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El cierre de “Público”, en otras circunstancias hubiera dejado huérfano a un sector de la opinión pública, como en su momento ocurrió con los lectores, en papel, de este diario, que nada casualmente durante meses se compraban en conjunto en Cantabria. Ahora, y cito textualmente a Nacho Escolar “
En el conjunto europeo España no es el mejor modelo histórico de democracia consolidada. Pese al madrugón de la Constitución de 1812, nuestra Historia presenta más oscuridad que claros a la hora del balance. Hay un acontecimiento, relativamente reciente en términos históricos, que no ha ayudado nada para que ese balance fuera diferente. Una de las noticias del día es que el juez Garzón no cometió delito al tratar de enjuiciar los crímenes del franquismo. Podía haber sido peor pero ya está fuera de la carrera judicial, no merece la pena el escarnio.
¿A dónde se encamina nuestra calidad democrática envuelta en el manto de la crisis? ¿Hay muchas referencias positivas? Desgraciadamente, ni los optimistas históricos como un servidor encontramos clavos a los que agarrarnos. Bajo un paraguas tamaño gigante que explica que todo lo que ahora decide el gobierno, es por culpa del anterior, estamos asistiendo, de momento con bastante serenidad, al derribo de elementos que ni en nuestros peores sueños pudimos pensar. ¿Era esto la refundación del capitalismo?
En la prensa escrita, que queramos o no sigue marcando improntas notables, nadie le pone coto al gobierno. Lo que hay es una petición muy generalizada de “más madera”, más contundencia de la policía si es preciso para que la calle no sea un escaparate del descontento. Más leña a los sindicatos, más, más… La educación pública se encamina a un estadio anterior al de los gobiernos de UCD. Desacreditarla es un objetivo primordial. A partir de ese descrédito las familias ”normales” no querrán esa enseñanza para sus hijos.
En cuanto a la sanidad pública hay que ser más sibilinos, entre otras cosas por la no existencia de sanidad privada de calidad en la inmensa mayoría de las provincias españolas, pero se va caminando con mucha decisión hacia la privatización de lo que se olfatea como un negocio enorme. Un negocio que en los Estados Unidos cuesta mucho más para atender mucho peor al conjunto de la población. Nuestro modelo merece la pena y la mayoría de la población quiero creer que peleará por su mantenimiento.
Quedará una sanidad de beneficencia como la de épocas anteriores y una enseñanza pública para atender a los más desfavorecidos en unas condiciones que hagan imposible que dejen de serlo. Los organismos independientes y poco controlados se disuelven con la coartada de la crisis: Consejo de la Mujer, de la Juventud, Económico y Social… mientras se sabe, por fin, que la subvención a los toros de la feria de Santiago en la capital cuesta mucho más que todos esos organismos juntos.
Falta una pieza. Hay unos informativos en la televisión pública que, por decisión expresa del gobierno anterior –vamos a conceder que algo hizo bien- son independientes. Este fin de semana una de las columnistas más ultramontanas alardeaba en ABC de cómo hay que curar tamaña enfermedad. Hasta que no vuelva ella misma, Curri, -que ya es un nombre- a la tele pública, todo será llanto y crujir de dientes.