Semana de vacaciones escolares, excursiones, primer baño de la temporada, fiestas diversas, rosas, libros, claveles/cravos… Aragón, Castilla y León, Catalunya, Portugal, Italia… Más la final de la Copa del Rey que, en la prórroga, se fue a la festividad del día: La virgen/verge de Montserrat, la rosa de abril, la morena de la Serra…¿Quién iba a ganar? Y fuera de programa, la muerte del Papa. Según un corresponsal fiable, ha habido menos gritos como el que reproduce el titular en este entierro que en el de 2005. Bergoglio no ha ayudado a acabar con el comunismo como Wojtyla. Es más, para muchos, el difunto Francisco era, él mismo, un rojo peligroso. De babor a estribor y de proa a popa, Bergoglio, como la inmensa mayoría de humanos, presenta un balance final de luces y sombras. Había olvidado completamente que solo tardaron una semana en decidir que se iniciaba el proceso de beatificación de Juan Pablo II. El primer Papa americano ya ha obrado un milagro antes de recibir sepultura: reunir en su entierro a muchos de sus detractores y una guinda con el encuentro Trump-Zelensky. Si se terminara la guerra en pocos días…ni las exmonjas de Belorado impedirían la beatificación rápida.
Probablemente ha sido después del lunes pasado cuando he percibido con claridad que el mensaje de bondad extraordinaria y toda su acción en positivo relativo al Papa argentino requería algún ajuste. Y ha sido una escritora argentina, Leila Guerriero, quien mejor ha resaltado las trampas del mensaje progresista del Papa difunto. Todo al margen de la duda inicial sobre su comportamiento durante la dictadura en la segunda mitad de los 70. En el otro extremo situaría a Cercas, no creyente confeso y admirador sin paliativos. Con una disculpa relativamente fácil de entender: haber ido más lejos podría haber significado un cisma. Un club –al que ya no es obligatorio pertenecer. Aquí lo era en la práctica hasta mitad de los sesenta por lo menos- con más de mil millones de socios, tiene que ser lógicamente muy diverso… Me ha cargado más el exceso de cobertura del suceso que las posiciones lógicas/ilógicas de los partidos más alejados del centro político –si eso sigue existiendo…-
Y mientras se activa el puente aéreo
Bruselas-Valencia como se anunciaba aquí la semana pasada, el protagonista no
difunto –físicamente- de la semana es nuestro Grande ministro del Interior Marlaska.
No es la primera y parece que no será la última ocasión para que este hombre
abandone el Consejo de Ministros. En alguna de las crisis de los gobiernos de Sánchez se dijo que no había recambio
para el abrasado Grande. Parece que es así. Motivos para el relevo en siete
años ha dado muchos. Es difícil contarlos… ¿Son torpezas? O merece la pena
recordar que ocupó cargo en el Consejo General del Poder Judicial a propuesta
del PP. A ver si lo que ocurre es que es más alien en este Gobierno que aquel
inglés en Nueva York que nos describía Sting.
La burla de querer meter de tapadillo, en Viernes Santo, la compra de balas a
un estado como Israel, después de los miles de asesinatos cometidos en Gaza por
sus tropas…No tiene nombre publicable.
A la réplica ha acudido raudo como
un miura Núñez F. Inagotable muestra
de su cociente intelectual, lo que ha encontrado de criticable en todo el
asunto es que España rescinda un
contrato con un estado democrático
como Israel. Es cierto que en Israel se celebran elecciones y que hay un
Parlamento. Es cierto que hay una fachada democrática que no existe en todos
los países a quienes compramos y vendemos. Todo lo demás también es cierto,
incluyendo las condenas de organismos internacionales que el estado democrático de Israel se pasa por
su santo forro. Incluyendo la orden
de detención de su primer ministro Netanyahu
dictada por el Tribunal Penal Internacional que otros demócratas como Trump y Orban han ignorado. El partido del húngaro ya fue expulsado del PP
europeo ¿Qué opina Núñez de la democracia en Hungría? ¿Y de un entrecomillado
–se supone que una reproducción textual- que aparece hoy en El País?
Cuando el PP español intentó hace
unas semanas trasladar el congreso de Valencia a Madrid, González Pons –probablemente una estrella en declive- fue el
encargado de pedirlo en una reunión interna del PP europeo: “Tenemos que sacar el congreso de Valencia y
llevarlo a Madrid porque tenemos un problema con Mazón, no sabemos dónde
estaba el día de la dana y aparentemente no estaba donde tenía que estar”.
El traslado era muy caro y el PP europeo no estaba dispuesto a pagar… Ahora
llega el espectáculo. Quizá quien haya tomado nota del entrecomillado es la
jueza instructora… Saliendo del túnel seis meses después.