jueves, 5 de enero de 2012

Tarjeta amarilla


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Víspera de Reyes. Cumpleaños del rey. La segunda aparición de la vicepresidenta del gobierno, el presidente parece que va a contar las suyas con algún instrumento de mucha precisión, ha contado con algo menos de laca que la primera. El video que la ha relacionado con la simpática Lisa Simpson parece que ha batido muchas marcas. Tantas que ya se ha retirado del sitio web más popular ¿Autocensura o censura?
Menos laca y alguna afirmación, de pasada, así como de algo con muy poca importancia, “se van a pagar las pensiones” Ah! ¡Qué tranquilidad tan grande! Solo comparable a la que teníamos los que no nos habíamos planteado lo contrario. Van a tener razón los amigos de unos amigos que, parece que siguiendo consejos del director de su agencia bancaria, llevan varias semanas comprando alguna divisa extranjera. Todo da igual en este momento.
Lo mismo que es muy difícil que un árbitro saque tarjeta amarilla en los primeros minutos de un encuentro, tampoco es fácil que nadie le vaya a ajustar cuentas al PP por todo lo que está haciendo que dijo hace pocas semanas que no iba a hacer. PM (Presidente Mariano) reparte estopa con alegría. No necesita ni aparecer. El contrario está en el otro rincón y no para de sangrar por la ceja. Por la ceja y quién sabe si tiene lesiones internas. Puede aparentar que está sonado.
Las relaciones históricas, y tan poco modernas, entre partido y sindicato, ¿en qué situación se encuentran? El máximo dirigente de UGT puede justificar casi todas las medidas del gobierno y uno de los aspirantes a dirigir el partido, nuestro paisano Alfredo P Rubalcaba, presenta su candidatura en los locales de UGT ¿un guiño a qué o a quién?
No lo tiene nada fácil el partido socialista, ni la izquierda en general. Quién sabe cuánto tiempo falta para que se vaya abriendo paso otra vez la idea de que son necesarios y que defienden los intereses de la mayoría. Los errores se han convertido en ladrillos que se arrojan ahora a sus dirigentes y, a veces, a sus afiliados de base.
La redefinición de la socialdemocracia, con un alcance como mínimo continental, es urgente. No recuerdo un marco de crisis semejante al actual del que se haya salido con políticas como las que aparecen ahora como las únicas posibles. Las que aceptó el gobierno del PSOE en mayo de 2010. Aceptadas y no explicadas. Una buena parte de los cuatro millones de votos desaparecidos están por ahí. Pero la socialdemocracia ganó sus mejores laureles en un marco de capitalismo civilizado, gestionando con más eficacia que nadie ese capitalismo civilizado.
Si el capitalismo se echa al monte, si es que no se ha echado ya, qué papel queda para que lo juegue la socialdemocracia. Al final, el éxito electoral del PSOE en 2004 y la reválida de 2008, no han sido más que una prórroga, agónica al final, de algo que ya aparecía como un problema teórico relevante en el cambio de milenio, de hecho desde la desaparición de la URSS. El predominio neoliberal en los grandes países europeos imposibilita que la Unión juegue otro papel. ¿La salida? No me gustaría que fuera  como en la mayoría de lavabos públicos, al fondo a la derecha. Hay demasiado sufrimiento para demasiada gente en juego.

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