lunes, 26 de noviembre de 2018

El negocio de la guerra


Estamos a una luna del invierno, de las navidades, del Boxing Day y de las rebajas y acabamos de pasar por el Black Friday, prodigio de importación que da lugar a bromas sobre todo lo que hemos ahorrado los que no hemos comprado nada. El comercio, rasgo de identidad de la humanidad desde que abandonamos las cuevas, los grandes movimientos de la balanza comercial, empiezan a amenazar directamente la propia idea de Democracia. El Mercado y la Democracia, opuestos teóricamente al control y la planificación que habían cargado con el déficit democrático, se ven ahora en el papel del amante lesbiano. La privatización de algún tribunal sectorial no es buena señal.

El sábado tuvo lugar en Santander una jornada de estudio y debate sobre el mercado y la democracia, con el negocio de la guerra entre el escaparate y la trastienda. Me ha parecido mejor el diagnóstico que las propuestas de tratamiento y solo es una constatación. Hace un tiempo, quizá hubiera salido del debate una propuesta de revolución mundial. Ahora es posible que los descontentos simplemente estemos esperando a que su propia voracidad o el movimiento feminista, objetivamente el adversario más sólido del sistema, enderecen un rumbo que en los últimos decenios no ha hecho más que ir a peor. A peor para la mayoría de la población mundial. O así se ve desde aquí pero puede ser que no sea exacta esa visión.

Se habla de una cuarta revolución industrial, basada en lo digital, que está cambiando el mundo en sentido negativo. Hace cuarenta años la robótica supuso una esperanza de un trabajo mejor. Más cómodo. Mejor pagado… Solo hace diez que todavía personajes como Sarkozy apostaban por un sometimiento de la economía a la política. Gestores brillantes de la cosa pública habían tratado de consensuar los dos aspectos: Soberanía pública y gestión privada. Hace pocos días, tratando de digerir alguna ocurrencia de ese nuevo PP de Casado, que para no condenar el fascismo sugiere poner en el mismo paquete al comunismo, recordé a Renato Zangheri.

Alcalde de Bolonia cuando yo estaba en la Universidad, en tiempos de Franco. Algunos distritos de la capital de la Emilia-Romagna recogían entonces hasta el 80% de los votos para las listas del PCI. Su nombre junto a los de Novelli o Fassino en Turín, y a los de cientos de alcaldes en la mayoría de las ciudades del centro-norte de Italia, más tarde también en el sur, incluyendo Roma y Nápoles o Palermo, eran de esa adscripción. La obra de Zangheri tuvo algún papel en la cocina del pacto que Guerra y Carrillo firmaron en 1979 y que llevó a los principales ayuntamientos de España un nuevo aire democrático y progresista ¿Eso es lo que quiere prohibir el PP?

A ese nuevo PP y sus posturas no tan nuevas sobre migrantes y aspirantes a refugio, habría que recordarle el ciclo del agua -Evaporación/ Condensación/ Precipitación- ya que el de la guerra no es muy distinto: Comercio de armas/ Uso de las mismas/ Huida de la población afectada… Y llegan. Y tratan de entrar y… Cuando se habla de los señores de la guerra ¿Incluye a los fabricantes de armas? La guerra como negocio ha dejado de ser una ficción de los guionistas de Hollywood. En todo el Oriente más cercano, donde  la herencia de la I Guerra Mundial y el reajuste de fronteras causado por la derrota otomana, más la creación del Estado de Israel,  la guerra es una realidad cotidiana. Nazanín Armanian afirmó, en la jornada citada, que de hecho eso es la III Guerra Mundial.

