Si no fuese doce de marzo me entregaría totalmente a la copla: El vino de nuestra tierra, bebido en tierra extraña…fue en Nueva York y no es Nochebuena. Después del carajal montado en vísperas del 8 de marzo a cuenta de la ley de libertad sexual y su modificación, la ministra del ramo, con cita en la calle 42, se descuelga con unas declaraciones que, personalmente, me han dejado la cara cuadriculada. Aproximadamente 48 horas después del lío, Irene Montero está segura de que va a haber acuerdo y que el PSOE no tendrá que modificar la ley con el apoyo del PP. El ahorro de todo tipo que hubiera supuesto adelantar esa declaración y hacerlo antes de tomar el avión es difícil de cuantificar. Pero después de saber que el portavoz parlamentario de Podemos es posible que no lleve calzoncillos, ya solo nos queda clamar para que el sufrimiento sea corto.
Supongo que los unos y los otros han escuchado alguna vez la fábula de la rana y el escorpión. Aunque la rima es buena, no debería ser necesario añadir el gobierno de coalición: La rana, el escorpión y el gobierno de coalición. Pablo Echenique suplicando a Patxi López que cargue con él y el ex lendakari contestando que sabe que le picará, que sabe que no lo puede evitar, que es como una enfermedad… y que se hundirán los dos… Ahí estamos y los que apuestan por la suma, encendiendo velas que la cuaresma ya va muy avanzada.
El domingo pasado, me enteré cuando mi entrada a este blog ya estaba publicada, de una tribuna de prensa firmada por el ex ministro del Interior Fernández Díaz, que tiene encima el asunto judicial que tiene encima, titulaba que el final de la guerra ( en Ucrania) vendría por la intervención del Inmaculado Corazón de María. Ya sé que así, en frío y aunque estemos en Cuaresma, no es fácil de interpretar. También ponía en su coctelera a alguna de las pastorcillas de Fátima y aquel tema de la conversión de Rusia… que si era salir del régimen soviético para entrar en el de Putin, no le veo la ganancia… El caso es que Fernández Díaz no está solo.
El obispo de Orihuela, Monseñor Munilla, donostiarra de nacimiento, está consiguiendo puntuar cada vez más alto entre los intransigentes. Supongo que en su diócesis muchos de los alemanes residentes, que son muchos, serán católicos. Cargar contra decisiones de los obispos alemanes, parece que más o menos con la aprobación del Papa, por alguna cuestión que a monseñor no le ha gustado queda un poco fuera de su marco de referencia. Y cuando hay que meter al mismo diablo para censurar opiniones o decisiones ajenas…lo más fácil es volver al principio: El vino de nuestra tierra…
Pero es doce de marzo y en este blog está dicho muchas veces. En esta casa ha sido fiesta y lo seguirá siendo. Hace ya muchos años que no lo podemos celebrar con ella, pero el recuerdo, permanente, hay días en que se hace más vivo. Y el doce de marzo es uno de ellos. Y, la referencia ya muy olvidada, de aquel 12 de marzo en que nos trastornaron la fiesta familiar con un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, de entrada no y todo aquello. Era 1986. Y más cerca, en la víspera, el monstruoso atentado que nos dejó sin celebración. Era 2004… Quince años sin ti pero sin olvido. Incluso los nietos que no conociste, que no te conocieron, te tienen presente. Eso es parte de la inmortalidad. Te seguimos queriendo.
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