Ha habido suerte y termino esta entrada al blog en casa. Podría haber sido en Barajas. Una conexión muy larga nos esperaba por exceso de celo de una agencia de viajes o de una compañía aérea asociada a Iberia. Pero ha habido suerte y era también interés de la que fue compañía de bandera, ya que el último vuelo Madrid-Santander de este domingo, el nuestro, parece que estaba desbordado. Por una vez, bien. No es el primer positivo que le apunto pero me ha jugado tantos negativos que el balance…No quiero establecerlo hoy. Bien.
Regresamos de una tierra de la que conocemos más por las clases de Religión que por las de Geografía. No sé si eso es bueno, malo o regular pero es así. Divisar el río Jordán de lejos, más de una vez, remueve muchos y muy diversos conocimientos acumulados. Aunque sea casi imposible acercarse a su orilla. La zona lleva más de un siglo revuelta. Torres de vigilancia, alambradas, puestos de control fijos, helicópteros... conviven con resorts de lujo o semilujo desde donde se pueden hacer las prácticas de flotabilidad en el Mar Muerto o aplicarse los lodos que se supone que benefician las pieles humanas.
La herencia helenística y romana, nabatea y árabe, de los cruzados y turcos...y varias más, sin excluir la última proveniente del final de la I Guerra Mundial, del mandato británico, y la referencia dolorosa a los años 1947 y 1948, la partición, el expolio, cuando unas víctimas, de Hitler, empezaron a ser verdugos. Miles de familias cruzaron el río hacia la otra orilla dejando atrás todo. Todo. Y casi nada ha mejorado desde entonces.
Con ese pasado reciente se podría esperar algún gesto hostil. Nuestra experiencia, con esa sociología aplicada de vía estrecha que proporcionan muchos viajes, es la contraria. Una gente encantadora y acogedora se desenvuelve en una ciudad enorme y variopinta como Amman y en el resto del país. En mi segunda asomada al Mar Rojo, Aqaba derrota por goleada a la egipcia Hurghada. Y aquí, en su playa pública, con una temperatura, del aire y del agua, envidiable para quienes volvemos pensando en la factura de la calefacción, sí que la sociología aplicada, en forma de moda de baño, dice mucho de la sociedad jordana actual: En dos palabras, muy variada.
Recursos turísticos de primer orden, entre los que destaca Petra, corren el riesgo de la masificación, pero son muchos miles de euros diarios los que entran a la caja a través de ese enclave magnífico desde ambos puntos de vista: El geológico y el histórico. Con los italianos a la par, los españoles éramos los más numerosos entre los visitantes en esta primera semana de noviembre. El buceo en el Mar Rojo, la flotabilidad en el Mar Muerto, los recorridos por Wadi Rum, las ruinas de Gerash… Son también recursos de primer orden. Y después, y no es poco, la sensación de estar en una isla de tranquilidad en el centro de una región muy agitada. Y alguna vergüenza ajena proporcionada por los compatriotas, por ejemplo en el vuelo de vuelta, cuando algún gracioso pide un formulario en su propia lengua, sin tener en cuenta la lengua de la compañía aérea y la de uso común en la aviación y en muchos más lugares… Todo podría ser peor, Murphy.
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