martes, 14 de agosto de 2012

Festival y fiestas



En la cumbre del verano, de un verano en el que la modestia del presidente del gobierno le ha impedido disfrutar de un espectáculo que parece que disfrutaba otros años, la asistencia a los toros de Pontevedra, con sombrero y puro, otros muchos de su partido y de los otros, o de ninguno, procuramos temporalmente olvidar que este no es un verano cualquiera, procuramos olvidar, que es un verano de crisis y a veces, algunas veces, nos vamos de fiesta. O de Festival.

Desde que el FIS se desarrolla en Gamazo creo que se pueden contar con los dedos de las manos mi asistencia a representaciones del mismo. Alguna más en las sedes de los pueblos. Este año, el eco que los medios nacionales han dado al espectáculo de John Malkovich sobre Casanova, “The Giacomo variations”, con representación única en España, me decidió a salir de mi aislamiento veraniego. Me alegro de haberlo hecho. La compra de la entrada en un cajero automático de Cajacantabria, en un pueblo que no supera los 500 habitantes, añadió morbillo al tema. ¿Cuánto durará ese cajero automático, esa sucursal? 

La Sala Argenta estaba prácticamente llena al inicio. No se puede decir lo mismo para la continuación tras el descanso. Los diálogos en inglés, aunque tremendamente académico, exquisito y comprensible, sospecho que evacuaron a una parte del público que pudo acudir poco avisado. Muchas personas confiesan que no soportan la lectura de subtítulos en películas en versión original. La técnica en el teatro, con el pase de los títulos por encima y fuera de la escena, no debe mejorar esa apreciación. Probablemente la nitidez de dichos títulos tampoco era muy buena, pese a estar patrocinados por el diario más diario de todos los diarios que se hacen en Cantabria.

Bien por el FIS por traer ese espectáculo en tiempos tan duros y, si fuera posible, mejorar la calidad técnica de la proyección de títulos para futuras ocasiones. La fiesta más simpática a la que he asistido este verano se desarrolló el pasado viernes en Novales. Y tuvo a los limones locales de protagonistas, acompañados de tónica y ginebra. La finalidad, contratar desempleados del municipio, seguramente es discutible. Si pretendemos acabar con el paro a golpe de gin-tonic, la sanidad pública quebrará, más de lo que parece que está, por atender a ciudadanos, muy solidarios, que terminarán alcoholizados.

Por la parte de la Dirección General de Tráfico tampoco se si gusta mucho ese tipo de eventos en el que más del 90% de los asistentes se desplazan al final en coches particulares. Cuanto más solidario se haya sido en la fiesta, mayor riesgo en la carretera. Pero lo más peculiar de la fiesta, institucional, organizada por el Ayuntamiento del Alfoz de Lloredo, fue la práctica confusión con un acto partidista. Confieso que no fui engañado, lo presentía y no me importaba. Alguna mirada me confirmó que podía no ser mi fiesta, pero los limones solidarios están por encima de sensaciones confusas. Parece que se han recaudado 10.000 euros y que algún alivio, no muy profundo, procurarán. 

Y ahora, en pocas horas, a escuchar a Macaco y el jueves, San Roque, abogado contra la peste. Este año, en mi pueblo, tocaré la imagen para que se ocupe del paro. Es una peste.

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