Ya no es el lunes, ni el martes. Han pasado 48 horas desde la amanecida triste. Ganó Bob Geldof. A mí tampoco me gustan los lunes, solo el de Pentecostés, que a veces es festivo en mi municipio de residencia pero este año no tocaba... Sin digerir el carbón de esa noche de Reyes primaveral, lo de la taza y media por no querer caldo me ha parecido, de entrada, un punto cruel. Sin cerrar el voto de los residentes ausentes, que puede que muevan algún escaño en algún parlamento autonómico, ya tenemos otra campaña electoral en el portal. Literalmente, sales a la biblioteca del barrio y a comprar el pan y a la vuelta tienes la radio desbocada, desmandada, con los opinadores oficiales que ya le han hecho el diagnóstico al presidente del gobierno. Yo no puedo más, pero reconozco que la decisión es impecable. Dicho queda. Había decidido que tenía que ocuparme mucho menos de estas cosas. Ahora hace exactamente cuarenta años que abandoné la política activa -Eran otros tiempos y otra ciudad que sigue revelando que pertenece a otro mundo…ay!- pero no he conseguido desinteresarme. Me voy a dar una prórroga, hasta la semana grande de esta mi ciudad. Y hasta puedo imaginar a Pedro Sánchez jugando a Hernán Cortés, la noche triste y Otumba. Todo abierto según la aritmética electoral.
De momento yo, nada que celebrar.
Había apostado por un cambio, de una vez y por primera vez, en el Ayuntamiento
y mis conciudadanos le han regalado una mayoría absoluta a la alcaldesa…
También había apostado públicamente por el gobierno de Revilla con los comunistas -que ni estaban ni han entrado en el Parlamento regional- y la falta de memoria- acabo de escuchar a una comunicadora a la que respeto
mucho que no es falta de memoria, que es que no nos importa y probablemente
tiene razón- va a hacer que una anterior vicepresidenta regional –con relaciones
peligrosas con una multinacional ahora holandesa- sea admitida como el cambio…
¿se me nota un poso pesimista? Pero muy
tranquilo, muy poco egoísta. No es por mí. Solo los especialistas conocen el dato, pero en mi año de nacimiento, la esperanza de vida al nacer para un varón español rondaba los 60 años y esos son los que tenía cuando empecé este blog...
Creo sinceramente que la gestión de
los dramas que han ocurrido en esta legislatura hubiera sido mucho menos
favorable para la mayoría, con un gobierno de los conservadores. Hace tiempo me lo dijo el marido de una prima.
Niño del exilio, nacido en Francia y retornado en el final del franquismo. En
democracia tenemos lo que nos merecemos. En aquel momento me pareció injusto.
Pero casi cincuenta años después, puedo reconsiderarlo. Si el relato ha ganado
al dato, hemos entrado en un camino de camicaces. Solo podemos chocar. Y hay
que reconocer que los urdidores del relato lo han hecho mejor de lo que ellos
mismos esperaban.
Y ahora, con todos cansados de todo
y con la vista puesta en las vacaciones, empieza otra campaña electoral. Lo
único positivo en este inicio: Salvo cataclismos inesperados, cuando lleguen
las navidades y los reyes magos, los de verdad, estaremos lejos de estas
confrontaciones. Y ahorramos varios meses de matraca.