sábado, 6 de marzo de 2021

Más difícil todavía

 

Y no es el circo. O sí. Alguna vez he pensado que debo publicar más de la parte de mi pasado catalán de la que estoy muy orgulloso. En Barcelona, aprendí mucho más en los diversos ámbitos en los que me moví, que en su Universidad, de la que tengo un título que aprecio mucho.

Esta semana en la factoría de Seat en Martorell, el jefe del Estado y el presidente del Gobierno parece que no han encontrado contraparte local. Una ONG no actuaría en ese caso en ningún lugar del mundo. La Marca Catalunya actual es mucho más difícil de entender que la de Carlomagno de hace doce siglos. “Hispánica” se llamaba, oiga, qué barbaridad. Las ausencias ocupan páginas muy brillantes de nuestra poesía, de la más comprometida, pero hay ausencias muy difíciles de entender. Envueltos en las banderas, las nóminas de los trabajadores importan menos de medio pimiento. Parece que algunos creen que sus sueldos están eternamente asegurados.

En 1978 yo estaba en aquel comité de empresa y estalló la crisis que divorciaría a la empresa de los italianos y la casaría en segundas nupcias con los alemanes. Nunca más entré en el Pati dels Tarongers. Nos recibió el consejero de Economía, decorativo, él mismo nos confirmó que no tenía ninguna competencia… Probablemente no nos lo creímos del todo aunque debía ser así. Joan Josep Folchi, en ese puesto de la Generalitat provisional como representante de la franquicia catalana de UCD, siguió algún tiempo en política. Fue diputado de Alianza Popular y ya después, llegó a ser la mano derecha de los asuntos KIO-De la Rosa, con varias penas de prisión a cuestas… No he llevado la cuenta de cuántas noches llegó realmente a dormir entre barrotes.

Puede ser una obsesión personal pero la operación Tarradellas y aquel emotivo Ja-soc-aquí, que dijeron que entroncaba con la antigua legalidad republicana, lo que no ocurrió en ninguna otra parte… y que seguiría con Heribert Barrera  entronizando a  Jordi Pujol y olvidando que su partido decía ser, o llamarse, que no es lo mismo, de izquierdas ¿Le han contado este episodio al diputado Rufián? Mientras alguien de fuste no me demuestre lo contrario, para mí fue un acto de trileros, justificado sentimentalmente, que 40 años después sigue dando muy poco bienestar a los sectores menos favorecidos de la sociedad catalana.  40 años. Otros 40.  Y dispuestos a seguir abrazados a las banderas que es como abrazarse a la brocha cuando quitan la escalera.

Sería injusto no añadir que el motivo para que la representación autonómica se haya quedado en casa es que Catalunya no tiene rey. Ya. El quinto derecha de mi escalera tampoco. Lo siguiente  me puede costar algún disgusto pero mi convicción republicana no es difícil de encontrar si se busca un poco… ¿Ponemos en la balanza el entorno familiar en el que ha crecido el actual jefe del Estado, a la hora de enjuiciar su actuación, discursos, silencios,…? Salvo a la madre, que no hay más que una, pero comparado con padre, hermanas y cuñados, y algunos sobrinos ¿Quién no le prefiere?

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