Llevo semanas recordando la masacre de la plaza de las tres
culturas en el D.F. mexicano. Judith
Reyes lo inmortalizó en una de sus canciones más conocidas: “El dos de octubre llegamos, todos
pacíficamente, a un mitin en Tlatelolco,
quince mil en la corriente. Año del sesenta y ocho qué pena me da
acordarme, la plaza estaba repleta como
a las seis de la tarde (…)
Las
tres culturas, indígena, española y mexicana moderna, se estremecieron aquella
tarde del 2 de octubre del 68,
a diez días de la inauguración de unos JJ.OO. que ponían
a la república mexicana en la línea de meta entre las nuevas grandes potencias
que habían sido derrotadas en 1945,Tokio en 1964, Munich en 1972. La matanza de
Tlatelolco dejó a México en esa eterna promesa de grandeza sumida en la
violencia hasta hoy mismo.
Si
de eso hace 50 años, de la entrada de los aliados en Damasco hace 100. La
primera guerra mundial daba sus últimos coletazos, pero también tal día como
hoy, de hace 80, los nazis empezaron a devorar la joven república checoeslovaca
después del intento de apaciguamiento a Hitler de unos días antes en Munich…
contra ese apaciguamiento se luchaba en las cercanías de Gandesa, en la batalla
del Ebro… todavía puede haber quien no reconozca la relación.
Muchas
cosas históricas en estos dos primeros días de octubre, y en todos los demás…
lo de hace un año en Catalunya lleva camino de ser recordado como un gran
engaño, pero la Historia, con H, no se puede hacer en un año. Un amigo cumple
años hoy. Los más mayores recordábamos ayer que esta fecha fue festiva durante
mucho tiempo en España, incluyendo Catalunya y el País Vasco ¿Qué se celebraba?
El día del Caudillo, la exaltación de
Franco a la Jefatura del Estado… La
inmensa mayoría de ciudadanos ya lo ha olvidado o nunca lo ha sabido.
De aquel otoño del 68 guardo una imagen propia muy
dubitativa. Probablemente mi mayor crisis en el tránsito a la vida adulta.
Había cumplido 18 en marzo, el mayo francés me dejó en una nube de la que caí
en agosto rompiendo cualquier simpatía con quienes habían matado la ilusión
checoslovaca de una sociedad mejor y en libertad. En octubre, la boda de mi hermano mayor me
dejó solo en la casa de mis padres. Mis hermanas ya habían volado del nido y lo
intenté.
De hecho, hice mi primer vuelo real, con destino a Santiago
de Compostela. Mi estancia en la Escuela Superior de Náutica de La Coruña no
llegó a un mes. Por segunda vez erraba mi camino académico. Cualquier año de
estos publicaré detalles. Acabé el año de nuevo en casa de mis padres y
vendiendo libros. En ninguno de aquellos libros, ni en los miles que he
manejado después, he encontrado la expresión “caer la mierda en la boca”
La alcaldesa de Santander, espero que ya en tiempo de
descuento, lo ha soltado en el último pleno municipal. Ya hace cuatro días y
todavía no he leído que se haya muerto de vergüenza. Supuestamente es una
señora fina ¿de dónde ha sacado eso? ¿a quién se lo ha podido escuchar? Quería
decir escupir hacia arriba? Tirar piedras al propio tejado? De esas buenas y
finas damas libéranos dómine. Dice la RAE en su segunda acepción del término
dómine, que en sentido despectivo, significa aquella persona que sin mérito
para ello adopta el tono de maestro. Nuestra alcaldesa, durante muchos años,
dejó que se dijera que era maestra. Pues eso.
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