Con la sensación de que el titular puede confundir, empiezo la escritura semanal. Lo hago desde Barcelona, como había prometido. Lo hago con unas horas de retraso debido a la acumulación de actos a los que he asistido. La ciudad en la que he pasado la cuarta parte de mi vida sólo se ha vestido de mediterránea para las últimas horas de esta visita. La lluvia me ha acompañado desde que llegué.
Ya sé que ayer ha habido un debate entre los dos candidatos a presidir el próximo gobierno de España, y lo he visto casi completo, pero mi interés principal, hoy, no es el debate. Una anécdota si tengo. Ayer, entre media docena de personas que de política creo que entienden algo, al menos entendían bastante hasta hace algún tiempo, una afirmación mía en condicional: “Si el PP gana las elecciones …” causó alguna confusión. No me atrevo a decir si se acogió mayoritariamente como una broma. O sea, que parece que el pescado está completamente vendido.
Pero ayer era el cuarenta aniversario de la reunión fundacional de la Assemblea de Catalunya. El organismo unitario de la oposición antifranquista que lideró los últimos combates hasta la llegada de la democracia. Catalunya, una vez más en la España contemporánea, se adelantó al resto. La Junta Democrática tuvo que esperar casi tres años. En julio de 1974, en Paris, Santiago Carrillo dio a conocer el programa de la oposición para la transición hacia la democracia. Las cosas de la Historia reciente fueron y han seguido marchando de maneras diversas, sin responder a ninguna pizarra prediseñada como alguien tuvo la osadía de señalar.
Ayer, en el cuarenta aniversario de la creación de la Assemblea de Catalunya, un grupo de personalidades de la política catalana, desde Jordi Pujol a algunos dirigentes obreros de la lucha clandestina, organizaron un homenaje a una persona muy excepcional que ya hace tres años que falleció.
Miguel Núñez vivió entre 1920 y 2008 pero a esa larga vida le fue arrebatada la cuarta parte, los años de penalidades y torturas en las prisiones franquistas. Madrileño de nacimiento tenía, probablemente, más amigos en Catalunya. Y a Barcelona tuvo que volver para morir tranquilamente. En Madrid es más difícil.
Como peón de la Historia, mi vida se cruzó con la de Miguel Núñez creo que hacia 1974, y fue de los pocos que, a pesar de alcanzar una posición relevante a partir de 1977, siguió siendo una persona cercana. A mi alcance directo sólo recuerdo en parámetros parecidos a Jordi Solé Tura. Fallecido un año más tarde que Núñez.
El homenaje de ayer llevaba por título “La dignidad de la política” y se articulaba en varios ejes, los que Núñez reunió y que deberían ser exigibles a todos los representantes políticos: Coraje, responsabilidad, honradez,… y defensa de la felicidad.
Entre los oradores, Jordi Pujol y Santiago Carrillo, entre los asistentes, Miguel Roca, Pasqual Maragall o José Montilla. Además de muchos de los que siguen en formaciones herederas del PSUC de los años 70 y 80. Cerró el acto María de Mar Bonet con una interpretación muy desgarrada de su conocida “Que volen aquesta gent”
Los que llamaban de madrugada, alguno quedará vivo ¿votarán el 20N?
Ya sé que ayer ha habido un debate entre los dos candidatos a presidir el próximo gobierno de España, y lo he visto casi completo, pero mi interés principal, hoy, no es el debate. Una anécdota si tengo. Ayer, entre media docena de personas que de política creo que entienden algo, al menos entendían bastante hasta hace algún tiempo, una afirmación mía en condicional: “Si el PP gana las elecciones …” causó alguna confusión. No me atrevo a decir si se acogió mayoritariamente como una broma. O sea, que parece que el pescado está completamente vendido.
Pero ayer era el cuarenta aniversario de la reunión fundacional de la Assemblea de Catalunya. El organismo unitario de la oposición antifranquista que lideró los últimos combates hasta la llegada de la democracia. Catalunya, una vez más en la España contemporánea, se adelantó al resto. La Junta Democrática tuvo que esperar casi tres años. En julio de 1974, en Paris, Santiago Carrillo dio a conocer el programa de la oposición para la transición hacia la democracia. Las cosas de la Historia reciente fueron y han seguido marchando de maneras diversas, sin responder a ninguna pizarra prediseñada como alguien tuvo la osadía de señalar.
Ayer, en el cuarenta aniversario de la creación de la Assemblea de Catalunya, un grupo de personalidades de la política catalana, desde Jordi Pujol a algunos dirigentes obreros de la lucha clandestina, organizaron un homenaje a una persona muy excepcional que ya hace tres años que falleció.
Miguel Núñez vivió entre 1920 y 2008 pero a esa larga vida le fue arrebatada la cuarta parte, los años de penalidades y torturas en las prisiones franquistas. Madrileño de nacimiento tenía, probablemente, más amigos en Catalunya. Y a Barcelona tuvo que volver para morir tranquilamente. En Madrid es más difícil.
Como peón de la Historia, mi vida se cruzó con la de Miguel Núñez creo que hacia 1974, y fue de los pocos que, a pesar de alcanzar una posición relevante a partir de 1977, siguió siendo una persona cercana. A mi alcance directo sólo recuerdo en parámetros parecidos a Jordi Solé Tura. Fallecido un año más tarde que Núñez.
El homenaje de ayer llevaba por título “La dignidad de la política” y se articulaba en varios ejes, los que Núñez reunió y que deberían ser exigibles a todos los representantes políticos: Coraje, responsabilidad, honradez,… y defensa de la felicidad.
Entre los oradores, Jordi Pujol y Santiago Carrillo, entre los asistentes, Miguel Roca, Pasqual Maragall o José Montilla. Además de muchos de los que siguen en formaciones herederas del PSUC de los años 70 y 80. Cerró el acto María de Mar Bonet con una interpretación muy desgarrada de su conocida “Que volen aquesta gent”
Los que llamaban de madrugada, alguno quedará vivo ¿votarán el 20N?
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