Este blog sigue sin ver publicaciones en lunes que era lo
más frecuente. Ayer me sentí con alguna
defensa baja, la que se relaciona con las muertes cercanas. En este caso con la
práctica desaparición de la generación anterior, la que deja a la nuestra en la
primera línea del frente. Mi tía Irene,
hermana de mi madre, agotó el sábado una vida bastante larga. El único
consuelo, para quienes tenemos la fortuna de contar con ellos, los niños, los
cada vez más escasos niños. Esa vida que va a seguir y que no veremos en qué
condiciones.
Esos niños, y jóvenes, que empiezan a preocuparse por el
deterioro, quizá ya irreversible, de la calidad ambiental del planeta. Como en las
sociedades plurales tenemos de todo y para todo, esos jóvenes que se manifiestan
para que nos tomemos en serio el cambio climático, han tenido sus críticas, no
solo las que se podían esperar desde sectores oficiales y empresariales tan
anclados en lo que hay, que ignoran lo que cada vez es más probable que ocurra.
No. No solo desde esos sectores.
Apearse del capitalismo no es fácil. Incluso aunque esa
forma de producir nos lleve al colapso. Fundamentalmente porque no aparece nada
sólido y creíble enfrente. Eso hace que la lectura anticapitalista infunda
temor a muchos. Además, tenemos las contradicciones habituales de la condición
humana. Si quien propugna el anticapitalismo ingresa de ese mismo capitalismo
varias veces el nuevo salario mínimo… la credibilidad desciende. Y parece
razonable que sea así.
Algunas defensas bajas no me apartan de conocer casi todo lo
que nos rodea, incluidas cosas del futbol, de las que reconozco estar muy
apartado. Pero la temporada que está haciendo el Racing o el protagonismo de Messi o como le van las cosas al Madrid
o que el Valencia adquiere la cualidad de centenario hoy mismo, seis años más
tarde que nuestro Racing, todas esas cosas también se abren hueco.
Y, claro está, las elecciones, los procesos electorales múltiples a los que
nos van a convocar en breve. Hoy tengo que destacar las cuentas de la lechera
que he escuchado a un político discreto, que me parecía un tipo respetable
aunque tenga en su haber/debe una participación notable en algo tan nefasto
como el nuevo puerto de Laredo, equivalente a algún aeropuerto sin aviones. Uno
de los mayores signos del despilfarro de dinero público… ¿Qué coeficiente nos
otorgan nuestros políticos? El consejero Mazón,
lanzado a la arena electoral, ha perdido su discreción y una parte de su
respetabilidad.
También, otra vez la radio es la culpable, escucho a César Torrellas, concejal en el equipo
de gobierno del Ayuntamiento de Santander en la legislatura anterior…Declara
conocer a la alcaldesa, pretende disculpar sus vergonzosas declaraciones sobre
los niños de las inmigrantes, y lo que resulta es más demoledor: La alcaldesa,
como presumíamos, se lanzó a una piscina sin agua solo por agradar al jefe, el
cual después rebobinó… Un poco de ¿asco?
Finalmente los procesos de elaboración de candidaturas, las
confluencias o no, hacen que vuelva a ser preocupante la relación izquierda-democracia.
Algunos conceptos políticos resisten muy mal los apellidos. Democracia
orgánica: No hace falta decir más, al menos en España y entre los ciudadanos de
alguna edad. Democracia burguesa: Ha dado mucha ocasión al desprestigio del
primer término desde posiciones, suponemos, mucho más democráticas. Finalmente,
izquierda transformadora. Se supone que frente a una izquierda que no
transforma. Ya. En los próximos procesos electorales vamos a elegir entre todas
esas opciones. Democracia orgánica resucitada incluida. Y, a nuestro pesar,
elegiremos con alguna defensa baja.
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