martes, 11 de diciembre de 2012

Horribilis, bis





Acabado el puentazo y con las navidades y el fin de año a la vista, acabo de escuchar que se cumple no sé bien que aniversario de aquella famosa frase de la graciosa majestad de los británicos, haciendo gala de su educación exquisita y empleando el latín como medio de distanciamiento: Su año horrible. El que acaba, al menos a los que no somos ni británicos, ni graciosos, ni majestades, no se puede decir que nos haya ido muy bien. Y siempre es bueno mirar hacia atrás para comprobar que hay gente a la que le va mucho peor. En la comunidad de vecinos y en el municipio. En la región y en el país completo. Para que hablar de continentes donde nunca les ha ido bien. O a nosotros mismos cuando bebíamos agua y éramos más jóvenes y guapos.

Y como empezamos a no saber hacia donde mirar, lo mejor es distraer al personal. Buena parte de nuestras autoridades y representantes electos, en la celebración del aniversario de la Constitución vigente, -solo 34 añitos, en comparación con los 64 que ha cumplido la declaración universal de los DDHH- al presidente de nuestro Parlamento regional no le quedó mucho más remedio que embestir hacia una parte notable de la población catalana, la que defiende un nuevo marco de relaciones entre su comunidad y el resto. Horas antes el presidente regional ya había embestido a unos profesores que parece que se quejaban de vicio. Un tema del que el señor Diego tiene que saber mucho dada su profesión anterior a la de político profesional.

Creo que he vivido mucho más tiempo que el señor Cagigas en Cataluña, no soy admirador ni de Menéndez Pelayo ni de Aznar, no necesito intimidad para hablar catalán, no me gusta el señuelo de la secesión, urdido por los conservadores catalanes de la noche a la mañana, seguramente para distraer de un par de años de gobierno tan horribles como aquel de la reina graciosa…

Bueno pues el pasado jueves era más sencillo arremeter contra no se sabe muy bien quién, que citar alguno de los problemas de los distintos grupos que, junto a la pared del convento que fue fábrica de tabacos, gritaban sus diversas situaciones. A mi, no me importa reconocerlo, esa parte del discurso me sacó del sopor. Sentado junto al señor Obispo de la diócesis, llevaba –yo- un rato preguntándome la razón por la que no se había terminado ya el acto, una vez presentados los proyectos de innovación empresarial, que se habían elegido como tema central.

Una foto muy real de la actualidad. Ninguna referencia a lo que los ciudadanos más próximos sufren y, tirando de argumentario ppartidista, eso no lo supe hasta que llegué a casa y comprobé la coincidencia entre el discurso de Cagigas y el del Congreso de los Diputados, una contundencia extrema para condenar lo que en definitiva quiere una parte de los ciudadanos de otra comunidad autónoma. 

Del pan y circo hemos pasado al circo de Wert. En Italia no lo tienen mejor. Amenaza con volver el mayor dueño de circos. Mientras tanto todo, lo que se dice todo, se va desmoronando, menos la falta de vergüenza de los dirigentes que siguen diciendo que es el único camino… Lo único que no me explico es esa seguridad para pensar que el tsunami social, que tiene que llegar, les va a pillar con el chaleco salvavidas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario