lunes, 15 de septiembre de 2014

Real socialismo




Se que a algunos amigos les va a parecer irreverente, pero la muerte del patrón del Banco que lleva por todo el mundo el nombre de la ciudad en la que nacimos, el y yo y muchos miles más, me hace reafirmarme en algo que solo muy de vez en cuando surge en la conversación: el poder igualitario de la muerte es el socialismo más real. Nadie se lleva nada al otro lado, al lado oscuro. Me gusta especialmente la formulación de Machado, marchar ligeros de equipaje, casi desnudos, como los hijos de la mar. La mar en femenino, como siempre la nombraba mi abuelo Julio, marino, que nos dejo ahora hace 51 años, mi primera idea de orfandad. Vinieron después tantas…

Por eso no he entendido las muestras de alegría por la muerte de Botín, ni las bromas sobre el suceso. Además de muchas otras consideraciones, Emilio Botín era padre de sus hijos y abuelo de sus nietos. Marido de su mujer, tío de sus sobrinos, amigo de sus amigos, hermano de su hermano… A nadie le gusta que en ese momento de dolor venga alguien a tocarnos…, las narices.

Puedo reconocer un pecado de juventud del que no muestro arrepentimiento suficiente. El 20 de noviembre de 1975 fue la primera y única vez en mi vida en la que antes de las 10 de la mañana trasegué una copa de alcohol durillo, de unos 40º. Era un bar de l’Hospitalet, entonces sin artículo. Yo tenía turno de tarde en la fábrica y me encontré cerrada la Facultad aquella mañana. Un amigo de Santander tenía que entregar un trabajo a su profesora y ofrecí mi 127 para acercarnos al domicilio de la misma. Era una mujer con cierto reconocimiento, ya entonces, en el mundo clandestino. Mientras mi amigo se ponía de acuerdo con ella desde el teléfono público del bar, yo me tomaba el coñac viendo en la pantalla a Carlos Arias en su famosa aparición. La lucecita de El Pardo y tal.

Me pareció que los pocos clientes de aquella hora temprana tenían el mismo contento que yo, pero también hacia dentro. Por la noche el río de cava en la ciudad era ya incontenible. Y es cierto que Franco también era el abuelo de sus nietos y… todo lo demás. Pero me niego a comparar. Hace pocas horas ha muerto otro ilustre patrón de la empresa española. ¿También se verán convocatorias jocosas? Me extrañaría. Lo de Botín ha sido muy excepcional.

Quiero situarme exactamente en la equidistancia, esta vez si. Tampoco he entendido diversos panegíricos, no solo en la prensa local. En redes sociales en las que participo, con gente que considero en muchos aspectos de mi cuerda, he visto lo que no esperaba. La dimensión social de la gran empresa está recogida en la ley en muchos lugares del mundo. La filantropía al modo anglosajón sigue siendo un bien raro en el católico mundo mediterráneo. Recordad y Machado me perdone por invocarle dos veces en la misma entrada, que el cerrado y sacristía acompañaban a la charanga y la pandereta.

Ni lo uno ni lo otro. No ha traficado con esclavos como algunos ilustres paisanos muy benefactores de su tierra, pero tampoco ha ganado tanto dinero en una tómbola. Ha sacado su empresa de un discreto plano nacional para convertirla en un gigante mundial. Con esa credencial en casi cualquier lugar del mundo tendría acreditado el homenaje. Hace más de 30 años que en la China supuestamente comunista le pusieron una medalla al primero que se hizo millonario… Su último legado, el Centro de Arte Botín, ya le ha cobrado la factura más pesada, su no presencia en la inauguración. Sobre su emplazamiento, discutible, tienen más responsabilidad  los políticos vasallos que renunciaron a hacerle ver que su inversión multiplicaba más en otros espacios urbanos … Amén.

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