El viernes era 18 de julio y aquí empezaba la Semana Grande. Bastantes banderas palestinas en el chupinazo. Y algún incidente. Ahora que en Francia empiezan a recortar fiestas, puede merecer la pena recordar que aquí ya hubo una poda importante. La llegada de la democracia se llevó por delante a San José, a San Pedro, a Santiago y a aquellos jueves que relucían más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión. Y, claro, el 18 de julio, y alguna fiesta local relacionada: las liberaciones/ocupaciones: en Bilbao el 19 de junio y aquí el 26 de agosto. En Barcelona no era fiesta el 26 de enero.
Ahora que se empieza a oficializar -Camargo, El Astillero- la “necesidad” de declarar festivo el día de El Carmen, me permito recordar que hay fiestas importantísimas que no tienen carácter festivo laboral. Por ejemplo, el Sant Jordi barcelonés. El 23 de abril de 1976 asistí a un fenómeno descomunal; el ball de l’Estatut concentró en Montjuïc a decenas de miles de personas en un día laborable víspera de otro igual de trabajador. Tampoco está nada mal la verbena/hoguera de la noche del 23 de junio y aquí no es festivo el 24. Y volviendo a Francia, el gobierno de François Bayrou propone eliminar del calendario festivo el 8 de mayo, final de la II Guerra Mundial, pero mantiene la Ascensión. Laicismos sin fronteras… Y volviendo al 16 de julio, la virgen de la gente de la mar, me sigue gustando asistir a la celebración del Barrio Pesquero con su carácter actual, aunque este año no hayan salido los barcos…
Hay otras fiestas mucho más peligrosas: las de VOX y
comparsas. Las cacerías de inmigrantes. Tirar la piedra y esconder la mano.
¿Cuántas horas pasaron entre las declaraciones de una diputada por Almería, de apellido
tan español como De Meer, y los sucesos
de Torre Pacheco? Escuchar a una vecina, que eligió como marido a un magrebí,
que algún vecino –o forastero muy broncas- se dirija a ellas, -no es la única
con esa elección- como las “ follamoros”,
me ha recordado la incitación a la violación de un genocida como Queipo de Llano, acogidos sus restos en
la Basílica de la Macarena hasta hace poco más de dos años…
Hay una pregunta legítima: la ley que ilegalizó a Herri Batasuna, que al final contribuyó a la desaparición de ETA, ¿era a la medida o se puede aplicar a otros terroristas? Claro que volvemos al lío de las víctimas. La frivolidad de una frívola, pongamos la alcaldesa Igual, manoseando la memoria de Miguel Ángel Blanco ¿Está aspirando a algo más? ¿Debe la presidenta Buruaga vigilarse la espalda? Ahora dos, solo dos asociaciones de vecinos -pero es la primera vez que se publicita después de decenas de años de más manoseo clientelar- esas dos denuncian el tráfico de entradas gratis para la feria taurina… ¿Se puede pedir un paso más a alguna de ellas? Por ejemplo, llevar el caso a la Fiscalía… En cuanto a que una política del tercer nivel como la alcaldesa trate de confrontar, por ejemplo con Oskar Matute, es como mínimo imprudente. No sé si desconoce la composición actual de Bildu, ni si le interesa, pero la respuesta de hace dos años a Espinosa de los Monteros debería hacerla reflexionar. La adjunto por facilitar.
Y ahora que sacude el veraneo la imputación de un antiguo
ministro de Hacienda… Me da por preguntarme ¿por qué hay tantos próceres irregulares
del PP que han encontrado nido en Cantabria? El graciosillo Montoro –sus risitas eran del nivel de
algunos de los que salen en programas de humor- es que se estaba riendo de
todos, catedrático de la Universidad de Cantabria. Los méritos previos debió de
hacerlos en otro lugar. No tengo ni idea de quienes fueron los padrinos de
semejante fichaje. “Aquel señor del que
usted me habla”, Luis Bárcenas,
senador por Cantabria elegido en dos legislaturas y Moreno Bonilla, actual presidente de Andalucía, diputado por esta
nuestra región. Trío de ases. Aunque lo del presidente andaluz todavía no ha
llegado a los juzgados. O sí. Algunos jueces consiguen mantener los secretos
sumariales durante años.
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