Voy camino de
San Vicente de la Barquera, es día de San Valentín. Desgraciadamente lo único
que tengo que celebrar en tal día es que ha dejado de llover. Me pasan por la
cabeza imágenes de películas entre entrañables y casposas. Recuerdo al intérprete
de San Valentín, Jorge Rigaud, en “el día de los enamorados” con Tony
Leblanc y Concha Velasco o con José Luis López Vázquez y Gracita Morales… en “Vuelve
San Valentín” Confieso que alguno de estos datos los he buscado a
posteriori. Al final de los 50 y en los primeros 60 yo era muy pequeño, pero
entonces íbamos al cine mucho más que ahora y se veía lo que había.
Y
fuera del cine no había nada en tan señalada fecha… Lo que se dice nada. De
regreso a la ciudad, por la tarde, he visto a muchos hombres portadores de
rosas para sus mujeres. Me parece bonito que pese a la crisis se distraigan un
par de euros para decir lo que no deberíamos parar de decir cuando hay motivo.
Pero San Valentín aparte, a mí la semana me tiene perturbado por nuestra falta
de paciencia.
El
Papa ha anunciado que dimite a finales de mes y aquí todo se ha vuelto pedir
dimisiones. Incluso Rubalcaba se ha atrevido a pedir que dimita Mariano. Pero
bueno ¿ha calculado alguien en Ferraz el tiempo que ha pasado desde que había
ocurrido algo semejante al abandono de Ratzinger? Leo a una periodista que me resulta fiable y afirma que sobran dedos de una mano para
contar los antecedentes de semejante prodigio y que el último ocurrió hace
setecientos años o sea, allá por el Quattrocento, si, si, la época de
Botticelli y Donatello.
Cuando,
lamento recordarlo, no existía España. Castilla empezaba a ser algo, Aragón era
una gran potencia, Navarra declinaba y en Granada creo que no se hablaba
castellano ni se rezaba al mismo Dios que se reza en Roma. Claro que la
existencia del propio San Valentín también está en duda y me entero por la Wiki
que en 1969 la iglesia católica retiró la festividad. Vaya, qué fue retirarla
del calendario litúrgico y empezar a ser relevante en nuestro país. Puede que
San Valentín no cotizara a la Seguridad Social dado el tamaño de la economía
sumergida en aquel momento.
Si
se han ampliado los límites del mundo conocido y se ha pisado la luna y hemos
estado a punto de mandar el planeta a freír espárragos y ha habido cientos de
guerras y millones de muertos en ellas desde la última vez que un obispo de
Roma renunció a su cargo, queremos ahora que dimita un presidente del gobierno
de España cuando sólo hace 32 años que tuvimos la última dimisión? Y además, si
alguien lo recuerda, en aquella ocasión se representó en la Carrera de San
Jerónimo una pieza que se quedó en lo que se quedó, pero que pudo haber sido
otro baño de sangre de los tantos que acumulamos en nuestra Historia.
Vamos,
Alfredo y demás impacientes, menos delirios. ¿Qué es un poquito de corrupción
en comparación con la inmensidad… de todo lo demás???
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