. Nunca he vivido de la política. Cuando tuve relación con la
política activa, hace más de 30 años, eso costaba dinero y algo más. Espero
tener, al menos, la misma credibilidad que el, que ellos. Más credibilidad
democrática que algunos políticos del partido gobernante, quizá también de
algún otro partido, que tienen fotos brazo en alto muchos años después de
morirse el dictador. En el valle de los caídos o en otros lugares.
Y me parece que si especialistas en economía de la salud
afirman que la política, los políticos, están agravando la situación del sistema
nacional de salud, debo prestar algo más de atención a esa afirmación que a la
de un político interesado en que le salgan las cuentas a su partido y que antes
de las próximas elecciones puedan cortar una cinta sin pensar demasiado en lo
que ocurra después.
Más que todo lo anterior me duele hoy Filipinas y todo su
dolor de hoy, más que esa dolorosa imagen de ayer, de un ciudadano ruso
desnudo, con sus testículos clavados al suelo en Moscú. Como si desnudarse en
Moscú, en noviembre, no fuera suficiente dolor. El alcalde de Torrelavega, el
PP de Cantabria, todavía no se ha enterado de lo que es una protesta radical.
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