Conocido el resultado de las
elecciones al Parlamento europeo, debo resaltar que las apelaciones al déficit
democrático y la complicada estructura de la que se ha dotado la Europa unida,
no han estado en el centro de los discursos, ni dentro ni fuera de España, de
los candidatos ni de sus entornos. Seguimos con un #procesofrankestein, construyendo un
monstruo. La culminación de la integración es una sola y alta autoridad política. ¿Un presidente de Europa elegido por sufragio universal
libre y directo por los ciudadanos? No se si lo plantea alguna fuerza política ¿Dónde queda algo similar? Van Rompuy? Juncker? Una moneda única sin
autoridad política quizá no se pueda mantener mucho más tiempo. Los sacrificios
a los más débiles tienen límites.
Y los estados mayores de las formaciones
políticas echan humo esta mañana. No creo que nadie se ocupe hoy de algo
relacionado con mi primer párrafo. Entre los grandes, la mayor preocupación es
salvar los muebles. Pero hay incendios de proporciones tales que salvar la vida
es mucho. Un deporte de esta semana será regionalizar los datos. Muy en primer
lugar Catalunya y su participación por encima de la media para descolocar aún
más al presidente de la Generalitat y el aguante relativo del socialismo
andaluz, en el gobierno de manera ininterrumpida desde hace más de treinta
años.
Los casos de Madrid y Valencia, por
no ir más allá de las cuatro comunidades más pobladas, ponen serias luces rojas
a los populares. En la capital, la suma simple de Podemos e Izquierda Unida se
coloca por encima del PSOE. Eso ocurre también en Santa Cruz de Bezana- para
lectores de fuera, un municipio de la aglomeración urbana de Santander- y en muchos municipios más –seguimos teniendo
pese a la crisis más de 8.000, pero la dimensión es diferente.
En el descalabro casi absoluto del
bipartidismo, del que hoy se alegra la mayoría de la ciudadanía, lo más
asombroso es que siga ganando el PP. Un PP que no ha cumplido ni una de sus
promesas electorales de 2011. La candidata socialista interpretó anoche su
mejor papel de la campaña a la hora de definir los resultados. En Ferraz están
tan acostumbrados a las derrotas dulces que es mucho mejor para casi todos si desde esta misma mañana se
ponen a cambiar la sintonía
El arrollador triunfo de Podemos, de
manera automática hace que entre los perdedores, pese al resultado
aparentemente magnífico de la coalición, estén los más clásicos dentro de IU.
El aparato del PCE tendrá que negociar con una fuerza con todas las
potencialidades y los inconvenientes de la juventud y la inexperiencia. IU ha mejorado sus resultados de manera
espectacular pero si hubieran sido capaces de ser más abiertos e integradores,
podían haber conseguido ser la segunda fuerza, quien sabe si la primera y eso
si hubiera sido la revolución democrática que España necesita.
Estuve el invierno pasado en la
presentación de Podemos en Santander y en alguno de sus actos de campaña. Los
sigo por facebook. No me han convencido lo suficiente. Podía hoy alardear de
que mi voto es uno de su millón y cuarto y nadie pensaría que era falso. No es
fácil definir el populismo. De hecho, los expertos en ciencia política sitúan
esa definición entre las más difíciles. Monedero,
el pasado febrero en Santander, no ocultó que la candidatura era un pulso a IU, para conformar una nueva
izquierda de cara a futuras elecciones. Y para negociar con más fuerza. Eso
cuando pensaban en uno, o como mucho, dos eurodiputados. La situación hoy es casi
de empate…
En Cantabria, el test europeo sin el
PRC no sirve y en la escala nacional hay que contar con la ley D’Hondt. Las alianzas deben ser hechas
antes de cerrar las listas. El resto es regalar votos al bipartidismo y más
concretamente al PP. Hace catorce años Almunia
hizo un último y desesperado guiño a Francisco
Frutos y el resultado fue la mayoría absoluta de Aznar. La izquierda más o menos nueva y más o menos unida no tiene opciones
en la mitad de provincias, las que eligen menos de seis diputados. De hecho,
solo recuerdo una excepción -el PSUC en Tarragona en 1977 y 1979- en el resto,
esa izquierda nunca ha obtenido representación en unas elecciones generales.