viernes, 15 de febrero de 2013

Impacientes




 Voy camino de San Vicente de la Barquera, es día de San Valentín. Desgraciadamente lo único que tengo que celebrar en tal día es que ha dejado de llover. Me pasan por la cabeza imágenes de películas entre entrañables y casposas. Recuerdo al intérprete de San Valentín, Jorge Rigaud, en “el día de los enamorados” con Tony Leblanc y Concha Velasco o con José Luis López Vázquez y Gracita Morales… en “Vuelve San Valentín” Confieso que alguno de estos datos los he buscado a posteriori. Al final de los 50 y en los primeros 60 yo era muy pequeño, pero entonces íbamos al cine mucho más que ahora y se veía lo que había. 

Y fuera del cine no había nada en tan señalada fecha… Lo que se dice nada. De regreso a la ciudad, por la tarde, he visto a muchos hombres portadores de rosas para sus mujeres. Me parece bonito que pese a la crisis se distraigan un par de euros para decir lo que no deberíamos parar de decir cuando hay motivo. Pero San Valentín aparte, a mí la semana me tiene perturbado por nuestra falta de paciencia.

El Papa ha anunciado que dimite a finales de mes y aquí todo se ha vuelto pedir dimisiones. Incluso Rubalcaba se ha atrevido a pedir que dimita Mariano. Pero bueno ¿ha calculado alguien en Ferraz el tiempo que ha pasado desde que había ocurrido algo semejante al abandono de Ratzinger?  Leo a una periodista que me resulta fiable  y afirma que sobran dedos de una mano para contar los antecedentes de semejante prodigio y que el último ocurrió hace setecientos años o sea, allá por el Quattrocento, si, si, la época de Botticelli y Donatello. 

Cuando, lamento recordarlo, no existía España. Castilla empezaba a ser algo, Aragón era una gran potencia, Navarra declinaba y en Granada creo que no se hablaba castellano ni se rezaba al mismo Dios que se reza en Roma. Claro que la existencia del propio San Valentín también está en duda y me entero por la Wiki que en 1969 la iglesia católica retiró la festividad. Vaya, qué fue retirarla del calendario litúrgico y empezar a ser relevante en nuestro país. Puede que San Valentín no cotizara a la Seguridad Social dado el tamaño de la economía sumergida en aquel momento.

Si se han ampliado los límites del mundo conocido y se ha pisado la luna y hemos estado a punto de mandar el planeta a freír espárragos y ha habido cientos de guerras y millones de muertos en ellas desde la última vez que un obispo de Roma renunció a su cargo, queremos ahora que dimita un presidente del gobierno de España cuando sólo hace 32 años que tuvimos la última dimisión? Y además, si alguien lo recuerda, en aquella ocasión se representó en la Carrera de San Jerónimo una pieza que se quedó en lo que se quedó, pero que pudo haber sido otro baño de sangre de los tantos que acumulamos en nuestra Historia. 


Vamos, Alfredo y demás impacientes, menos delirios. ¿Qué es un poquito de corrupción en comparación con la inmensidad… de todo lo demás???

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