O simplemente interelectoral. A saber. En principio tocaría una pax electoral de tres años pero nadie sensato apostaría por ella. Con el resultado en clave europea, de lo que se trataba, no es difícil ver todo lo que ha progresado el extremismo de derecha. No lo suficiente para que la tentación del conservadurismo tradicional, de abrirse a algunos de ellos, haya quedado revalidada. Falta por ver la posición de quienes estaban en esas por devoción: no he escuchado todavía ninguna reacción de Herr Weber. Entre todos los países en los que eso ha sido más relevante, cuánto dolor francés.
En clave nacional al menos cuatro
apuntes. Uno. Yolanda Díaz
dimitiendo, pura sensatez. No ha conseguido, cita tras cita, nada de lo que se
suponía que tenía que conseguir. El espacio político a la izquierda del PSOE
nunca ha sido fácil ni pacífico. Melancolías aparte y al margen del fulgor de
2015, siempre, siempre, ha sido un espacio conflictivo. Dos. Y ahora, sin ánimo
de ofender, siempre vivió de ilusiones el tonto de la rima. ¿A dónde piensa ir
la izquierda que a veces parece del más allá, con sus pobres resultados y dividida?
En el periodo anterior, hace diez años, esa izquierda obtuvo en España doce escaños, sobre un total de 54, en tres candidaturas. Ahora, con dos candidaturas, cinco escaños sobre 61. Y se interpreta en una de esas candidaturas como el inicio de la remontada. Con análisis tan fantásticos acabará ganando la fantasía a la realidad. Esa izquierda a la izquierda del PSOE, con pocas diferencias, ha intentado morder en campaña con aspectos de la guerra en Gaza que el reconocimiento del estado palestino por parte del gobierno de Sánchez y la adhesión al pleito de Sudáfrica en el tribunal internacional, no se lo ponían nada fácil a esa izquierda. ¿La paz es romper relaciones con una de las dos partes? ¿Y en el otro conflicto? ¿Con Rusia también?
Cuando yo era joven y la militancia
progresista era clandestina por imperativo legal, se valoraba a diario la correlación
de fuerzas. Era un aspecto que rozaba lo sagrado. La nueva izquierda, nacida en
paz y democracia, no parece que valora ese aspecto. No lo tiene presente al
menos en sus análisis públicos. Con los resultados de estas elecciones al
Parlamento europeo, las políticas progresistas solo pueden retroceder. Si ni
siquiera se es consciente de ello, todo irá peor de lo que ya va a ir. De las
centrales nucleares al tratamiento a los migrantes. Hay que negociar más y más
fino que nunca.
Tres. Ya lo ha dicho alguien con pluma mejor valorada. El PP gana y pierde en cada contienda electoral. De la eyaculación precoz política en mayo del año pasado, que le abrió mucho poder autonómico al pactar con la extrema derecha, a todos los ganapierde posteriores. Me sigue sorprendiendo el desparpajo con el que pronuncian el “Si no queréis que gane la corrupción, vota al PP” La mayoría del electorado ha olvidado a qué partido pertenecen o pertenecían Bárcenas, Cifuentes, González, Granados, Matas, Rato, Zaplana,… y me olvido de decenas. O del incumplimiento de la Constitución durante cinco años y medio para seguir con un Consejo General del Poder Judicial que le resulta favorable. No hay más interpretación.
Cuatro. Los que pierden y no lo
parece. Que también tienen sus casos sentenciados y otros en proceso. Aguantan
bien para todo lo que les cae encima. Son una referencia a escala europea. No hay
partido socialista en el continente que no se sienta menor en comparación con
el PSOE. Pero hay mucho pie de barro en el coloso. Y alguna vez va a caer. Es
una ley física y deberían ir preparando la sucesión. De momento, una vez
colocada Nadia Calviño, la salida de
Borrell puede verse compensada por
el ascenso a la Comisión de Teresa
Ribera. Creo que nunca ha habido tanta presencia de la izquierda española
en las instituciones europeas. Qué pequeñitos se ven todos los politiquillos
locales que han tratado de minusvalorarla con temas como el del lobo.
Y un dolor especial. En la portada
de este blog, además de una foto archiconocida de Bruselas hay otra de una de
las islas de Kuna (Guna) Yala, archipiélago panameño de San Blas, en el que tuve la fortuna de pasar
unos días en el cambio del año 1996 al 97. El gobierno de Panamá está evacuando
las islas habitadas. Han construido
nuevos asentamientos para los kunas en el continente. Las islas, las
casas, están siendo invadidas por la nueva altura que va alcanzando el Caribe.
Para quienes dudan del cambio climático…
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