Escribir en una fecha como la de hoy me resulta complicado.
En primer lugar porque ya lo he hecho muchas veces y mi red social favorita y
única, me lo recuerda sin parar. Porque el día tiene un triple valor desde 2001
y porque el que me resulta más cercano es el que se relaciona con 1973, con
Chile, con Allende, con el Chile de Allende que no pudo ser y eso me puede
dejar en mal lugar frente a una parte de los que fueron mis convecinos durante
muchos años.
Del pasado al futuro sin pasar por el presente puede ser una
especie de carrera imposible, pero hoy noto que no me importa tanto el hoy,
como el ayer y el mañana y eso a mi edad seguramente no es bueno. Debería
amarrarme al hoy como un poseso. Lo del ayer me asaltó el sábado. Era el aniversario
de la muerte de mi padre y no era un aniversario anodino. Se cumplían 25 años.
Los mismos que se han ido cumpliendo a lo largo del año de los fastos, de todos
ellos, que acompañaron aquel maldito año.
Y a mí, desde abril, cada vez que se anunciaba el 25
aniversario de: Expo Sevilla, Ave Madrid-Sevilla, capitalidad cultural europea
de Madrid (quizá de esto no he visto nada y lo supongo) Juegos de Barcelona… yo
me acuerdo de mi padre que en la madrugada del 9 de septiembre de 1992 dejó de
respirar. Como un pajarillo. Sin molestar a mi madre que dormía en la cama de
al lado. Ni a mi hijo que dormía en la habitación de al lado.
Y ahí me vino un poco de llantina. Mi hijo escribiendo
recuerdos desde Barcelona, donde nació y donde ha pasado la última semana por
razones de su trabajo y que me acompañó, con doce años, a los trámites
funerarios que tuve que resolver aquella mañana mientras su madre, la de mi
hijo, estaba ingresada en un hospital. Por eso mi hijo dormía con sus abuelos
sin ser fin de semana. No. No fuimos a la Expo. Y lo teníamos previsto. Ese día
9 o el 10 pensábamos salir. Eran otros tiempos. La escuela empezaba más tarde.
Y en los institutos, entre los exámenes y evaluaciones y el inicio de clases
pasaban no menos de tres semanas, matriculando sin ordenadores, a manivela. No
era difícil ganar unos días, con el 15 festivo en Cantabria y un fin de semana…
No fuimos a la Expo de Sevilla ni a la de Zaragoza años más
tarde y también por razones muy duras. Las mismas. Enfermedad y muerte. Así que
cuando se conmemoran fastos tiendo a amartillar mis recuerdos como dicen que
hacía algún líder nazi con su pipa cuando escuchaba la palabra cultura. Eso por
la parte del ayer. La del mañana solo puede ser la esperanza de que no seamos,
todos, lo locos que podemos ser todos. Para empezar, hay nazis actuales que
tienen tan poco conocimiento de Historia como de Medicina.
En la página de Facebook de la carrera Santander corre por Siria, -publicidad gratis: estamos a menos de
un mes-, hay un comentario de uno que no sabe de qué murió El Empecinado a
pesar de que parece que nacieron en el mismo pueblo, ni qué es un aneurisma.
Llegará el 1 de octubre y el 2, y los demás que siguen y el domingo 8 en esta
ciudad, la única que acompaña a Madrid en el empeño, cientos de personas, como
el año pasado, van a volver a demostrar que por encima de lo que nos diferencia
podemos estar juntos para ayudar a paliar alguna de las catástrofes
humanitarias que nos rodean. Ese es mi inmediato mañana.
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