En el verano de 1993 pasamos un mes en Florida, en el área de la Bahía de Tampa. Como coordinador de un grupo de estudiantes entre los que estaba mi hijo, mantuve una relación estrecha con las familias en cuyas casas se alojaban esos estudiantes. Mi hijo estaba con la familia del coordinador local. Ya conocía Nueva York y tres años antes había hecho el mismo trabajo en Toronto, pero allí los estudiantes menores de edad estaban internos en un colegio y yo me alojaba en la Universidad con los adultos. La interacción con los locales fue mucho menor. En Tampa, prácticamente a diario, los estudiantes llegaban a primera hora muy sorprendidos con las preguntas sobre España que les habían hecho las familias. Preguntas muy diversas. La más sorprendente que recuerdo ahora es la de si teníamos cristales en las ventanas. ¿A quién preguntaríamos ahora mismo si tienen cristales en las ventanas?
Frente a esa pregunta que denota desconocimiento absoluto
por parte de aquella familia, otras, más de una y de dos, conocían España.
Habían estado el año anterior. Los fastos de Barcelona y Sevilla, los típicos
recorridos de Madrid, Segovia y Toledo… Y todos los que habían venido mantenían
un recuerdo: lo caro que era nuestro país. Un cambio muy desfavorable del dólar
–que duró muy poco tiempo- les puso España a un nivel insoportable… Traigo
ambos recuerdos como prueba de que los estadounidenses son muchos y muy
variados. Y que aunque a veces se generaliza sobre ellos, no los conocemos a
todos. Y que algo funciona allí aunque pueda parecer que el presidente, un
presidente como Trump, tiene más
poderes que Napoleón o un zar.
En pocas horas, ese presidente se ha encontrado con un muro legal y 18 fiscales de 18 estados en los que no tiene mayoría, le han frenado un evidente despropósito anticonstitucional y quienes estén naciendo ahora mismo allí, siguen siendo U.S. citizens, ciudadanos estadounidenses.-https://www.census.gov/topics/population.html- Ahí se puede ver el movimiento natural de la población al día. En el momento en que guardo el enlace, 341.247.244 habitantes en los EE.UU y 8.096.929.469 en todo el planeta. Esas cifras irán cambiando. Hagan/haced la prueba.
En otro campo, quizás más inesperado, también se encontró a
las pocas horas de su toma de posesión con el sermón de la obispa Mariann E. Budde, vieja conocida del
presidente a quien ya había censurado en su primer mandato. Entonces y ahora, ese
hombre al parecer tan religioso, trata de usar la religión –tan importante
allí- a su favor, y la alta dignataria le pone en su sitio. Tan simplemente
como que defiende posturas contrarias a las enseñanzas evangélicas. Además de
cínicas: menos los denominados por Hollywood como pieles rojas, todos han sido
allí inmigrantes. Incluso la madre del presidente.
No tengo ninguna razón para considerar cautivo mi voto, pero
alguna opción está descartada de oficio: Núñez
Fe y sus creencias sobre los escudos humanos. No sé si la idea es suya o de
Isabel San Sebastián, una de las
muestras más logradas del periodismo de lanzallamas. Los dos usan el mismo
argumento. Cuando se ha hablado y se ha utilizado de verdad a seres humanos
como escudos ¿Quién atacaba? ¿Quién ha atacado ahora en el supuesto de que el
gobierno haya usado a sectores de la población como escudos humanos?
Además de las pensiones, en febrero deberían bajar los sueldos de los asesores
que preparan argumentarios tan simples.
Argumentarios con efecto devastador cuando los usan
políticos de tercera división. Tenemos en Cantabria un Torrente local, ocupa la cartera de Fomento y comparte mi nombre de
pila. Después del voto en contra de su partido, amenaza con ir a los tribunales
contra el gobierno central. Supongo que en Moncloa estarán muertos. De risa.