lunes, 16 de enero de 2017

Welcome Donald


Ojalá fueras un pato. Puedes parecerlo a veces, pero no lo eres. Sólo con la alusión a Meryl Streep, Donald Trump ya se ha situado entre la gente que no me cae bien. ¿Sobrevalorada la señora Streep? A ver,   puntuemos a otras gentes sobrevaloradas: Cervantes? Shakespeare? Einstein? Si hasta Carlos Boyero opina que es grande entre las grandes. Para mí ya has agotado el mandato, Donald.

Los presidentes de los EE.UU se dirigen a sus ciudadanos en estas fechas de enero. Es, la mayor parte de las veces, el discurso más solemne del año. El mensaje sobre el estado de la Unión tiene numerosas citas históricas. Así ha sido decenas de veces. El año próximo se cumplirá el centenario de uno de los más notables. El del presidente Wilson que contenía el plan de paz que meses más tarde daría lugar a la rendición de los Imperios centrales y al final de la I Guerra mundial.

Uno de cada cuatro años, ese mensaje es el del comienzo de mandato. Ahí estamos ahora. Los norteamericanos han elegido y ahora empieza la fiesta. ¿Ha ayudado la escasez demócrata al triunfo republicano? Seguramente, aunque no sea fácil establecer la medida. La broma de una película mítica aparece con toda legitimidad. Si los Monty Python se preguntaban que habían hecho los romanos por los de aquellas santas tierras, nosotros podemos preguntarnos qué ha hecho por nosotros Obama.

Aplicando leyes universalmente conocidas, seguro que todo podía haber ido peor, pero el legado del primer presidente de los EE.UU con cierto color de piel, es bastante escaso. En el amplio sector del planeta que va del sur de Asia al norte de África, las cosas no están mejor que hace ocho años. Honestamente creo que están bastante peor. Lo que había y Siria. Lo que había y Libia. Lo que había, que no era poco y… hasta llegar a la mayor catástrofe humanitaria de los últimos 70 años. No culpo a Obama más que en una parte: lo poco que ha hecho para que eso sea así.

Aquí seguimos en la creencia de ese poder enorme del presidente de los EE.UU y es cierto que tiene contrapoderes internos notables. Sólo en la primera cuarta parte de sus ocho años como presidente pudo haber actuado con más contundencia en su reforma sanitaria o en el cierre de la ilegal prisión de Guantánamo y en algún otro. Mientras miramos hacia el espectáculo que sin duda empieza ahora, con epicentro en el Distrito de Columbia, en casa también tenemos de sobra.

La ministra de Sanidad puede acabar arruinando la memoria del gran humorista Eugenio. En acento vernáculo compite más que dignamente. Los afiladores de cuchillos socialistas siguen en su tarea. Los partidos nuevos han envejecido a una velocidad que desafía las leyes físicas conocidas. Conocemos, y no pasa nada, que más de la mitad de la actual deuda pública del reino de España se debe al rescate bancario.

O sea, que el gobierno que en la campaña electoral de 2011 dijo que ni un euro para la banca, ha regalado alrededor del 50% del PIB a unos señores que pasaban por allí y además, el presidente de aquel gobierno, y la vicepresidenta, y… han renovado  sus cargos gracias a… Mucho mejor contemplar el espectáculo del otro lado del charco.

Bajo los adoquines no había playa, pero la mimosa de la semana pasada sí estaba en flor

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