Los adjetivos han tenido una semana gloriosa a cuenta del abuelo Ramón. El señor Tamames tiene hijos, probablemente nietos. Con su edad, incluso bisnietos le pueden caber y más generaciones descendientes. Ninguno influye en el abuelo como para haberle quitado la idea de la cabeza y lo suyo es incalificable. Por tanto, los demás adjetivos sobran. Ya. Incalificable. El tono gamberro, -menos dramático de momento que en el fascismo original, el de hace un siglo-, que arrastra el neofascismo, le puede dar mucha juerga a Ramón, a Santiabascal, a Dragó y a varios más, pero tampoco deben tener quién les ponga ante sus hechos y les haga ver que lo que hacen y el patriotismo tienen menos parecido que el famoso huevo y la famosa castaña.
Lo del otro tampoco está nada mal.
En Madrid hay más de ciento veinte embajadas de países extranjeros. ¿Cuál
escogió el otro para hacer de don Tancredo
el día de la fiesta de Ramón en la Carrera de San Jerónimo? Efectivamente, la
de Suecia. Pudiendo haber elegido, pongamos la de Mongolia. Hacerse el sueco
tiene larga tradición en este nuestro país tan alejado del otro y no solo por
unos miles de kilómetros. Me cuesta creer que en Suecia se pudieran tolerar
tantos desmanes como tragamos por aquí.
Todavía está en la página web
oficial del P.P. Hace diez años, el día de San Jorge de 2013, Cospedal visitó la sede del PC chino
para estrechar relaciones. En este blog ya se ha publicado captura de esa
página pero ahora mismo no voy a buscarla. Salvo que me obliguen. Ahí se lo
dejo gratis. Diez años de ventaja en maoísmo new age le saca el PP al
sanchismo. Espero que no haya ni una palabrita de crítica al viaje a Pekín del
presidente Sánchez. En todo caso, la
medalla propia de los adelantados. Aunque no son muy de fiar. Todavía no han
aclarado qué les ha parecido mal de la cumbre iberoamericana de Santo Domingo.
Como no sea que ellos se quedan en casa y las mañanitas en Madrid todavía son
frescas. Lo de la segunda mitad de este año, con la presidencia europea, va a ser un crujir diario de mera envidia. Se
tarda casi catorce años en volver a ocupar esa presidencia de turno de la Unión
y quién sabe entonces dónde estaremos.
La verbena de don Ramón se me mezcló con dos noticias locales en la radio. Una de Botimburgo -2ª época: La antigua sede del Banco en estado de reconversión para espacio museístico, ya tiene nombre. A dos años de su inauguración y con emotivas palabras de Ana Patricia, ese nuevo museo se va a llamar Faro Santander. Muy bonito. Lo malo es que ya hay un faro en Santander. Que también es un museo y que se inauguró más o menos a la vez que el Banco, en tiempos de Isabel II… Seguro que la Autoridad Portuaria, tan diligente a la hora de fortificar algún espació portuario hasta hacer palidecer de envidia a un campo nazi, ya estará recurriendo el nombre que se le ha ocurrido a la banquera local.
La otra, confieso que me hizo ver a
la alcaldesa de la capital, con plumas y larga boquilla, cantando Tatuaje, aquella del que vino en un
barco de nombre extranjero… Es lo que tiene la radio en el coche. Pillas las
noticias a medias. Entiendes que el Ayuntamiento ha pagado no sé cuántos
tatuajes con motivo del 8 de marzo…empiezas a maldecir… No era suficiente con
que la alcaldesa anuncie cheques-bebé a dos meses de las elecciones, o que te
mande cartas diciendo que setenta millones se han quedado en los bolsillos de
los santanderinos con sus rebajas de impuestos… y en cuanto abra el Registro
mañana presento mi petición. Sin ir al céntimo me deben tocar unos
cuatrocientos euracos y además tatuajes gratis con cargo al contribuyente y yo
no tengo ni uno… Y no. Eso parece que ha pasado en Torrelavega y para mí tiene
menos encanto. No acabo de ver a Marcano
jr disfrazado de cabaretera. Después está mi despiste primaveral. Las voces
de la caverna ya se habían ocupado del temita en el entorno del 8 de marzo, que
siempre da juego… pero yo, con dos semanas de retraso. Menos mal.
Me voy a encontrar muy malito a
finales de mayo. Lo veo venir. Las ministras Montero y Belarra, en
las últimas semanas, habían hecho mucho para que yo sintiera que no tenía nada
que ver con lo que dicen representar. Y ahora, conocida la número dos de esa
lista municipal, no paro de recordar a Serrat,
que también ha pasado por aquí esta semana. Entre esa señora y yo hay algo personal…