El pasado miércoles, en Madrid, se mojó el desfile militar y
las supuestas personalidades asistentes. La sobremesa, 400
kilómetros a l norte, me planteó cosas que no
iban a ocurrir hasta el día siguiente. Es la primera vez que me ocurre.
No veo una forma clara de explicarlo, pero el asunto iba de música y
literatura. Algunos premios Nobel rusos y el festival de Eurovisión. La
tecnología actual permite zanjar las discusiones antes de que empiecen.
¿De qué color era el vestido de Salomé cuando ganó la edición de 1969? - lo vimos en blanco y negro- Más del estilo,
y el de Massiel, ¿tenía alguna nota
de color? ¿Quién ganó cuando Mocedades obtuvo el segundo puesto? ¿Y
cuando le ocurrió lo mismo a Karina?
(Si, si, a Karina le ocurrió lo mismo) Y en pocas horas estalla todo. Y una vez
que Bob Dylan ya es premio Nobel de
Literatura, no puedo evitar pensar en la anterior entrada a este blog. Si el de
la paz se otorga con frecuencia de forma prematura, éste de Literatura creo que
es la primera vez que se le da a un juglar. No me parece mal, aunque no acabo
de estar seguro.
Cuando yo estaba en la mili, en Burgos, me llegó un eco muy
lejano de una canción que se convertiría en una de las de Dylan que sigue
estando entre mis preferidas. En el atardecer del jueves la situé en mi página
de una red social. Formaba parte de la banda sonora de la película Patt Garret… y se trataba de llamar a la
puerta del cielo… Algunos meses antes, cuando todavía no había empezado mi
servicio militar, la policía mató junto a su puesto, no demasiado lejos del
mío, a un compañero de trabajo. Yo no le
conocía. Éramos muchos miles en aquella fábrica. Hoy leo que el Ayuntamiento de
Barcelona, en el 45 aniversario de ese crimen, le dedica una calle a Antonio Ruiz Villalba. El camino al cielo
no es fácil, pero tener una calle con su nombre, bastante cerca del lugar del
asesinato, se puede considerar, aunque parcial y tardía, una reparación. Y quienes aquel 18 de octubre estábamos allí tenemos la obligación de no olvidarle y que su nombre tenga significado.
En octubre de 1971 no había escuchado todavía el nombre de Felipe González ni, mucho menos, los de
sus discípulos. Algunos de los que hoy dicen tener tanto respeto por los ocho
millones de votos del partido popular, estaban por los parvularios o no habían
nacido. ¿Cuánto respeto tienen por los otros 16 millones, por los que no votamos
al PP? Muy poco. No se trata, en mi caso, de purezas ideológicas ni nada por el
estilo. Por un lado aritmética y por otro, ese PP al que parece que se le puede
regalar el gobierno, no es un partido cualquiera. Y no por estar alejado de los
postulados teóricos de un partido socialista. Ese PP recibe apellidos hace
meses, años, en decenas de juzgados de toda España. Es a eso a lo que se entrega el gobierno.
Si esa historia termina así, los restos del naufragio
socialista serán dirigidos por alguien que estos días haya opinado con
claridad. Y hasta hoy nadie ha defendido con claridad la bondad de la
abstención para que una banda siga gobernando. Quienes desde los dos lados-
PSOE y Podemos- del posible gobierno alternativo despreciaron la posibilidad de
gobernar con los resultados de diciembre, deberían dedicarse a partir del
próximo gobierno Rajoy a negocios
alejados de la política. Gentes que hasta hace quince días defendían una cosa
no pueden hoy defender la contraria y además contar con nuestra confianza. En
la entrada del 5 de mayo, Estado civil,
en este blog ya se hermanaban Hernando
y Hernando.
Cuánto me gustaría tener que corregir en las próximas
semanas algo de lo expresado en los dos últimos párrafos.
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ResponderEliminarSa sabía yo que te dolía todo esto pero piensa que no es malo que los hijos de esta generación, echada a perder, del socialismo homeopático, tomen las riendas de la izquierda. Será bueno para nuestros nietos. Ánimo!
ResponderEliminarSa sabía yo que te dolía todo esto pero piensa que no es malo que los hijos de esta generación, echada a perder, del socialismo homeopático, tomen las riendas de la izquierda. Será bueno para nuestros nietos. Ánimo!
ResponderEliminarDuplicado inclusive. Lo hablamos por las montañas a partir de noviembre
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