370 días después ha aparecido la víctima número 230. Eso cree ser el president en funciones. No puede más. Ha podido 365 días pero los últimos cinco –se admiten rimas- se le han hecho tan cuesta arriba que ya no sigue. Y no es el único culpable y el otro, el que estaba informado puntualmente por algún instrumento de telepatía, ese todavía sigue. Y muchos más. Esta entrada podía haberse titulado “Más madera (2)” porque sigue el patio muy alborotado y como éramos pocos, de nuevo ha parido la abuela, con amenaza de dejar viuda a la presidenta madrileña por suicidio del delincuente confeso. Pocos guionistas se hubieran atrevido a tanto ahora que las series tienen en algún limbo a la mayoría del personal.
Tampoco está nada mal descubrir que una fiscal miente. Una de las dos altos cargos de la fiscalía. Se supone que una más amiga del fiscal general y otra mucho menos, casi enemiga se podría decir. Una dice que don Álvaro dijo algo y la otra lo niega expresamente y además dice que la una le tiene animadversión manifiesta al fiscal general. A ver si no es para afirmar que “cómo está el patio” con todos los signos de interjección que nos quepan.La otra cara la ofrece esta semana
Nueva York. Hace más de treinta años que un joven padre de familia, que no había
terminado la secundaria obligatoria, me dijo muy seriamente que Nueva York no
era América. Me costó entenderlo. Era mi segundo viaje a Estados Unidos y en el
primero solo había estado en Nueva York y Washington. Ese segundo era muy al
sur, casi en la latitud de Cuba, con caimanes que aparecían de vez en cuando
por los jardines de las urbanizaciones… Aquel verano una turista alemana solo
dejó como rastro el bolso.
Viendo mapas electorales detallados
se entiende mejor lo que algunos allí no consideran América, que solo algunas
veces nombran como los “States”. Es una forma de apartheid aparentemente más
limpia. Si la mayoría vota distinto, diferente a nuestros gustos entre
conservadores y reaccionarios, les hacemos un bantustán aparte. Nueva York esta
semana les ha dado la razón. Han votado mal, como decía un difunto premio Nobel
de Literatura. Si votas lo que a mí no me gusta es que votas mal.
La lección, como alguna bendición papal, debería ser para la ciudad y para el mundo, urbi et orbe. A veces se pierden las batallas antes del inicio, por ejemplo eligiendo en el interior del partido al candidato o candidata menos adecuado/a. Pero Nueva York esta semana ha rizado el rizo. La disputa electoral no era entre un candidato demócrata, con todas las de ganar en la ciudad, y uno republicano. El enfrentamiento era entre un demócrata moderado o conservador y uno abiertamente socialdemócrata que en los EE.UU. es la frontera con lo inconcebible. Comunista sin remedio para Trump y medio país.
Cuando yo era muy pequeño, tuve la
oportunidad de escuchar, en plena dictadura en España, cómo discutían de
política dos adultos norteamericanos. Él era hermano de mi padre y en 1960
llevaba más de 30 años en California. Ella era su mujer, de procedencia
vasco-francesa cuando todavía no sabíamos lo que era Iparralde. Sus hijos, mis
primos, combatieron a los japoneses en el Pacífico. El pequeño, Frankie, tuvo que falsificar la edad
para poder enrolarse. Aquel noviembre el tío Ángel votó a Kennedy y
la tía Grace a Nixon. Y aquel verano pudimos escuchar las diferencias que ellos se
lanzaban apoyando a sus candidatos. Kennedy, 16 años antes del 200 aniversario
de la Independencia, fue el primer presidente católico en los EE.UU. Zohran Mamdani además de
socialdemócrata es musulmán, claro que todavía no es el presidente. Solo el
alcalde de la ciudad más grande de aquel país. En pocos meses se celebra el 250
aniversario de la Independencia. No va a dar tiempo. Además Mamdani, por no
haber nacido allí, nunca podrá ser presidente...
Gaza, vergüenza de la
humanidad; Gaza, siempre en la memoria












