domingo, 19 de febrero de 2023

Salarios, premios e impuestos

 

A modo de liebres, quizá mecánicas, corremos detrás de muchos señuelos y hay quiénes deben pasárselo muy bien, viendo y disfrutando la carrera de los demás. Nos contaron, en la etapa anterior de la crisis, con un gobierno conservador que no iba a dar un euro a la banca y nos costó varios huevos, y que subía las pensiones un 0,25%, pero además trataba de que se entendiera que eso no era pérdida de poder adquisitivo y costaba: Explicarlo y entenderlo…Con unos buenos tijeretazos al estado del bienestar en general y a la sanidad pública en particular…Esta nueva etapa nos coge con gobierno de otro signo, con medidas que muy difícilmente se pueden comparar con las otras… pero algo sigue sin cambiar. Después de llenarnos muchas bocas hablando de los de arriba y los de abajo, resulta, en el último año de la legislatura, que los de arriba- Garamendi y unos banqueros medalla de oro mundial- se forran más que nadie y más que nunca.

Pero a esos ya se les supone y tenemos controlada la indignación. Me ha inspirado esta semana un joven que acaba de ganar un concurso televisivo y está llamando a la insurrección porque tiene que pagar impuestos. ¿No fue a clase el día que explicaron la diferencia entre bruto y neto? ¿Era nini hasta ahora? Se levanta 120.000€ limpios, seguramente con no mucho esfuerzo, y dice “(…) Deberíamos levantarnos el pueblo español y decir ¡basta ya! (…)” Muy bueno, machote. Los que se levantan temprano te saludan. Eres su nuevo Mesías. Tardarán años en ganar lo mismo que tú en un rato y también pagarán sus impuestos. Y es así el tinglado, joven. No había más revolución. La revolución son los impuestos. Si te hablaron de otra te estafaron.  Los impuestos posibilitan que cuiden tu salud aunque no tengas medios propios, y tu educación; la tuya, no lo sé, la de los demás y que te asfalten las carreteras por las que vas a circular con tu nuevo y modesto coche que solo te ha costado 29.000€… No recuerdo ahora quién comparó el número de bobos con el de granos de arena y parece que la arena no era la ganadora.

Los que administran los impuestos de ese muchacho y del resto de millones de ciudadanos se están enzarzando por encima de las posibilidades –de las suyas y de las de todos los demás- La escenificación de los desacuerdos ha entrado en una fase para rozar la depresión. A tres meses de unas elecciones locales y poco más para las generales, la sensación es que se han cansado tanto que no quieren seguir gobernando. No es solamente el desencuentro cada vez más reiterado entre los dos socios de la coalición. En el interior del PSOE, qué razones tiene Odón Elorza para irse justo en este momento. No hace un año, cuando expresó su desacuerdo con el giro en la política con Marruecos, ni hace pocas semanas en otro desplante de mucho farolillo –Sánchez en un homenaje a Hassan II que se ha comparado con la posibilidad de que un jefe de gobierno extranjero viniera aquí a homenajear a Franco- Entre los socios minoritarios, sin foco hace mucho tiempo Garzón y con la vicepresidenta Díaz a punto de lanzar su plataforma electoral, la virulencia de las declaraciones de Ione Belarra contra el ala socialista están dejando en un polo  moderado la anterior beligerancia de Irene Montero. Seguro que todo tiene explicación. Lo que desconozco es si los gurús les advierten de lo que cansa todo este festival entre sus potenciales votantes.

Además de los que ganan premios sustanciosos en la televisión, hay otra tribu de famosos- los influidores- muchos de los cuales han fijado su residencia en Andorra por los mismos motivos fiscales. A punto de acabar me llega la noticia de que uno de ellos, no sé ahora mismo dónde tiene su residencia fiscal, influye tanto, que a quien decida apoyar ganará las elecciones. Sobran razones para el exilio.

 

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