Nunca me he sentido cercano a las teorías conspirativas que
encuentran siempre un culpable para todo, aunque tenga que ver con el aleteo de
una mariposa en otro hemisferio. Pero la situación de las últimas semanas/meses
en España puede colocarse con mucha facilidad en algún segmento de esas
teorías. Escucho en una emisora local a la abogada Pilar de la Hera decir que la corrupción es un sector de la
actividad económica. Añado que, con cifras oficiales, tiene más importancia que
el sector primario.
No creo que en ningún otro país, civilizado o no, un alto
cargo de la investigación de la mayor trama corrupta que nos ha asolado, que
quizá nos sigue asolando, afirme en el Parlamento que los indicios apuntan a
que el presidente del gobierno y toda su banda han cobrado sobresueldos en
dinero negro, opaco, oculto, y que ninguno de ellos dimita ni se sienta
obligado a mejorar alguna explicación anterior. Añadiendo que su mayoría
parlamentaria es la más precaria en cuarenta años.
Desconozco si han pactado con el segundo partido más
corrupto de la Península Ibérica, el del ex presidente catalán, en situación
legal confusa en Bélgica, para a través de sus declaraciones simbólicas aplicar
la táctica del calamar a lo suyo, de ellos, de los unos y los otros. Mientras
el tercer partido más corrupto de la misma península no se sabe si va, viene o
regresa. De momento, en otra finta propia del momento, les han expulsado del
equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Aquí se aprestan a la batalla
final (*)
Hay mucha boquita caliente, algunas de ellas pueden ser
incluso boquitas pintadas como las de Puig,
ojo que no hablo del nuevo manneken pis. Algunos de sus colegas, los que no
hablan francés ni flamenco, han cantado auténticas arias inmortales la semana
pasada, en el Supremo y en la Audiencia Nacional, con mejor suerte para unos,
una, que para otros…el dislate jurídico-político de este final de año
necesitaría un fortasec ejemplar que todavía no existe, el de un tratamiento
para la diarrea mental.
Esa doble coartada que se dan los corruptos del centro con
los de la esquina no es gratis para ninguno de los otros cuarenta y cinco
millones. Nada va a ser igual, al menos para los que tenemos una edad. Hay
cicatrices que toman su tiempo, que cuando repasas los alrededores, años más
tarde, notas todavía un cierto acorchamiento. Amigos, familiares, que han
abrazado la causa que te rechina y se regodean en ella y te bombardean con
imágenes supuestamente heroicas… No. No va a ser fácil. Los miles de muertos en
Yugoslavia, en Siria, en tantos otros lugares, tuvieron aperitivos más
discretos.
Si todo va bien, si acabamos sin víctimas mortales, cómo
pondremos cascabeles a los distintos gatos corruptos?. El empobrecimiento
global de nuestra sociedad mientras algunos de sus dirigentes políticos dejaban
pálidos a piratas históricos… cómo nos lo vamos a contar? Valor, coraje, lo que hay que tener, no es
fácil regalárselo a ninguno de los
líderes del proceso de la esquina, ni a los del partido corrupto del centro, ni
a ningún otro.
He tardado en llegar hasta aquí, llevo años rozando esta
cuestión que nunca me había acabado de creer plenamente. Hay algo entre el
dolor y el escozor por el papel de algunos conocidos. No hablo de los amigos. Esos
tienen otra bula, incluso cuando juzgamos que se equivocan. Simplemente
conocidos. Que alguna vez coincidieron en una reunión, en una fiesta. Que ya
eran/estaban o creían ser o estar de vuelta de casi todo, por encima de casi
todo. Uno de ellos estuvo a punto de comprarnos nuestra última casa en
Barcelona. Ex de una amiga. Padre de una chica algo más joven que mi hijo. O el
hijo de otro compa, bueno entre buenos con fama de bueno, el padre. Que nos
prestaba su despacho en un Escuela Universitaria para realizar nuestras
reuniones clandestinas… y algunos más. Dolor, escozor. O ambos.
(*) Primarias locales en el PSC/PSOE. Previsiblemente encarnizadas en Santander. Continuará
Fortasec, lo mejor
ResponderEliminar