Puntual. El veranillo de San Martín anda por aquí. Las temperaturas son más altas de lo habitual en esta época que ya encara el invierno. Este año hay hechos de otra índole que también aportan mucho calor. Ya sé que a veces puedo ser muy singular y no me importa, pero hay una noticia semanal que no está teniendo el relieve que creo que se merece: The Economist y el Financial Times han resultado quintacolumnistas, prosanchistas o sanchistas de pro. Algo está cambiando en el capitalismo neoliberal y por aquí hay quienes no se han enterado y ponen el acento en vocales equivocadas.
Otra noticia semanal oculta tras los hechos calenturientos, es la del asquito que ha producido un artículo del señor Savater en el que ha abordado la pederastia con alguna frivolidad. Con mucha frivolidad. Para no ir más lejos, en el informe del Defensor del Pueblo figuran once centros de Cantabria, entre ellos los cuatro colegios religiosos, que en su día fueron masculinos, de la capital. La pederastia clerical le da al antiguo filósofo/filósofo antiguo, hasta para bromear o cepillarse la posibilidad de un nuevo gobierno progresista. Asquito o asco a secas.
Volviendo al veranillo de San Martín. Es muy posible que las temperaturas
máximas coincidan con los días en que en el Congreso de los Diputados se apruebe
la investidura de un nuevo gobierno sobre la base del actualmente en funciones.
Parecía necesario un milagro para lograrlo con los números salidos del 23 de
julio y han tenido que pasar casi cuatro meses… Pero la otra opción, ya rechazada
en septiembre, era llevar a Abascal –bombero gasolinero- de
vicepresidente. Ha habido otros casos en que dando a elegir entre el caos y
algo muy perro, más perro que Sánchez, el personal ha elegido el caos.
No hay que remontarse a Barrabás, ni soñarlo. Puigdemont no es
fiable, pero no va a ser vicepresidente. Comer a la carta tiene muchas ventajas
frente a los menús cerrados, pero aquí y ahora hay dos menús cerrados. Eliges
uno u otro. Uno tuvo 172 votos y el otro puede tener 179. Ahí estamos.
Pero además, en las manifestaciones no comunicadas de estos días frente a
sedes socialistas, muy señaladamente a la de la calle Ferraz de Madrid, los
gritos de los supuestos demócratas y constitucionalistas por el forro, iban de
los vivas a Franco, a los rituales del franquismo: Una, Grande, Libre.
En la de aquí, presidía una bandera con
un corazón y un Viva Cristo Rey… O sea, no sé si me explico.
Dice la Fundeu, Fundación del español urgente, que lawfare en castellano se puede traducir como persecución judicial, instrumentalización de la Justicia o judicialización de la política. Al margen de casi todo, ¿de verdad hay dudas de que en todas partes cuecen habas en relación con la separación de poderes? Desde Estados Unidos a Bélgica, pasando por aquí.
No vienen tiempos fáciles. Empezando por la enorme
posibilidad de que algún diputado de la mayoría “se equivoque” en la votación.
Al fin y al cabo una lideresa de la “cayeborrika”,
-copyright amiga Kim- Esperanza Aguirre, llegó a la
presidencia de Madrid hace veinte años con una facturita de nada para comprar
dos votos supuestamente socialistas y ahora anda imitando a sus demonios más
sobados. Y ese calor y esas cosillas nos impiden colocar en su sitio a la ex
vicepresidenta Cospedal declarando en
la Audiencia Nacional o al ex ministro Fernández
Díaz subiéndose al carro del PSOE en relación con el beneficio obtenido por
su partido –PP- en las tramas de corrupción relacionadas con el tesorero Bárcenas -Luis, sé fuerte- ¡Ay!
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