lunes, 21 de diciembre de 2020

Octavo: No mentirás

 

Esta entrada que, por pocos minutos, será la última del otoño, será seguramente la penúltima de este año tan, tan, tan. Ayer, en otro aniversario del atentado al Almirante Carrero, del que ya no se habla, recordé la época en la que nacían mis sobrinos. Entre 1965 y 1974, todos los años, algunos en repetidas ocasiones, nacía una sobrina y otras, las menos, un sobrino. Tanteador a favor de las sobrinas por 10 a 4. Uno de ellos, el que nació el año del atentado, ocupa la atención familiar en estos días finales de este año que ya ha dejado tan mala memoria en la humanidad en general.

Ayer, un escritor de la altura de Manuel Vicent recordaba de forma elegante y sin mencionar a nadie, de dónde arrancan las festividades que tenemos en estas próximas semanas. En el principio fue el movimiento de nuestro planeta alrededor del sol, aunque entonces se pensara lo contrario, el que daba a estas fechas su singularidad. Las largas noches que empezaban a acortarse en el hemisferio norte… ¿Renuncia Pablo Casado al sector de la población que celebra el solsticio antes que el nacimiento de Belén? Yo soy partidario de celebrarlo todo y de felicitarlo todo, cuando haya motivos.

 

Imagen de fourmilab.ch

Otra novedad del año tremendo, mucho más horrible que el que afectó a los Windsor, aquel 1992 glorioso  para otros, es que, que yo recuerde, por primera vez tenemos curiosidad por el discurso del rey semanas antes de que se produzca. Incluso el vicepresidente Iglesias parece que está indicando a la Zarzuela por donde debe ir ese discurso. Confieso que no soy ajeno a esta moda de este año. Nunca he prestado atención al mensaje navideño del Jefe del Estado. Ni a los del actual, ni a los de su padre, ni a los del anterior a su padre. La tarde-noche del 24 de diciembre siempre he tenido cosas más importantes que hacer. Incluso cantar villancicos con hábito de monaguillo franciscano. Pero no excluyo la posibilidad de que el próximo jueves esté pendiente de la televisión.

Y ayer, que había quedado en recoger un calendario de apoyo a unos ciudadanos de ninguna parte, que tuvieron padres y/o abuelos españoles, esos ciudadanos del Sáhara occidental, maltratados por Marruecos desde hace muchos lustros, y maltratados por la ONU y por España y Francia y los EE.UU… pues ayer, en esta ciudad habitualmente tranquila, la concentración de apoyo a los saharauis, se vio perturbada por los claxonazos de los vehículos que portaban los lazos naranjas de las protestas contra la nueva ley educativa. Hace ya unas semanas apareció por aquí esa protesta.

 


La tentación, en la que puede caer hasta la ministra del ramo, es hacer la caricatura del vehículo de alta gama haciendo sonar un poderoso claxon. Pero no es solo ese tipo de ciudadano quien usa la enseñanza concertada. Todos no son cayetanos. Mi denuncia se relaciona con lo que hasta no hace mucho era una de las prohibiciones contenidas en los mandamientos, diez, de la ley divina. Y esa enseñanza concertada es mayoritariamente católica y la manipulación es tremenda. No deberían mentir, ni con la supresión de los conciertos ni con la eliminación de la educación especial. No sé qué porcentaje de quienes han hecho sonar los cláxones de sus vehículos ayer, en muchas ciudades de España, se han leído la ley. Yo no he encontrado eso que dicen que dice.

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