Queda una cubierta para todos estos problemas por si no fuera ya suficiente. Si se teclea en Google climate change & cities resultan alrededor de 174 millones de resultados. No nos queremos enterar. Un nuevo doctor por la Universidad de Cantabria cerró el pasado viernes la brillante defensa de su tesis doctoral con una viñeta de la historia  del lobo y los tres cerditos. Pues eso, uno o más lobos están llegando


lunes, 19 de noviembre de 2018

Smart escolleras


En esta ciudad desde la que escribo y en la que nací, puede parecer que el  menos ilustre tiene entre un B2 y un C1 de inglés. Hace mucho tiempo su anterior alcalde la incluyó entre las ciudades inteligentes. Esa es una acepción de smart y seguramente no es la primera. Aunque pueda sorprender a algunos, no conservo en mi nueva dirección ningún buen diccionario en papel, salvo uno de la lengua vasca y me tengo que fiar de lo que aprendí en la Escuela Oficial de Idiomas y de lo que aparece por la red  que no siempre resulta fiable. Ahí tenemos el caso de la concejalía de cultura y el uso de casco-helmet para definir  una parte de la ciudad. Casco histórico/historic helmet, con un par y a Fitur nos fuimos con la etiqueta.

No sé si mis nietos consultarán alguna vez alguno de los buenos diccionarios que manejaban sus abuelos, pero para ellos han quedado. El caso es que smart tiene una acepción de elegante, bien vestido convencional, anterior a su acepción de inteligente. Así debería haber sido para el señor de la Serna, pero se inclinó por la otra y nos puso de smart-inteligente la sopa perdida. Alguna acepción de rapidez también puede caber en el vocablo importado y eso no se lo vamos a negar. Cinco meses después de haber abandonado su última silla pagada con dinero público, el Ministerio de Fomento, parece que ha fichado por la empresa con la que hicieron de Santander una ciudad inteligente. Elegante ya lo era. Algunos hemos perdido horas buscando la plaza de aparcamiento libre de la calle Gándara, pero quién va a reparar ahora en eso.

Encaramos la recta final del otoño con cierto barullo que podría haber dicho el anterior presidente del gobierno, el jefe de la dimitida Cospedal. El que nunca se enteró de nada y es posible creerlo. Empezamos semana con una muy poco frecuente huelga de jueces y fiscales. Además de mejoras laborales, siempre lógicas y más después de una austeridad/austericidio de dos lustros, creo que reclaman mayor y mejor independencia. Y ahí si que podemos ir todos juntos pero, como tantas veces, qué bueno sería predicar con el ejemplo.

También es semana reivindicativa de la igualdad más básica, la que tiene por iguales a todos los ciudadanos, independientemente de su sexo al nacer o de su opción posterior. Y esa igualdad debe tener como primer peldaño la ausencia de violencia en el trato y el domingo es la jornada contra esa violencia y, me puede estar sonando que la fragmentación también ha llamado a la puerta de los movimientos de mujeres después del enorme logro del pasado 8 de marzo. Aquí hay actos el sábado y el domingo… Supongo que el morado/lila dominará en ambos. Puede que el movimiento francés contra los precios de los carburantes haya escogido el color amarillo no por casualidad. Y cómo serán los pasaportes británicos post-Brexit? Azules como los de antes. Ahora reivindicaremos el burdeos como un color internacionalista. Que tome nota Borrell. Hay que lidiar Gibraltar. Otra vez.

Pero los listos, listos de verdad, sin traducciones confusas, son quienes consiguen que una administración del Estado les autorice una obra el mismo día que la solicitan. Pongamos la demarcación de Costas del Ministerio de Fomento. Puede y suele coincidir que también sean elegantes. Si te apellidas dos-en-uno, con guión intercalado, tienes ya mucho avanzado. Si eso te ocurre en los dos apellidos y no has llegado a jefe de gobierno… es posible que te falle alguno de los smarts o que no estés interesado. Te vale con que lo público se ponga a tu servicio. Hoy no voy a volver al diccionario pero entre escollo y escollera seguramente que salía algo graciosillo.

