Amnistía Internacional está divulgando un video titulado Planeta J que señala algunos
comportamientos actuales, vistos desde el futuro, como lo que realmente son,
muy indeseables. Pero en la actualidad hay segmentos de la sociedad que todavía
no lo aprecian. Es un canto de optimismo y dura poco más de dos minutos. Se
puede recomendar su visión.
Este mes de junio está resultando vertiginoso. Entre el
cambio de gobierno y el ingreso en prisión del cuñado del rey solo han pasado
dos semanas. Hay mucha primera plana de relumbrón en esos quince días que
incluyen la dimisión del ministro más efímero de la Historia –supongo. A escala
local, se libra en nuestra pequeña comunidad autónoma la primera batalla de una
futura modernidad que alguna vez llegará. Como en el Planeta J de Amnistía
Internacional, la negociación del calendario escolar, el horario de los alumnos
y la jornada laboral de los profesores se verá, en ese futuro seguramente próximo,
de una manera muy diferente. De hecho, ahora mismo, en ningún país de nuestro
entorno, se podría entender que en esta fecha no se conozca el día de inicio de
curso del próximo septiembre. Seguimos siendo
diferentes.
Mientras buena parte de Europa occidental disfrutaba de la
revolución socialdemócrata de la posguerra, aquí una dictadura más cruel de lo
que pudo parecer hacia su final, conservó casi momificada a la mayoría social
hasta la desaparición física del dictador. Puede parecer muy lejano pero hay
herencias muy duraderas. Sectores muy críticos con la Constitución en vigor y con el proceso de transición a la democracia,
señalan los comportamientos políticos que no satisfacen, pero no apuntan hacia
comportamientos sociales que han ido acompañando esos procesos en los últimos
40 años.
Y así, las redes sociales sufren una marea de auténtica
porquería; rescatar náufragos puede convertirse en algo indeseable para el
diario emblemático de nuestros conservadores más religiosos o para la radio
episcopal y la sola posibilidad de que se deje de rendir pleitesía al tirano
sanguinario, enciende las alarmas de Rivera,
que alguna vez soñó, o eso nos contaron, con regenerar nuestro marco social.
Votar un día la conversión del Valle de los Caídos en un hito de la memoria
colectiva y poner todo tipo de trabas cuando comprueba que eso puede ser real,
no es precisamente regeneración.
Nuestro presidente regional, el televisivo Revilla, juega las mismas cartas que el
joven líder de Ciudadanos. Hoy se ha hecho una foto con una pareja a punto de
ser desahuciada de su vivienda y con la Plataforma antidesahucios, meses
después de haber vetado, sí, impedido la discusión parlamentaria, de una ley
impulsada por esa misma PAH, que hubiera hecho imposible espectáculos como el
de esta mañana.
Tantos excesos no deberían durar. Si la J del planeta de Amnistía
Internacional es la J de justicia, no pueden durar. Estamos en vísperas de la
jornada mundial del refugiado. El combate porque deje de haber esa categoría de
seres humanos implica una auténtica revolución en nuestras costumbres, en
nuestros comportamientos sociales. La política y los políticos tienen mucha
responsabilidad pero no toda. La sociedad tiene que asumir su parte.
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