La semana pasada ya hice un comentario de una lectura que me estaba gustando mucho: Enric Juliana, y La Vanguardia de Barcelona –que durante años se subtituló Española- viendo el mundo desde Madrid en los últimos 20 años. La lectura ya terminada en la tarde del último viernes, me reafirma en su interés. Y, quiero destacar un dato casi profético, en relación con un individuo con el que comparto siglas: R.R. Rodrigo Rato. Espero no compartir nada más. En su momento algún amigo ya me hizo bromas con Ronald Reagan o con Robert Redford. No sé cuántos millones somos en el conjunto del planeta los que doblamos la R.
Volviendo a aquel personaje que estuvo a punto de ser presidente del gobierno de España –quizás haya que agradecerle alguna vez a la libreta azul de Aznar la no designación del elemento-, Juliana recoge en un artículo de junio del año pasado, tras el triunfo electoral del PP en las municipales y autonómicas, el hecho de que cinco años después de la moción de censura, el partido se haya recuperado. Y en una línea y media se refiere a nuestro personaje de la semana: “(…) Rodrigo Rato ha salido de la cárcel y ya vuelve a impartir lecciones (…)”
Cabría añadir que a punto de volver
al trullo, R.R, un año después de salir de la cárcel, en un nuevo juicio, se
permite menospreciar a la fiscal del caso en un grado que puedo suponer que ningún
juez hubiese tolerado en un/a ciudadano/a “normal”. El concepto de vergüenza
ajena se queda muy corto. Los de mi generación, que es la misma que la de Rato,
crecimos catequizados sobre la bondad general de la gente (de) bien. Los ricos,
cristianos y de derechas, lo hacían todo bien por definición y en
contraposición a las clases populares donde cabía todo pero principalmente lo
sucio, lo peligroso, el mal en diversos envases.
Desaparecida la dictadura, cuestionado de mil maneras el nacional-catolicismo, a pesar de las toneladas de desencanto que la dirigencia ha podido arrojar sobre la ciudadanía, el paso por los juzgados y la cárcel de tantos supuestos próceres, no deja de señalar las bondades innatas del sistema del que se revistió el Estado después de 1978. Esta misma semana algún analista ha dedicado su columna a advertir a la presidenta madrileña que le preste una mirada al caso de R.R. Supongo que nadie en el entorno de la desenvuelta presidenta pueda llegar a imaginar que Isabel alcance cotas como las de R.R. – Ni gobernando la asamblea de majaras es posible imaginar a IDA dirigiendo alguna vez el FMI-. Pues pese a todo lo que se nos pueda ocurrir, R.R. tiene ya casi todos los números para volver a la parte de detrás de las rejas. Y Esperanza Aguirre, disfrazada en la boa de la semana pasada, y con mucho empeño en que Rodrigo ocupase cargos de relieve en el sistema financiero madrileño, también tiene citas con la Justicia. La Fiscalía Anticorrupción ha empezado a echar cuentas… Lo que Juliana denomina el sistema Madrid no huele muy bien pese a las cremas de otra expresidenta.
Ha habido más cosas en las últimas
horas. Además del Madrid, Madrid, Madrid. Una enorme movilización en Cabezón de
la Sal a favor de la población de Gaza y contra la impunidad con la que actúa
Israel y pocas horas después, la respuesta de Irán al bombardeo de su embajada
en Damasco y…una zona recalentada del planeta que parece que nunca va a
terminar de enfriarse…
Y además, es 14 de abril. Lo que
quiere decir que mi amigo Federico
hubiera cumplido años si su corazón no se hubiera detenido en Granada el Jueves
Santo de 1998. Años más tarde, en este mismo día, encendí mi último cigarrillo.
Lo sigo celebrando. Y además, es 14 de abril. Si la Historia de aquí hubiese
sido más benévola, hoy podría ser el día de la fiesta nacional, ¡ay!
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