Lo prometido es deuda. Aquí está el comentario a la columna del ilustre académico. Me ha parecido mucho más sencillo incluir el texto completo que andar haciendo comentarios a citas textuales de algunas aseveraciones. El ilustre académico reinventa una historia de España de los años 30. Nada nuevo. El revisionismo es un tema muy querido en la historiografía. No hubiera hecho falta que fuera un académico de la Lengua el que se ocupara, de nuevo, de disculpar un tremendo crimen cometido contra España por augustos traidores. En la propia Academia de la Historia, muy recientemente, se han descubierto especímenes diversos que coinciden a la hora de ensalzar al último tirano español. Con su pan se lo coman.
Están ya muy cerca de alguna especie de saurio desaparecido hace cientos de millones de años. No tienen nada que ver con la inmensa mayoría de la población actual del Reino, pero por mi modesta parte no quiero contribuir a que sigan pasando, algunos de ellos, otros son simples payasos, como prohombres de la patria. La regla de platino-iridio que certifica lo que es y lo que no es.
Afirmar, en el siglo XXI, desde un sillón de la Real Academia -ayudando una vez más a no entender la razón de que semejantes posaderas se asienten en él- que no es verdad que el fascismo se alzara contra la democracia en 1936, invitaría a preguntar -una vez que se justifica el golpe del 18 de julio- qué es lo que no se justificaría a continuación. Toda la actividad armada contra el franquismo, desde 1939 hasta 1975, tendría mejor justificación.
Volver sobre la intentona comunista huele más que a podrido. Está demostrado por centenares de especialistas que la influencia del PCE crece exponencialmente a partir del golpe ... Avalar que la victoria del Frente Popular de febrero del 36 se debió a un pucherazo es, además de una novedad, directamente insultar la realidad histórica de nuevo archidemostrada por especialistas ...
Y acabar apuñalando al todavía presidente del gobierno en funciones es aparcar en lo del Pisuerga y Valaldolid.
Señor Ansón espero que usted sea creyente. Sólo la existencia de un dios todopoderoso e infinitamente misericordioso explicaría el papel conseguido por usted en esta sociedad a la que paga con diversas traiciones de vez en cuando. Habrá un juicio histórico para usted como lo ha habido para el franquismo. Ha tenido suerte de no nacer alemán. Dificilmente se sentaría allí en una butaca equivalente a la de nuestra Academia de la Lengua para, a la vez, decir que Hitler se adelantó a la intentona comunista en Alemania.
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