Tengo una petición, una sola pero de calidad, para que abunde en mi impresión sobre el Ulises de Joyce. Poniéndome a escribir al día siguiente de ver “Alcarrás”, y después de la gala de los premios Goya, -emocionante recuerdo a uno de los más grandes de nuestro cine, Saura, que no llegó a ver por pocas horas la recogida de su premio por parte de su familia- con el triunfo arrollador de “As bestas”, no tengo muy claro que pueda resultar interesante para los aproximadamente cien lectores que alcanza regularmente esta publicación semanal. Dicho rápido, que tengo mucho índice en el borrador, y aunque suene tan soberbio o más que alguna declaración de alguna ministra, creo que ese Ulises está sobrevalorado. Ya está. O no ha envejecido muy bien. Ya me ha pasado con otros autores muy consagrados. Y en lo del cine, Alcarrás es una película muy buena pero en mi opinión, As bestas juega en una liga superior.
Mi reto ahora, y la persona que quiere que abunde en el Ulises se sentirá muy contenta de leerlo, es volver a El Quijote y ver qué ocurre... Saura ha fallecido con más de noventa y la cabeza en su sitio, aunque entre los jóvenes decir que los viejos chochean, -ahora, para mí, chocheamos- es una costumbre antigua y descubrir que hay algo de cierto produce desazón. Soy el pequeño de cuatro hermanos. El mayor cumple hoy y la segunda lo hizo ayer. Ya no están en mi década y a la tercera le queda menos de año y medio para cambiar ese primer dígito de la edad. Y no chocheamos ninguno de los cuatro. Lo cual quizá no lo pueda asegurar de sí mismo don Ramón Tamames, aquel eminente catedrático de economía que hace casi cincuenta años que salió del armario ideológico revelando su pertenencia al comité central de un PCE todavía ilegal... También puede ser que chochease ya entonces. O diez años más tarde cuando, se embarcó en aquello de la Federación Progresista... Cambiar de ideología, de partido, no es anormal. Pero las veletas pueden marear.
Y, que se sepa públicamente, Tamames no ha pasado por París la semana pasada como otros ilustres chochones. Vargas y el Emérito podrían ser una pareja de actores rancios, como alguno de aquellas españoladas que se hacían cuando Saura arriesgaba con “La caza”. No voy a entender por mucho que me quede de vida qué pintaban ambos en París la semana pasada. Solo les faltó el nieto mayor del rey fugado, que todavía no ha debido descubrir las posibilidades de la capital francesa en cuanto a diversión nocturna, pero que mantiene las esencias golfas de la familia como nadie. Y la última novia del Nobel tampoco deja de asaltar portadas. La más divertida, y tengo captura de pantalla, es la que afirma que Isabel estaba aireada, en lugar de airada. Siempre lo dijo la madre de unos amigos ya fallecida “Los mayores tenemos que estar limpios, oler bien, para que se nos quiera más” No sé qué tal olía París la semana pasada. Madrid hace mucho que no huele bien.Y como si no fuera suficiente con el terraplanismo y el resto de paranoias que avanzan imparables, ahora ya están llegando ovnis. La nueva disputa: ¿Ovnis, globos chinos o simple chocheo?
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