lunes, 8 de agosto de 2011

Miedo a B. Brecht

Entrada publicada ayer en Aquiconfidencial.es
Este verano, que no es tan caluroso como nos habían pronosticado, que no está a la altura de la primavera caliente que ya sufrimos o disfrutamos, es el escenario de miedos diversos. No hace falta irse a los escenarios tradicionales del miedo, de Afganistán al cuerno de África, pasando por Kosovo. No es sólo el miedo que ya atravesó a irlandeses, islandeses, griegos o portugueses, ni el nuestro, sabiamente mantenido por quienes tenían la solución aunque no nos la contaban. Ese equipo, de Mariano abajo, todos sin exclusión, va a destronar a los mejores profesionales de la cara pintada. Tonettis aficionados!
El miedo ya ha llegado a Milán, el feudo del caballero amigo, por el que tanto hicimos y tanto ha hecho por nosotros, entre otras, mediatizarnos la inmensa mayoría de la información que nos llega. Bueno, pues Italia, con una deuda pública que dobla la española en términos de PIB, ya nos ha alcanzado en el penoso asunto del diferencial con los bonos alemanes. La famosa “prima” que en los últimos meses se ha apoderado de los titulares de las primeras páginas.
España, Italia … Economías potentes hasta hace nada pero bien alejadas de la superpotencia del último siglo. Pero es que ahora ya es la propia superpotencia la que tiembla. Los títulos de su deuda, inmensa deuda colocada fundamentalmente en Asia, han perdido por primera vez la calificación óptima. La triple A, que a tantos nos recuerda asuntos mucho más siniestros, se queda reducida a la deuda de algunos países europeos y Canadá. A saber durante cuánto tiempo.
Y este lunes veremos lo que el miedo nos depara.  A las nueve de la mañana o a las tres de la tarde, las nueve en Wall Street. Miedo me da saber que está pasando en Tokio donde ya debe ser madrugada. También puede ocurrir que algunos políticos mediocres, con más poder que responsabilidad, empiecen a considerar la posibilidad de hacer paréntesis en sus vacaciones. Al fin y al cabo, no hace tanto calor.
Tanto Merkel, por nacimiento, como Sarkozy, por ancestros, no deberían olvidar los versos de Bertold Brecht. En versión libre, vinieron a por los griegos, pero yo no era griego. Vinieron a por los portugueses, pero yo no era portugués … Cuando vinieron a por los alemanes, o los franceses, la mierda ya cubría el planeta.

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