lunes, 6 de enero de 2020

Zanahorias



Alguna famosa teoría sobre el comportamiento humano se relaciona con la zanahoria y con el palo. A pocas horas de que se desate el primer nudo, o no, sobre la posibilidad de que España vuelva a tener un gobierno, me resulta imposible no recordar lo que me ocurrió el pasado martes 31. Conducía por la A67 hacia el sur y llegando a Reinosa, la entrevista que mantenían en una de mis emisoras habituales, se cambió por un tono jocoso en francés del que antes de entrar al túnel solo llegué a entender con claridad carottes. Zanahorias. Después del túnel, con poca calidad, volvió la emisión desde Madrid. En esa misma zona, entre Espinilla y El Henar, más de una vez ha entrado una emisión en inglés. No sé si alguien ha reclamado. En la propia capital, en el túnel de Puertochico, se pierde la señal de fm. Smart city, recordamos?

La última semana en casa me había ido aferrando a un debemos estar cabalgando porque ladrar, ladran una barbaridad. Lo he llegado a comentar en el muro de algún amigo en alguna red social. Ayer, 5, no solo no triunfó la ilusión, el Congreso de los Diputados parecía una taberna de chisperos muy rancios. Puestos a llamar la atención, y a pesar de que Revilla y Mazón pueden intentar el asalto al club de la comedia, la señora Arrimadas ha podido quedar campeona de la desvergüenza. Interesadamente confunde el lenguaje y dice buscar un valiente cuando lo que de verdad quiere es un traidor. Como Pinochet. Como Franco. Como muchos más.

Y la sombra de un Tamayo se extiende esta noche. Solo necesitan uno. Gracias al PRC y a una señora canaria, con uno les vale. ¿Para qué? Para seguir sin gobierno. Nuestra derecha cuando se pone acratona es temible. Antes de las carottes/zanahorias en la radio estaban entrevistando a Rafael Simancas, el primero en sufrir el tamayazo, y no puedo evitar tener algo de miedo esta noche. Si sale bien, si mañana a la hora de comer hay un gobierno de una coalición de progreso, será con un solo voto de diferencia. No es mucho mimbre para el tamaño del cesto que necesitan millones de españoles.

Espero no ver el día en el que la ciudadanía se encuentre dividida y agresiva como los 350 de la Carrera de San Jerónimo. Pero hay que empezar muy desde abajo a poner orden. Hoy me han hecho un comentario en la panadería. Me gusta el pan poco cocido. Mantengo en bromas el término tostada de Navidad, así lo aprendí de pequeño, para lo que otros denominan torrija y sí, he votado una lista el 10 de noviembre que puede obtener mañana la investidura para un gobierno de coalición y no voy a sacar ninguna navaja ni a los del pan muy tostado, ni a los de la torrija. Ni siquiera a quienes claman por un traidor. Con navajas, no.

Y ya con el año más enraizado se podrá hablar de economía, deuda pública, impuestos, de lo normal que resulta que la Supercopa de España se juegue en Arabia donde se compite por un Rally que se sigue llamando Dakar… Es una época fantástica para fantasmas. Con el ruido interno es probable que no se comente mucho que en Oriente Medio está a punto de liarse otra más gorda, y que hay otro buque de la naviera Bahri rumbo a Motril, donde cargará explosivos destinados a una guerra sin declarar…

Y sí, el día 24, en menos de tres semanas, en Valencia, presidente Revilla se va a codear con periodistas, políticos, escritores…lo ha conseguido. Gobernar no gobierna mucho, pero se divierte la repera. Su giro de fin de año habrá dejado mudos a sus amigos más universales: El presidente mejicano, el ex presidente uruguayo, el cantante cubano… y a miles de cántabros que a pesar de que ya había dado numerosas pruebas del valor de sus afirmaciones, le han vuelto a creer. Paz y bien. Un saludo franciscano para un nuevo año cargadito de…






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