lunes, 19 de agosto de 2013

Banderas



¡Andoni! ¿Quieres una? ¡Que te pongan tres! En mi pelea con el candado de la bici, a la salida de la compra de una bombilla, oigo una voz ligeramente bronca, que con una cierta sonrisa se dirige al tal Andoni, con d, a quien no veo entre la marea humana que inunda el Corro de Campios a las ocho de la tarde. El verano parece que está siendo muy generoso en cuanto a visitas y consumo en Comillas.

Parece que en la tienda en la que he comprado la bombilla, en la que me conocen, en la que ya conocían a mis padres y abuelos, y a mis hermanos y a mis tíos y primos, parece que además de bombillas y  muebles y electrodomésticos y cualquier cosa que se necesite en casa o en la playa, parece que también venden banderas, con riguroso escudo constitucional. No sé si voy a cambiar en el tiempo que me quede de vida pero a mi me parece, hoy por hoy, más necesaria una bombilla que una bandera.

A la compañera de Andoni, una mujer que en su lugar de origen tipifican como morroska/jatorra, el encuentro de la bandera le ha producido, al parecer, cierta alegría o sorpresa o las dos cosas a la vez o vaya usted a saber. El caso es que ha gritado el nombre de Andoni, con d, mientras agitaba la bandera y le hacía la pregunta del inicio.

A mi me cuesta poco confesar que tengo un lío con las banderas. De pequeño, cuando en la ONU había 60 o 70 estados independientes creo que las conocía todas, a través de mis colecciones de cromos y del libro de geografía. Después llegó la revolución del África subsahariana y más tarde la caída de la URSS y ahora ya no debe haber casi nadie que se sepa todas las banderas estatales, más de 200.

Cuando ya había crecido un poco más aprendí que entre las singularidades de nuestra España, y producto de nuestra Historia, teníamos más de una bandera. Como los grandes. Quién no ha visto la bandera confederada en muchos jardines del sur de Estados Unidos, y en pubs y camiones .Aquí durante la dictadura franquista las banderas partidistas de Falange y Requeté acompañaban a la nacional en todos los actos públicos. En justo equilibrio los derrotados en la guerra mantenían la tricolor en el fondo de sus desvanes. Esa bandera republicana que ha ido ganando espacio en la calle en los últimos años.

Estoy bastante convencido que Andoni y su morroska le tienen más cariño a una bandera con los colores de la italiana y el dibujo de la británica, pero yo a esa le tengo el respeto suficiente para no hacer la mínima ironía sobre ella. Ciertamente la morroska de Andoni no dijo nada ofensivo. Probablemente ni los miembros de la Brunete mediática que veranean en la villa se hubieran sentido citados de lejos. No estoy nada seguro que por lo mismo, en el partido de vuelta, pongamos con la ikurriña en Elorrio o Arrasate, no se hubiera montado un pequeño lío. Pelillos a la mar.

Creo que las banderas, como los nombres de los dioses, no deben tomarse en vano. No me gustó lo de la morroska/jatorra pero últimamente he visto la bandera oficial de España a la altura del betún, en alpargatas, y lo que me parece más ofensivo, en collares de perros. Y a poca distancia de la actuación de la morroska de Andoni, tres días más tarde, he visto a un adolescente con la bandera española en forma de escarapela gigante en su camiseta y la leyenda los españoles primero Que supongo que será bueno ir traduciendo a las lenguas de los países donde se van instalando los españoles ahora que en nuestro país se han puesto las cosas tan mal gracias, entre otras cosas, a los sobre-cogedores sobre-sueldos que han tenido algunos que seguramente tendrán la bandera en las bragas y los calzoncillos. Porque la variedad de chorizo patriota está de moda esta temporada.

Y no quiero mencionar a un ministro que parece que hace negocio con el asunto de las gasolineras flotantes en el último escaparate de banderas: La bahía de Algeciras

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