Julio es uno de mis meses favoritos. El 7 siempre entra en
mi combinación de la Primitiva. Es el mes del acceso a la función pública,
oposición libre mediante. Y el de un cambio en mi estado civil, y algunos
cumpleaños muy cercanos y algún viaje importante…y estos días estoy recordando
mucho a mi abuela Balbina. La única
que conocí y con la que hace cincuenta años ya me llevaba muy bien. No siempre
había sido así. El caso es que, de esas cosas que quiero dejar dichas, yo vi el
alunizaje de Amstrong y sus socios
codo a codo con mi abuela. Y nadie más presente. Creo que era mediodía y mi
madre estaría acabando de preparar la comida.
Mi abuela, como muchos otros hasta hoy mismo, pero eso lo he
sabido más tarde, no tragó. Pensó que era un montaje y además, el escenario
lunar le recordaba al Estudio 1 de aquella misma semana. Eso ya no sé si puede
ser investigado. O mi abuela guardó en
secreto que veía peor de lo que confesaba y se arreglaba con aquellas gafas
como las de John Lennon que todavía
debe de tener una de mis hermanas. Que obra nos daría la tele única aquella
semana de julio de 1969?
Julio, mes de viajes, aunque últimamente he podido viajar en
cualquier mes del año. Privilegio de jubileta.
Vuelves de un viaje, ya contado en este blog y se muere Johnny Clegg, uno de mis escasos mitos
musicales. Me gustaba su música y sus puestas en escena. He llegado a poner en
clase un video de aquellos con mérito, grabado de la Tve2 en VHS… en el que él
y un amigo zulú danzan medio desnudos y cada uno pintado medio cuerpo, de
arriba abajo, con el color del otro. Me gustaba de Clegg fundamentalmente su
compromiso con la igualdad, cuando eso en su país era muy peligroso.
Hace unos días me recordaba Facebook lo que considera un
traslado a Dallas/Fort Worth. Era 14 de julio y volamos desde Bilbao vía
Frankfurt. Se inauguraba un curso muy especial en nuestra familia. Hoy mismo,
buscando la tarjeta de viajero frecuente de la compañía alemana, me he
encontrado documentación de aquello que Facebook considera un traslado. Una
tarjeta de crédito de un banco de allí. Y de la Biblioteca Pública y una
temporal de las instalaciones deportivas de la Universidad de Texas en Austin
donde nadé como un loco para matar los tiempos de un cónyuge sin mucho que
hacer…Veinte años! Solo en el tango no son nada.
Acabar un viaje siempre significa volver a la realidad pese
a que ahora no sea fácil la desconexión. Nueve días en casa y me quiero volver
a marchar. Una ciudad que arde, aunque sea en fiestas, invita a marcharse y no
aguanto ni a Pedro ni a Pablo. Ni la comedia a la que someten
al distinguido público. No les compraría un coche usado a ninguno de los dos.
Qué cruz, ambos, y no es por quedar bien con todos. Si hubiera escrito esto
hace unas horas, y bajo tortura me hubieran hecho elegir, creo que me hubiera
quedado con Pedro. Pero hace una hora parece que Pablo ha dado un paso atrás,
lo cual, si es cierto, me lo coloca por delante. Pedro y Pablo, qué par de
cruces! En la antigua Leningrado tienen el monumento que espero que nunca les
dediquemos aquí. Tres meses sin negociar un programa! solo cargos para algunas
personas. Absolutamente insoportable por todos los lados. Paso de hacer micras
de distinción.
A ver, el lunes 22 es una fecha que guardamos en mi familia
entre algodones. Y es el día en que Pedro y Pablo y todos los demás, van a
tratar de que compremos sus motos respectivas. Mi fiesta familiar se remonta al
año 1977 y justo en ese día, Dolores
Ibárruri presidió la mesa de las Cortes debido a su edad… Habían pasado 38
años desde la última reunión de unas Cortes democráticas. Veamos si alguien lo
recuerda. Mucho más tarde, en 2006, la víspera del 22 nos abandonó mi madre que
ya llevaba semanas viviendo sin vivir… Julio! Y lo que se me quedará entre las
teclas!