Lo que pudo haber sido una gran noticia hace cuatro años, llega ahora. Un poco tarde. Hoy se ha anunciado la confluencia de la izquierda para las municipales en Santander. Smart/rapidez ahora. Todavía nadie de esa confluencia  ha explicado a sus potenciales votantes la razón por la que no pudo ser en 2015. Y ahora, con el conflicto interno en Podemos abierto en canal, incorporar a una parte, qué mensaje manda a la otra? Según cómo se resuelva ese conflicto, la confluencia en la capital podría dañar la regional?

lunes, 12 de noviembre de 2018

Un centenario [para mis nietos (01)]


Hace un siglo mi padre estaba a punto de cumplir siete años y a mi abuela le faltaban algunas semanas de gestación para que naciera mi madre. Mi suegra, como mi padre, también había nacido en noviembre. Iba a cumplir cuatro años el día que oficializaron que aquella primera guerra industrial había terminado. Ninguno de ellos debió enterarse en aquellos días. Tengo más dudas sobre mi suegro. Vuestro bisabuelo José Mari era algo mayor que mi padre, pudo enterarse al día siguiente por la prensa.

No me importa reconocer, al contrario, que cada vez estoy más preocupado por el mundo que os dejamos. Diez años después de acabada aquella guerra se podría decir que la pendiente hacia la siguiente ya era muy acusada, pese a que algunos aspectos de los bailes de lujo lo ocultaran. La crisis financiera estaba a meses vista, Mussolini había convertido Italia en una finca particular de los fascistas y Trotski ya era un perseguido oficial en su país natal. Diez años más nos colocaron ante la  Kristallnacht y todavía pasaron diez meses hasta que las democracias occidentales tomaron nota, en serio, de lo que significaba Hitler.

Otro salto de un decenio nos coloca en la resaca de la otra gran guerra, que dejó a la primera en algo casi infantil. El telón de acero, el plan  Marshall, la creación del estado de Israel/el inicio del drama palestino…marcaron un mundo que ha sido el de vuestros abuelos que todavía no habían nacido. Y otros diez años más nos ponen en 1958. Yo ya leía el periódico. La noticia del año pudo ser la llegada al Vaticano de un Papa, Juan XXIII, que el franquismo etiquetó de rojo sin reparos. Y la carrera espacial, con ventaja soviética al inicio o una paz con Marruecos que terminó una guerra, otra más, muy moderna, de las que no se declaran. Como las actuales. Pero en Ifni murieron algunos españoles. Y las fronteras se retocaron y el contencioso quedó abierto. Hasta hoy.

De 1968 ya se ha hablado bastante en este blog.  Vuestro abuelo cumplió los 18 ese año y diez años más tarde se murieron dos Papas. Y en las dos ocasiones estaba en Italia, la primera, en agosto, de vacaciones. Mi primera visita a Pompeya, con vuestra abuela y Jaume y Pilar. Elegimos un lunes. No pasamos del aparcamiento. Estaba cerrado el recinto arqueológico. El otro Papa duró muy poco y en mi visita a Turín, en el puente del 1 de noviembre, por razones muy cercanas al trabajo, coincidió que apareció muerto. He tardado exactamente cuarenta años en volver a Pompeya.

No quiero rescatar historias universales para 1988. Exactamente el 8 de agosto (8/8/88) volé a Nueva York. Pasé miedo en mi primer vuelo trasatlántico. Había un problema de condensación en los compartimentos del equipaje de cabina y las azafatas colocaban pañuelitos de papel para que el goteo no molestase a los pasajeros… Iba en busca de vuestra abuela pero vuestro padre quedaba atrás, en Buendía, ese otro pueblo familiar… Lo mismo os digo de 1998. Rescato una Nochevieja en el Nilo, camino de Luxor, aprovechando que vuestro padre había vuelto a Newburyport (MA)

2008 es un año negro en nuestra familia, pero en los últimos días de noviembre, a punto pues de cumplir su décimo aniversario, pudimos tomar una de las fotos míticas que desde entonces nos acompañan y que os voy a buscar. No sé si con esto podéis pasar con buena nota un examen de Historia. Mi intención es que os coloquéis en marcos de referencia propios y ajenos y que le deis alguna importancia al nada-nuevo-bajo-el-sol. Hay que seguir. Mientras el planeta no se detenga, hay que seguir. Ayudar a que no se pare siempre que nos resulte posible y tomarnos, también, nuestros respiros y buena nota de lo que ocurre alrededor.





