Entrada publicada hoy en www.aquiconfidencial.es
Espero que no exista tal vocablo en la lengua franca, la de la Spanish Revolution, que no deja de darle un toque pijo al movimiento de las plazas. Quejío hubiese sido mucho más racial, pero seguimos sin fiarnos de nuestro potencial y eso que en Syntagma, Atenas, la pancarta que más destaca tiene un escueto “No pasarán”, sin ninguna traducción a esos caracteres que los que no fuimos de letras sólo usamos para denominar algunos ángulos.
Un par de semanas sin acudir a la cita regular han impedido que me consagre como premio a la regularidad durante un año. Sólo han sido cincuenta semanas de puntualidad. Confesando, confesando, además de unas cortas vacaciones alcarreñas, el paréntesis ha sido debido al stop provocado por la resaca de las elecciones locales.
Ahora que ya se han constituido los consistorios y parlamentos y que en horas habrá nuevos o renovados, presidentes y presidentas en trece Comunidades, ahora es hora- segadores- de empezar a cronometrar. ¿En cuánto tiempo se iba a arreglar todo? ¿No nos lo han dicho en la campaña? Habrá que tener más cuidado en la próxima.
Si las campañas electorales no se convierten, por la vía más rápida, en un auténtico contrato con los ciudadanos, es posible que los incidentes del Parc de la Ciutadella de Barcelona no hayan sido más que el principio de no se sabe bien qué, pero sin duda doloroso al final. Por edad no me toca jugar a joven airado, pero algunos principios de la DRY (Democracia Real Ya) no deberían haberse olvidado nunca.
No deja de ser grotesco, sin dejar de ser canalla, que antes de empezar a gobernar, principios básicos del programa de la opción ganadora –bajada de impuestos- se demoren no menos de media legislatura. Cospedal tampoco parece tener muy claro como crear empleo, no lo ha dicho en su investidura, pero la parte ritual, la repetición una y trina, aburrirá a cualquiera en pocos días. Camps se va hacia la microeconomía, esa que en su Comunidad parece que bate todos los registros de la inmersión.
Escribo mientras Diego nos cuenta lo nuestro, o sea, todavía estamos donde estábamos. Un dato poco alentador. Del equipo ganador, el que más sabe de un determinado departamento, no lo va a encabezar. Pongamos que hablo del presidente del Parlamento. Me importan ahora muy poco las razones. Si la Educación la encabeza quien se dice que la puede encabezar, pasará al terreno de lo milagroso que mejore en algún aspecto.
Y el verano ha llegado, y aquí lo recibimos con fresco y un poco de lluvia después de una de las primaveras más secas y cálidas de nuestra historia reciente. Ni en eso hay acuerdo. Una cosa son los datos objetivos y otra las percepciones. Atención a las próximas reuniones con amigos o familiares. ¿Nadie les ha dicho todavía el frío que han pasado en abril o todo lo que ha llovido en mayo? Afortunados nos podríamos considerar si la discrepancia se quedase ahí. Pero tenemos demasiados frentes abiertos y el meteorológico-climatológico no dará mucho más juego, salvo que el alcalde de la capital declare la guerra a la demarcación de Costas a causa de las arenas de La Magdalena.
Espero que me hagan el mismo caso de siempre, o sea, ninguno, pero ciudadanos voluntarios, encabezados por la Corporación, armados con las palas y cubos de sus hijos, arreglando el escalón que las mareas han creado, sería un puntazo para empezar el verano. La foto de un alcalde y sus concejales y concejalas, descamisados y sudorosos/as ocuparía la primera página de los diarios locales y alguna interior de los nacionales. Lo otro, las rocas, le añaden a esa playa el encanto que tenía antes de que empezaran a fastidiarla con los rellenos. Un remate con baño, en el atardecer, incluso anochecido, el jueves 23, con algunas fogatas en la arena, elevaría a Iñigo a la altura de Matías, Celedonio y Emeterio. Con la Virgen del Mar reconozco que no me atrevo.