martes, 14 de julio de 2015

Pobre de mí (de nosotros)



En el principio era el nacionalismo, los nacionalismos, y las guerras. O las guerras y los nacionalismos. Hace 100 años la I Guerra Mundial aumentaba la escala de lo visto hasta entonces en el continente. Hace 70 terminó la IIGM, varias veces más dañina que la anterior y se empezó a poner en el mismo panel las cuestiones económicas clásicas, carbón y acero para empezar, con las opciones políticas. Y se inició el edificio inconcluso que hoy denominamos Unión Europea.

Hace unas horas esa tarea, que tiene casi la misma antigüedad que yo, el tratado de Paris es de 1951, ha recibido un golpe mortal del que parece que se alegran la mayoría de dirigentes del continente. Ninguna esperanza pues. Ha habido avisos serios de lo que ocurría fuera de las fronteras de esa unión frustrada. La matanza de Srebrenica acaba de cumplir 20 años. Los Balcanes, miren por donde, al sur de los cuales se encuentra Grecia, no es una zona estable. Y lo va a ser menos.

Cuando el optimismo de las bolsas cese será momento de empezar a averiguar por quién doblan las campanas. De nuevo Hemingway en este blog. Una semana más tarde. La que va del chupinazo al pobre de mi. La fiesta no podía durar y estaba anunciado. “Grecia ha sido una fiesta. Ahora, ahora mismo, viene el aterrizaje. Como en toda resaca” eso está escrito la semana pasada. Yo no podía saber que el aterrizaje iba a ser tan de emergencia. Intuía algo. Pero no soy tan listo como el presidente del gobierno, su ministro de Economía o sus nuevos valores emergentes.

Ellos, descontando el gracejo en el habla de Rajoy, o el tono #supermegapijo (sólo?) de Guindos siguen promocionando la #marcaEspaña y ahora debía tocar un trompazo. El que se han dado ellos, su gobierno al completo y el Partido Popular en el empeño de elevar a De Guindos a alguna categoría para la que parece que no ha entrenado lo suficiente. Y tan anchos. Se gana a veces y se pierde otras. Así lo ha resumido. Y se generan frustraciones cada vez que se intenta algo disparatado y se impone el orden natural. Destituir ayer al holandés impronunciable y rival de nuestro ministro ¿qué significaba? ¿Nadie en la casa popular se lo había planteado? ¿Son más cretinos de lo que aparentan a veces?

Algún griego andará de resaca por Pamplona. Habrá que confiar en el/ellos para que traduzcan a su lengua antigua el significado de lo que se canta esta tarde en la capital de Navarra. También pueden unir el dolor del Papa por el fracaso de Tsipras y el sufrimiento del pueblo griego o las advertencias de algunos economistas que algo habrán hecho alguna vez para merecer el premio Nobel.

Esta Unión Europea no puede funcionar, no estaba pensada para quedarse a medias, si es que alguien tenía un diseño completo del edificio. Pero está claro que no tiene tejado y cuando llueve, sobre todo cuando llueve fuerte, se mojan más los que tienen menos. No es una propiedad aritmética pero puede llegar a serlo. No hay la más mínima voluntad de construir un estado europeo, con la fórmula constitucional que se decida. Así, algún especialista debería empezar a explicar como se puede desmontar la moneda única sin que el cataclismo adquiera proporciones cósmicas, del griego κόσμος

Las campanas van a ir doblando por todos en Europa. Y si en el principio era el nacionalismo, los nacionalismos, y las guerras. O las guerras y los nacionalismos, los nacionalismos ya están aquí lo que falta no quiero nombrarlo. Esta entrada es la 254. No creo que el pesimismo sea la nota dominante en ellas. Probablemente al contrario. Hoy no puedo escribir de otra manera. Me daré vacaciones a ver si a la vuelta…

1 comentario:

  1. Excelente reflexión que debes prodigar más a menudo y no sólo a vuelta de escapadas. Que sea el mar quien limite tu caminar. Esta Europa en crisis está reduciendo la democracia a meros esquemas y se deslastra en numerosas contradicciones. Sácalas que se te da muy bien.

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