Esta entrada que, por pocos minutos,
será la última del otoño, será seguramente la penúltima de este año tan, tan,
tan. Ayer, en otro aniversario del atentado al Almirante Carrero, del que ya no se habla, recordé la época en la que nacían
mis sobrinos. Entre 1965 y 1974, todos los años, algunos en repetidas
ocasiones, nacía una sobrina y otras, las menos, un sobrino. Tanteador a favor
de las sobrinas por
Ayer, un escritor de la altura de Manuel Vicent recordaba de forma elegante y sin mencionar a nadie, de dónde arrancan las festividades que tenemos en estas próximas semanas. En el principio fue el movimiento de nuestro planeta alrededor del sol, aunque entonces se pensara lo contrario, el que daba a estas fechas su singularidad. Las largas noches que empezaban a acortarse en el hemisferio norte… ¿Renuncia Pablo Casado al sector de la población que celebra el solsticio antes que el nacimiento de Belén? Yo soy partidario de celebrarlo todo y de felicitarlo todo, cuando haya motivos.
Y ayer, que había quedado en recoger un calendario de apoyo a unos ciudadanos de ninguna parte, que tuvieron padres y/o abuelos españoles, esos ciudadanos del Sáhara occidental, maltratados por Marruecos desde hace muchos lustros, y maltratados por la ONU y por España y Francia y los EE.UU… pues ayer, en esta ciudad habitualmente tranquila, la concentración de apoyo a los saharauis, se vio perturbada por los claxonazos de los vehículos que portaban los lazos naranjas de las protestas contra la nueva ley educativa. Hace ya unas semanas apareció por aquí esa protesta.
La tentación, en la que puede caer
hasta la ministra del ramo, es hacer la caricatura del vehículo de alta gama
haciendo sonar un poderoso claxon. Pero no es solo ese tipo de ciudadano quien
usa la enseñanza concertada. Todos no son cayetanos. Mi denuncia se relaciona
con lo que hasta no hace mucho era una de las prohibiciones contenidas en los
mandamientos, diez, de la ley divina. Y esa enseñanza concertada es
mayoritariamente católica y la manipulación es tremenda. No deberían mentir, ni
con la supresión de los conciertos ni con la eliminación de la educación
especial. No sé qué porcentaje de quienes han hecho sonar los cláxones de sus
vehículos ayer, en muchas ciudades de España, se han leído la ley. Yo no he
encontrado eso que dicen que dice.
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