lunes, 5 de noviembre de 2018

Ciudad y puerto

Esta ciudad es consecuencia de su puerto. Desde hace dos mil años. Desde que Augusto se cansó de los cántabros y de la guerra que le daban. La ciudad y el puerto se han ido desarrollando juntos, no siempre con cordialidad. El accidente más grave ocurrido en la ciudad, tras las pestes medievales, que también llegaron por la mar, tuvo origen en el puerto.  El vapor Cabo Machichaco, de la compañía Ibarra, se hundió el 3 de noviembre de 1893 tras una explosión de una carga no declarada de dinamita. Causó cientos de víctimas y arrasó los barrios más próximos a los muelles. Hoy, quizá mañana, llega un barco a cargar explosivos a este puerto. O armas. O las dos cosas. También los británicos recuerdan el 5 de noviembre por temas explosivos.

En 125 años no hemos aprendido totalmente lo que se puede y/o se debe hacer. Este puerto comercia con armas y explosivos desde hace muchos años. La novedad que aporta la naviera saudí Bahri, que opera desde marzo en Santander para no soportar el malestar ciudadano que su actividad provocaba en Bilbao, es traficar con un país que mantiene una guerra, -Yemen- rompiendo los acuerdos internacionales suscritos por España sobre comercio de armas y explosivos en esas situaciones. Las operaciones de estiba las realiza, algunas veces, a muy poca distancia del Barrio Pesquero. No quiero imaginar que se pueda repetir una catástrofe como la de hace 125 años.

Mantener ese comercio con Arabia le ha dado la oportunidad a Pedro Sánchez de afinar una versión 2.0 del gato blanco/negro cazando ratones de Felipe González. Hay algo más que un peligro potencial para uno de los barrios más densamente poblados de esta ciudad. Es el insoportable hedor de las comisiones de un tal king. Se habla, a veces, de una teocracia feudal con referencia a la monarquía saudí. Lo nuestro es diferente.

A las autoridades portuarias les preocupa, mucho más que esos tráficos ilegales, la presencia en las proximidades del puerto de un puñado de personas que intentan alcanzar el Reino Unido sin visado y/o sin pasaje. El puerto es una frontera exterior con líneas regulares con las islas Británicas. Quieren elevar un muro entre la ciudad y el puerto para evitar que de vez en cuando se cuele un polizón, uno al mes aproximadamente en el tercer trimestre. A alguien le falta cordura por aquí y espero que no sea a mí.

Esta ciudad tiene una Universidad pública bien colocada en diversas clasificaciones. No sé de qué especialidad es su rector. Probablemente no es de Historia. Si lo fuere no hubiera dado las explicaciones que ha dado para justificar la cesión del paraninfo universitario para un acto de Vox. Debería preguntar en el departamento correspondiente lo ocurrido en las universidades alemanas a partir del curso 1933/34. Incluso antes. Ser tolerante con la intolerancia es ayudar a las utopías regresivas y/o reaccionarias,  las que tienen el pasado como meta. Creamos el fantasma y después lo cazamos. Válido no solo para migrantes.

Hay una nueva utopía con las fronteras abiertas. En casi cualquier lugar se encuentran grupos ciudadanos que reaccionan contra tanta sinrazón. En un pequeño pueblo del sur de Calabria, Riace, el alcalde, desterrado por Salvini, denomina a ese fenómeno la utopía de la normalidad. Puede que sea un iluminado. En Andalucía ha habido algún alcalde parecido. Hace meses, ciudadanos de Calais en el norte de Francia, tuvieron que echar el resto ante su prefecto para que no les considerara delincuentes por facilitar comida o higiene básica a los más desgraciados que se la juegan en el túnel para llegar a Gran Bretaña.

Como el lunes pasado estaba de vacaciones me he comido un borrador que se titulaba Quid prodest? Ya no hace falta… La guerra civil en Podemos Cantabria tiene vencedora oficial. Beria, Stalin, puede que incluso Robespierre deben estar avergonzados en sus tumbas. Sopas con honda les han dado por aquí. Afortunadamente, tanto en diciembre de 2015 como en junio de 2016, publicité mi voto y mi confianza en Rosana Alonso y no en su partido. Si les vale mi consejo, lo único que pueden hacer los demás que negociaban listas conjuntas con Podemos es apartarse de semejante infierno.