Entrada publicada hoy en AquíConfidencial.es
La ciudad empezó a arder en fiestas, espero que la metáfora se quede en ello, ya que esta ciudad y el arder hacen una pareja tremenda, mientras en Oslo y proximidades un extremista desataba su Apocalipsis particular. El alcalde no creo que hizo la menor mención al dolor provocado por esos sucesos, mientras se le fue literalmente la olla al comparar nuestras fiestas con las de Pamplona. Ahora puede comparar la torre de Miranda con el Empire State y la catedral con la de Burgos. Total, la mayoría absoluta no la va a perder en los próximos cuatro años.
En la misma emisora en la que un becario llamó Federico Trullo a Federico Trillo, eso si, hablando de Francisco Camps, he escuchado a una comentarista relacionando la socialdemocracia, noruega en este caso, con las desdichas que provoca. Era temprano y seguramente estaba medio dormido, yo. No lo habré entendido. Han pasado ya más de cuarenta años de aquel best seller “Suecia, Infierno y Paraíso” que tanto nos perturbó a los jóvenes latinos de las dictaduras del Sur y hasta Cayo Lara viene a confesar que la revolución de verdad, la posible –hasta ahora- la que parece que quiere el candidato Rubalcaba, es la socialdemócrata. Ni un paso más allá. Pero claro, en ABC no tienen que apoyar a Cayo Lara. Y la revolución socialdemócrata está empezando a ser imposible, insostenible, etc.
La ciudad arde en fiestas y el helicóptero de los príncipes, de allí, desapareció en el cielo de Londres –el día de la boda- pero he tardado dos meses en enterarme. Hay formulas periodísticas tremendas. Si un aparato desaparece, ¿no hay que dar la noticia de la reaparición? Iniciar el vuelo no es desaparecer, me parece. Otros príncipes, recién casados, no duermen juntos, oig! ¿Y que se pensaban? ¿Que ese tema se cura como prometen en algunos colegios de una determinada secta?
Luego están los que pueden aparentar y no ser. O Si. Y el retorno a Valencia como a Brideshead, y más plumas que en un matadero de patos. El vocero del PP, valenciano, se ha superado en su amanerada ñoñez habitual con el tema de la chupadita. Literal, damas y caballeros. Se acababa de sustanciar la dimisión del president y a Pons no se le ocurre más que hablar de chupaditas. Ignoro si en conexión con la alcaldía de Valladolid.
Tras el descalabro de la Caja del Mediterráneo, espero que alguien le indique que no es conveniente hablar de chupar, de los que chupan, qué chupan y a quienes chupan. Los indignados de nuevo en Sol y Pons hablando de chupar. Hay quien no se entera. Bueno, hay que decirlo todo, era una medicina lo que Pons proponía que chupase Rubalcaba. La medicina de la dimisión. A ver si el ñoño está apuntando alto y donde dice Rubalcaba hay que leer Mariano.
Si no fuera por haber encontrado ya varias perlas en mis lecturas de los últimos meses, la traducción del Cementerio de Praga, de Umberto Eco, se podría llevar un premio. En ella se habla del Canal de la Manga. Es cierto que en francés manga es manche y que en el original de Eco quizá el nombre geográfico figure en francés. Pero a mí, la Manga, antes de haber nacionalizado la CAM, me sonaba a Murcia.